Subir el salario o mejorar la economía - LJA Aguascalientes
16/11/2024

 

El salario mínimo en México es una referencia legal para aplicar sanciones. Así lo dijo el actual dirigente de los trabajadores en el estado. Tiene razón. Acción Nacional se ha aferrado a armar una campaña, una consulta para subir el salario mínimo acorde a las necesidades del trabajador, tal cual lo afirma la Ley Federal del Trabajo. Uno que alcance para cubrir las necesidades mínimas humanas que van desde las biológicas hasta las del esparcimiento. En teoría es cierto, es necesario replantearse el método de cálculo al salario mínimo. Pero, ¿es posible esto?

Entender los sistemas económicos, pretendiendo que se pueden explicar en un plano dimensional, es pensar lo que Forrest Gump cuando pensó que llovía de abajo para arriba, es decir, en apariencia puede estar lloviendo de abajo hacia arriba, pero en realidad no se puede. El salario no deja de ser un problema económico, aunque en la realidad mexicana siempre se tratará como un tema político y constitucional. En efecto, como lo he comentado en otros tiempos, los cambios sociales no se dan por decreto, quizá inician con un decreto, pero unos cambios se dan por inercia y otros por un empuje obligado, por ejemplo, pagar los impuestos, a ésos ni cómo huirles.

La respuesta a quienes pretenden subir el salario y por decreto mejorar las deplorables condiciones económicas de quienes viven con un salario mínimo diario, no se las daré yo, ni nadie, sino la misma tendencia de la economía. Las variables económicas no están tanto en subir los minisalarios -como alguien les ha nombrado- sino en modificar toda la “matriz” mediante la que se generan estos salarios.

El salario mínimo o cualquier salario, es el resultado de una relación entre el esfuerzo -mayor o menor, suficiente o no, intelegiente o no- de una persona con la realización de una actividad que es cobrada. Es el pago al trabajo, independientemente de las condiciones en que éste sea llevado a cabo. Este salario depende, pues, de muchos factores. En la empresa, el salario es producto de que el trabajador realice su actividad y esa actividad -como en la teoría del calor, la energía- se convierta en joules que transformen su esfuerzo en la retribución económica periódica, esto es, trabajan para que les paguen. Este pago, proviene no sólo de su trabajo, sino de una serie de acciones que se dan en distintos momentos: de las ventas de una empresa, que están motivadas por el mercado (la oferta y la demanda) y que son influenciadas por los mercados locales y globales. Dependen también de las tasas impositivas y de las condiciones fiscales que rodean al contexto productivo de lo formal. Asimismo dependen de otros factores como la competencia en productos similares o sustitutos, y dependen de la labor que realizan quienes venden los productos que el individuo operador (suponiendo que ese sea el caso) transforma a cambio del pago que recibe. Cuando cualquiera de estos elementos que menciono y otros que pudieran quedar omisos u ocultos, se modifican en lo más mínimo, toda la interrelación que existe entre estos elementos, también cambia. Es lógico, el salario depende de las variables que le suceden y le anteceden y sólo algunas tienen que ver con el gobierno (los impuestos, los contextos económicos, las crisis, la inflación), y todos los demás se relacionan con la vida de un mercado que cada día se hace, sí, más consumista, pero también más caprichoso.

El salario mínimo, en efecto, hoy por hoy, quizá sea una medida para sancionar o multar, pero de todos modos es la pauta para pagarle a los que ganan lo que ganen, muchos o pocos salarios mínimos. En efecto también, debe ser considerado en su ajuste, pero considero innecesario hacerlo desde la vida del estado y de la política solamente, sino partiendo de la visión del empresario que es quien lo paga. Mire, supóngase que subimos el salario mínimo a los 250 pesos que se han manejado, ¿a quién cree que afecte más este hecho? A los precios seguramente y con ello a quienes pagan los precios en el mercado, que somos quienes no ganamos un salario mínimo, pero también ellos y entonces esa subida de su salario sólo servirá para seguir viviendo de una manera ajustada en la satisfacción de sus necesidades mínimas. Lo ideal sería subir el salario y que todo siguiera igual: los impuestos, la inflación, los precios, la competencia, las ventas, etcétera. Pero eso sabemos todos que es imposible.

La solución a un problema de salario mínimo no es subirlo por decreto sino ajustarlo en un consenso entre la empresa, la autoridad y los trabajadores, y no es un tema que tenga un fácil arreglo, porque hay que analizar las consecuencias sociales y económicas de estos cambios, no sólo las ganancias políticas que esto pueda tener. Todos estamos a favor de que los trabajadores ganen mejor y que satisfagan sus necesidades más apremiantes, pero tenemos que encontrar un equilibrio entre subir el salario, bajar los impuestos, incrementar la productividad de las empresas, mejorar los contextos en el emprendedurismo que inicia a generar nuevos empleos y otros factores necesarios de considerar.

Subir el salario no es una solución con visión estratégica, y si no lo es, no debe ser siquiera un tema de debate, quizá sea mejor la bandera aquella de “mejorar las condiciones de los trabajadores más marginados” y con ello entrarle a buscar respuestas sistémicas y de fondo.

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