El banquete de los pordioseros / Il Prete Rosso - LJA Aguascalientes
21/11/2024

Difícilmente creo que exista un ser humano del mundo civilizado, aunque ya será otro asunto aclarar qué entendemos por “mundo civilizado”, pero apelando al sentido común, el menos común de los sentidos, me atrevo a asegurar que no hay un ser humano que habite estas latitudes de la civilización, que desconozca quién es Antonio Vivaldi, es uno de los lugares comunes, una de las referencias obligadas en el contexto, no solamente musical, sino de la cultura de occidente, y claro, una de las más estimadas glorias del período musical barroco.

O no sé, lo que pasa es que yo crecí escuchando a Vivaldi, pero también a Bach, Beethoven, Mozart, Tchaikovsky o Brahms, y entonces me parece obvio que estos compositores sean simplemente asunto cotidiano. Una vez un buen amigo me dijo que no estaba seguro de si yo era muy presuntuoso o muy ingenuo. Muy presuntuoso por pretender dar a conocer a todo mundo que yo era una persona de cultura (en el hipotético caso de que lo fuera), o muy ingenuo al suponer que todo mundo conoce a esos compositores que para mí es normal, o hasta obligatorio conocerlos, es como dar por hecho que todos sabemos que el semáforo en rojo indica alto o que la aspirina mitiga o hasta quita ciertos malestares sin la necesidad de ser médico. Bueno, en realidad no creo ser ni presuntuoso ni ingenuo, simplemente creo que el contacto con el arte, y en este caso concreto, con la música, nos hace mejores seres humanos, más sensibles a lo que nos rodea y menos indiferentes al dolor ajeno, por eso creo que todos debemos estar cerca del arte en general y particularmente de la música, simplemente porque todos, eso espero, queremos una mejor sociedad.

El pasado 28 de julio se cumplieron 273 años de la muerte de Il Prete Rosso, así que a manera de pretexto, quiero servirte hoy a la mesa el banquete aderezado con la música de este genio.

Evidentemente el objetivo no es recordar que Antonio Vivaldi escribió poco más de 770 obras con 477 conciertos y no sé cuántas óperas, por cierto, alguien, a manera de crítica dijo en alguna ocasión que Vivaldi había escrito 477 veces el mismo concierto, aunque para diferentes instrumentos solistas. Por Dios, nada más injusto con el presbítero rojo, su influencia permeó en la forma de hacer y entender la música de su tiempo, incluso hasta nuestros días, incluso el mismísimo padre de la música, Johann Sebastian Bach, fue uno de los más dedicados estudiosos de la música de Vivaldi, tanto que por la inobjetable influencia del compositor veneciano, Bach perfeccionó el concierto barroco, influencia que permanece vigente hasta nuestros días, incluso cuando la música académica nos parece cada más más atrevida y menos convencional.

Pero te decía que el objetivo de las presentes líneas no es el de llenarnos de datos o de un recapitulación histórica de la obra de Vivaldi, ni hacer un repaso a su muy extenso y delicioso repertorio, en todo caso, lo que pretendo es ofrecerte una apreciación personal de la música de este compositor italiano, porque indudablemente, ha sido muy importante en mi vida y ha sido una de las causas por las que la música se ha convertido para quien esto escribe, en una verdadera forma de vida.

Lo curioso es que más de una vez me he tomado el atrevimiento de decir que mis compositores favoritos, en términos de música académica, son las famosas tres B’s alemanas: Bach, Beethoven y Brahms, pero además, y en el mismo nivel de importancia, tengo que agregar a Bruckner y Mahler, sí, su alteza real, Gustav Mahler. Como te darás cuenta en la lista de mis compositores VIP (cómo odio este término de VIP), no aparece ni Mozart ni Vivaldi, a Mozart lo menciono porque es prácticamente una referencia obligada, a todo mundo le gusta Mozart, pero te diré algo acá entre nos, no se lo digas a nadie porque los puristas de la música van a pedir sin misericordia mi cabeza, pero no soy exactamente lo que se considera un mozartiano, es decir, el compositor de Salzburgo no es definitivamente de mis favoritos, me gusta, a quién no, pero no es de los que me llevaría a una lista desierta. Y Vivaldi, bueno, es el tema de este Banquete.

En efecto, no es de mis favoritos, pero cuando escucho su monumental Gloria, tengo la capacidad de ver al mundo diferente, como si todo fuera más fácil y todo tuviera sentido, sobre todo en la versión de los Solistas Barrocos Ingleses, el Coro Monteverdi y la dirección de Sir John Eliot Gardiner. Escuchar sus “Concerti per Molti Istromenti” en la versión, no sé, por ejemplo de I Musici, me hace sentir que vale la pena luchar por las cosas en las que crees, que si en la historia hubo alguien que escribiera esos deliciosos sonidos entonces cualquier cosa puede ser posible y que las cosas buenas pueden y deben seguir sucediendo.

En fin, Antonio Vivaldi murió el 28 de Julio de 1741, hace 273 años, casi tres siglos y el mundo sigue disfrutando de su música, nos seguimos sorprendiendo con ella, porque ésta, evidentemente, permanece vigente, por eso, creo yo, vale la pena acercarnos a la buena música, a la que no es perecedera, que no es moda, que no tiene fecha de caducidad, o dime tú, que ocupas un lugar en la mesa de este Banquete, el tiempo es tan corto, ¿para qué perder el tiempo escuchando bazofia, verdaderos bodrios, cuando ese tiempo lo podemos aprovechar consintiendo a nuestros oídos con estas mieles llamadas a ser eternas?

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