Si, como yo, ustedes creían que a partir de El planeta de los simios: Confrontación la cartelera cinematográfica se había arreglado y estábamos listos para todos esos prometidos magníficos blockbusters del verano, lamento informarles que estábamos equivocados, ha pasado una semana de aquel estreno y estamos de vuelta a las cintas mediocres de antes.
Cuando vi el poster y el tráiler que anunciaba Trascender me emocioné por dos cosas, primero, por ver que Johnny Depp había abandonado su look de hippie y volvía a interpretar un personaje de “persona normal” sin maquillajes ni afectaciones y, segundo, porque el tema prometía ser interesante, una filme de ciencia ficción que aborda un tema que todos, cuando menos una vez, hemos pensado como una posibilidad, el poder trasladar nuestra conciencia a una súper computadora y así tener una probadita de eternidad.
Desafortunadamente, como en muchas de las cintas actuales, el tráiler es lo mejor de toda la producción, la cual resultó ser lenta, sin ritmo, sin gracia y sin coherencia. Hay una serie de líneas temáticas que se plantean que son prometedoras pero que no se exploran, quizás una vez que el director se vio ante la realidad de plasmar visualmente lo que estaba escrito en el guión optó por no meterse en ese “agujero de conejo” que sin duda hubiera resultado muy complicado para él, aunque mucho más interesante para los espectadores.
Visualmente la película hace un ligero guiño a las producciones de Christopher Nolan (no por nada el director es el fotógrafo de cabecera de Nolan) ya que en ésta se explota el recurso de imagen obscura en la que los personajes y las cosas apenas se adivinan, contrastadas con unos níveos y estériles espacios -muy parecido a las instalaciones de Lucius Fox en El caballero de la noche- que a primera vista parecería que proporcionan un toque tecno-futurista, pero la sensación real es como de un filme antiguo de ciencia ficción, de aquellos que trataban de adivinar los adelantos que traería el cambio de milenio.
La historia empieza muy bien, Will Caster es uno de los mejores científicos en el campo de la inteligencia artificial, y aunque es admirado por muchos, también es odiado por otros, esos grupos radicales que “sienten pasos en la azotea” cuando los hombres de ciencia se meten con cuestiones que consideran netamente divinas -como crear una máquina con conciencia y discernimiento-, así que más tardamos en conocer al Dr. Caster y a su esposa Evelyn (su colega también, por cierto) que él en sufrir un atentado, del cual sale herido, pero vivo.
Apenas nos estamos congratulando de la suerte del doctor cuando conocemos que está sentenciado a muerte a consecuencia de la radiación emanada del proyectil que recibió en el atentado, esto pone en alerta roja a Evelyn y a sus colegas Max y Joseph -este último un altamente subutilizado Morgan Freeman- iniciando una loca tarea que busca “subir” a la red la consciencia de Caster cual si fuera un sofisticado software, siempre con el grupo radical pisándoles los talones.
¿Cómo ven? ¿Interesante, verdad? Efectivamente, pero a partir de ahí, todo el resto de la película continua es espiral descendente.
Mientras Caster comienza a tomar el control de su nuevo ser, Max se desliga del proyecto adivinando que han cometido un error y que este nuevo Caster-Máquina, no es solamente él sino una mezcla con la computadora que es incapaz de discernir entre el bien y el mal.
Los años pasan y Caster y Evelyn viven cada vez más solos en unas enormes instalaciones en donde el doctor trabaja en encontrar formas de expandirse hasta tomar el control de todas las cosas, animadas e inanimadas.
Trascender es una mezcla de muchas cosas, plantea las bondades y los riesgos de la tecnología, así como cuestiones filosóficas y hasta religiosas, pero, como decía, no se extiende más, ni se pronuncia en ningún sentido, pero tampoco deja plantada en la audiencia la necesidad de debatir al respecto.
A menos de la mitad de las dos horas de proyección uno puede sentir la incomodidad del director al no saber por dónde continuar su historia, y entonces el espectador empieza a sufrir las “patadas de ahogado” tanto de Pfister como de Paglen -el guionista- cuando terminan “resolviendo” todo con el uso de unas cuantas explosiones, carros que vuelan, disparos, muertos que regresan y una escena pseudo-erótica, todo aderezado con pinceladas “científicas” y una legión de nano robots que ayudarán al científico a extender su poder en la tierra, claro, todo por el bien de la humanidad. “Mi lógica es innegable” diría VIKI la computadora de Yo robot.
Lo mejor que podemos decir de Trascender es que plantea un tema que esperemos que mejores guionistas y mejores directores retomen en años por venir. Finalmente, una sugerencia a Wally Pfister, “zapatero a tus zapatos”, regresa a hacer magia con la fotografía como sólo tú sabes hacerlo.
Productor: Andrew A. Kosove, Broderick Johnson, Kate Cohen, Marisa Polvino, Annie Marter, David Valdes y Aaron Ryder; Director: Walter Pfister; Guión: Jack Paglen; Fotografía: Jess Hall; Edición: David Rosenbloom; Música: Mychael Danna; Elenco: Johnny Depp, Rebecca Hall, Paul Bettany, Cillian Murphy, Kate Mara, Clifton Collins, Jr. y Morgan Freeman; Duración: 2 horas.