Estimado lector, el día de hoy haré de lado las noticias económicas y políticas para hacer un pequeño homenaje, en vista de que parece que no habrá eventos por ese aniversario tan significativo para los que somos egresados de esa institución.
Este año, para ser más específicos, en el mes de Agosto, la Universidad ahora llamada Panamericana campus Bonaterra, antes conocida como Universidad Bonaterra, cumple veinticinco años de ser fundada.
¿Por qué este pequeño homenaje?
Porque soy de los arriesgados y afortunados que pertenecimos a la primera generación de esa Universidad, la cual fue un parteaguas para la entidad, al ser la primera Universidad que existía además de la Universidad Autónoma de Aguascalientes. Y porque reflejaba de manera extraordinaria lo que la clase empresarial de Aguascalientes era.
¿De dónde nace la Universidad Bonaterra? Tuve la oportunidad por otro tipo de investigaciones realizadas, de sostener una serie de pláticas con el primer rector de esa casa de estudios y además de conocer más o menos la historia tuve de primera mano la historia detrás de la fundación de esta casa de estudios.
Todo nace de un curso del IPADE, que vino a darle a varios empresarios a Aguascalientes, y de allí nace la inquietud de que para que Aguascalientes creciera de manera importante, necesitaba dos cosas primordialmente, un hospital de tercer nivel, y una universidad que sea semillero de las nuevas generaciones de empresarios. El hospital de tercer nivel si bien es cierto era una prioridad, ya había dos hospitales haciendo esfuerzos importantes para lograr eso, uno público, el Hospital Hidalgo y el otro el que en aquel entonces era una asociación de varios médicos para hacer un hospital privado digno, el Hospital CMQ. Así que se dieron a la tarea de hacer una Universidad. Dicha Universidad nace entonces de parte del empresariado, con muchos esfuerzos, y con muchas ilusiones. De hecho los terrenos fueron donados por parte de uno de los empresarios, el esfuerzo de varios más hizo los edificios y a contrarreloj se da inicio en 1989. Los que formamos la primera generación de dicha Universidad, verdaderamente estuvimos en la primera Universidad privada, porque estaba privada de todo, empezamos en las caballerizas de la antigua hacienda de Ojocaliente, y como hacía la analogía José Romo Saucedo, “pasaron de ser los abrevaderos de los animales, para ser los abrevaderos del conocimiento, el primero apagaba la sed natural, el segundo, daba de beber la sabiduría”. Fácil, no fue. Pero creo, sobre todo por esa primera generación, que se hicieron bien las cosas. Muchos de los que egresamos hicimos empresa, algunos con éxito, otros, con resultados ambivalentes. Tuve la gran oportunidad de empezar a dar clases un semestre después de que salí de la Universidad, ya egresado y titulado, y he visto la transformación de la misma.
Ya han pasado varios rectores, después de José Romo, Miguel Ángel Ochoa, que se perdió en el camino y ahora está en lugar de hacer gente de bien, hacer gente de casinos, Jesús Magaña, Rafael Cázares y ahora casi recién desempacado al Doctor Esquivias. Cada uno ha intentado darle su sello particular a la Universidad, pero la Universidad es más allá que una sola persona, es un conjunto de vivencias. Muchos se han quejado, “si fuera como en Guadalajara, si fuera como en México”, cuando la verdad es que deben entender que si es diferente es por su esencia inicial, y el sello que le hemos impuesto todos los que hemos salido de allí. Nació como una incubadora de empresarios y de allí han salido varios a grandes ligas.
Esta Universidad dio pie a que se crearan muchas más. A que hubiera otras oportunidades de estudio, y a que no sólo se hicieran buenos profesionistas, sino profesionistas buenos. Quizá el granito de arena que he dado a través de estos 20 años de dar clases (con algunos sabáticos, ya sea por decisión personal, o por diferencias por cómo se llevaba adelante las cosas en la misma) hayan sido suficientes para que la mística empresarial de la Universidad no se haya perdido.
Pues si van a celebrar o no en la casa de estudios ya no me importa, este es un pequeño homenaje a todos los alumnos, profesores, administrativos y demás (sin dejar de pensar en los que ya se fueron en el camino) que pasaron por sus aulas, pasillos. Que sean veinticinco más, y descorcharemos una botella de vino y brindaremos por todos mis compañeros. Salud.
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