Deja que pase el mundial / El Canto del Zenzontle - LJA Aguascalientes
16/11/2024

En la edición del domingo 13 de julio del presente año el diario español El País publica la columna Piedra de Toque del Premio Nobel de Literatura 2010, Mario Vargas Llosa, quien reflexiona sobre la cataclísmica derrota que sufrió la selección de Brasil ante su similar de Alemania en un texto titulado La careta del gigante, el autor de La Ciudad y los perros, señala que si bien le dolió la derrota, al final de cuentas no le sorprendió tanto, ya que la famosa Canarinha se parece cada vez menos a la mítica escuadra que acostumbraba deslumbrar a propios y extraños con su famoso joga bonito.

Como apunta Vargas Llosa, el descalabro deportivo brasileño es una manifestación de un fenómeno que, desde hace tiempo, representa todo el Brasil, tragedia que describe como: “vivir una ficción que es brutalmente desmentida por una profunda realidad”.

La ficción inició con el gobierno populista de Lula da Silva, quien impulsó una política que provocó la ilusión de un progreso social y económico, cifras maravillosas difundidas por el Instituto Brasileño de Geografía y Estadística señalaban que de 49 millones los pobres bajaron a sólo 16, mientras que la clase media aumentó de 66 a 113 millones.

Por supuesto no hubo tal milagro y el espejismo empieza a desvelarse, los maravillosos programas sociales se financiaron vía endeudamiento, se dio pie a una corrupción desmedida que ha llevado a la cárcel a altos funcionarios y que ha desalentado la inversión.

De acuerdo al Grupo de investigaciones sobre el desarrollo del Banco Mundial, el coeficiente de Gini (ideada por el estadístico italiano Corrado Gini) mide hasta qué punto la distribución del ingreso entre individuos u hogares dentro de una economía se aleja de una distribución perfectamente equitativa. Una curva de Lorenz muestra los porcentajes acumulados de ingreso recibido total contra la cantidad acumulada de receptores, empezando a partir de la persona o el hogar más pobre. El coeficiente de Gini mide la superficie entre la curva de Lorenz y una línea hipotética de equidad absoluta, expresada como porcentaje de la superficie máxima debajo de la línea. Así, un índice de Gini de 0 representa una equidad perfecta, mientras que un índice de 100 representa una inequidad perfecta.

Brasil es uno de los diez países más inequitativos del mundo, y lamentablemente en este rubro México no canta mal las rancheras (ni Argentina los tangos).

En el libro Distribución del ingreso y pobreza en América Latina, el Doctor Juan Francisco González Bermúdez, investigador de la UNAM, constata y argumenta que la mala distribución de la riqueza se ha disparado en los años recientes en México, y adicionalmente han aparecido otras manifestaciones patológicas de la pobreza tales como la delincuencia, la falta de convivencia de las familias, robos, violaciones, secuestros y un largo etcétera.

Todos los discursos y las estrategias persiguen un aumento del PIB para que la población pueda disfrutar del progreso técnico. Hacer que la economía crezca para solucionar los problemas de pobreza. Sin embargo, conforme pasa el tiempo, la riqueza se ha incrementado, pero la pobreza sigue persistiendo porque el reparto de la misma sigue siendo inequitativo.

Es decir, en aras del crecimiento, y la obtención de mejores índices macroeconómicos, algunos países optan por tomar medidas que benefician a los sectores sociales más poderosos, abandonan a los que realmente lo necesitan, y hasta hoy se ha conseguido que los pobres sean cada vez más pobres, los ricos cada vez más ricos, alimentando una insostenible injusticia social y logrando una destrucción del conjunto humano y sus valores.


Analizando una serie de datos en el libro que refiero, el Doctor González Bermúdez muestra como el índice de Gini en México, aunque disminuyó de 1996 (que era de 0.489) a 0.460 para el 2004, la disminución no ha sido realmente trascendental, siendo el último dato que reporta el BM es de 0.4716 en 2010.

A las formas tradicionales de la medición de distribución de la riqueza como el PIB o el PIB por habitante, se suman ya indicadores que se aproximan más a la realidad económica, como coeficiente de Gini. Sin embargo, las herramientas a nuestro alcance están aún lejos de arrojarnos información clara para determinar el grado de avance con relación a los valores de las sociedades modernas como son: los de la libertad y la vida, que junto con los de cooperación, ayuda mutua y solidaridad que se desplegaron en las sociedades tradicionales, al asumirlos en conjunto nos permitirían equilibrar las flagrantes desigualdades en el campo material y social que dificulta llegar a la cohesión social, con la que se nos facilitaría cumplir las promesas que tanto las sociedades tradicionales como las modernas no han podido cumplir y que pueden resumirse en: mayor libertad con mejores niveles de vida para todos sin hipotecar la vida en aras de la libertad.

El mundo se puso en pausa en cuanto rodó el balón, poco importó cualquier tragedia como la que padece en este momento el pueblo Palestino, o la gran desigualdad que existe entre pobres y ricos de los países del mundo, en especial del anfitrión. Era la hora del fútbol.

Hoy, ha ganado Alemania y el mundial de la FIFA ha terminado. Es buen momento para volver la vista a lo realmente importante, en Brasil y el resto del mundo, pero sobre todo en México.

Twitter: @manuelcortina [email protected]www.manuelcortina.com

 


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Manuel Cortina Reynoso

Colaborador Nessun Dorma | Abogado y político hidrocálido, Subsecretario de Gobierno del Estado de Aguascalientes y miembro del Colegio Nacional de Abogados Municipalistas.

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