Las personas que me conocen saben que es muy difícil dejarme sin palabras, y por lo común tengo fuertes opiniones sobre las cosas que me gustan y, sobre todo, a cerca de las que no me gustan, no obstante, acabo de pasar más de 15 minutos inmóvil frente al teclado tratando de encontrar las palabras con las cuales describirles la película que acabo de ver… claro que para estos momentos ya han leído el título y saben que me refiero a la última obra del director Michael Bay, Transformers 4. La era de la extinción, la cual resulta ser toda una experiencia, ¿buena o mala? Es algo que todavía no tengo claro.
Y es que no sé si describirla como el más maravilloso, increíble, espectacular, glorioso, visualmente indescriptible churro, o como la peor, aburrida, inconsistente, ruidosa, espeluznante, ridícula, exagerada y larguísima cinta del verano, porque Transformers4 es todo eso y más.
El otro día hablaba con un amigo cibernético sobre el cine y lo terrible que resultaba, generalmente, cuando los directores editaban sus cintas, pues tendían a alargar o mantener escenas que deberían ser cortadas, sacrificando el ritmo de todo el filme, sólo por regodearse en un determinado momento de la historia, favorito para ellos, pero que realmente no aporta nada. Es exactamente eso lo que creo que le pasó a Bay con esta cuarta entrega, habiendo probado ser redituable, lo dejaron solo para que se diera gusto, sin importar lo que la experiencia completa le pudiera proporcionar al público ¡y vaya que se dio gusto, y lo que le sigue!
Y es que este largometraje puede medirse en varios momentos y afectar al espectador de distintas maneras durante la proyección, Dios sabe que es suficientemente larga como para permitir que la audiencia pase por todos los rangos posibles de emociones y reacciones más de una vez durante la cinta.
Vamos por partes, en cuanto a los efectos especiales, visuales y generados por computadora, podrán imaginarse que no hay un pero posible, son es-pec-ta-cu-la-res. Los transformers en sí, son increíbles, las persecuciones, batallas y luchas cuerpo a cuerpo no tienen falla, y la musicalización de las mismas no hace más que agregarles valor. Lo mejor de todo es cuando aparecen los Dinobots, yo, la verdad, tuve ganas de aplaudir, sólo puedo decir ¡guau!…Calificación: 10 para Bay y los de los efectos, 9 para el musicalizador y 6 para el encargado de sonido pues la música continuamente opacaba los diálogos…pensándolo bien, ¡Punto extra para el del sonido!
La historia de la película es lo más débil de todo, es ridícula, sin sentido, aburrida y totalmente intrascendente, los parlamentos -particularmente de los humanos- están plagados de clichés y frases cursis, resulta que en esta cinta los humanos son el comic relief, y uno muy malo por cierto. Además hay un montón de escenas que son tan absurdas y que no brindan valor, que no me explico cómo fue que sobrevivieron a la tijera de editor, quien por otro lado, hizo un excelente trabajo con la conocida fórmula que le gusta tantos este director, jugar con las distintas velocidades del filme, logrando secuencias emocionantes… Calificación: 3 para el guionista y 7 para el editor.
Si hablamos de las actuaciones, tendremos que darles el beneficio de la duda, pues, ni el mejor actor puede sobreponerse a un mal guión, pero, aun así, podemos exentar a Stanley Tucci y darle puntos extras a Kelsey Grammer por ser capaz de recitar los peores parlamentos del cine sin soltar la carcajada a medio camino.
Después de una breve introducción -a mi gusto completamente innecesaria- sobre la verdadera razón de la extinción de los dinosaurios, nos enteramos de que han pasado cinco años desde la destrucción de Chicago -el final de Transformers 3-, estamos en Texas en donde conocemos a Cade, un inventor y recolector de chatarra quien está seguro que algún día inventará algo que le dejará dinero. Cade vive con su hija adolescente, Tessa.
En una de sus cacerías por piezas interesantes con las cuales continuar con su trabajo, el inventor encuentra un camón medio destruido el cual compra y comienza a reparar hasta darse cuenta que se trata de un transformer, Optimus Prime ni más, ni menos. Mientras tanto, en algún lugar más interesante, nos enteramos que la CIA, o uno de sus directivos, se ha aliado con un transformer diferente, Lockdown, quien, a manera de caza recompensas, está dispuesto a atrapar y entregarles a todos los robots alienígenas, buenos y malos, siempre y cuando él pueda llevarse a Prime.
Así comienza la caza de los Autobots y sus humanos por parte de la CIA y Lockdown, ¿para qué? Para qué una compañía -muy del tipo de Apple- pueda fundirlos y crear sus propios transformers corregidos y mejorados con el material del que están hechos.
En toda esta persecución que nos lleva de Texas a Chicago -totalmente renovado en míseros cinco años ¿pensarán que somos tontos?- y de ahí a Hong Kong, provocando toda la destrucción posible que tanto le gusta a Bay, pero, que curiosamente provoca nula respuesta militar por parte de los gobiernos del mundo, a excepción de una que otra patrulla local, además también podemos notar que hay demasiados malos y no suficientes buenos y que las leyes de la física se han ido por la ventana.
Ya cuando nos acercamos a la marca de las dos horas, uno se da por vencido, deja de interesarse en lo que pasa y de buscarle sentido a todo, sólo queda relajarse y disfrutar de la orgía visual y sonora por los siguientes 40 minutos, ya para entonces, el espectador sentirá que lleva una vida entera en el cine y que, seguramente afuera el Apocalipsis llegó y pasó y nada más importa. Mi recomendación para los que quieran acudir a verla es que dejen a los más pequeños en casa -aunque serán ellos los principales consumidores de la mercancía que este filme traerá consigo- se provean de cuanta golosina y botana puedan pero, por su bien, limiten la ingesta de líquido.
Productor: Lorenzo di Bonaventura, Tom DeSanto e Ian Bryce; Director: Michael Bay; Guión: Ehren Kruger; Fotografía:Amir Mokri; Edición: William Goldenberg, Roger Barton y Paul Rubell; Música: Steve Jablonsky; Efectos visuales: Scott Farrar; Elenco: Mark Wahlberg, Stanley Tucci, Kelsey Grammer, Nicola Peltz, Jack Reynor, Bingbing Li y T. J. Miller; Duración: 2 horas 45 minutos.