Arder la casa, impotencia ante un mundo injusto - LJA Aguascalientes
27/11/2024

  • Editado por el Fondo Editorial Tierra Adentro, es el primer libro publicado de Moisés Vaca
  • El amor y su cotidiana esperanza, es el hilo conductor de esta obra, afirma el poeta e investigador

 

El amor y su cotidiana esperanza, la impotencia ante un mundo injusto y el desconcierto ante un universo sin propósito, son las tres preocupaciones humanas sobre las que se teje el poemario Arder la casa, de Moisés Vaca, uno de los más recientes títulos (490) del Fondo Editorial Tierra Adentro.

La primera de esas inquietudes, el amor y su cotidiana esperanza, es el hilo conductor de esta obra, según explica su autor: “Una pareja comienza la esperanzada edificación de una casa para ellos. Sobre esto el libro trata de contraponer los aspectos positivos de su relación (los detalles cotidianos, el sexo, el conocimiento cada vez más profundo del otro, la estabilidad, los planes) con aquellos negativos (el estancamiento, la conformidad, el daño que permite el conocimiento)”.

La casa a la que se mudan es la plataforma para desarrollar las otras dos preocupaciones: “la Ciudad de México, el mundo humano en su conjunto, el planeta y el lenguaje”, agrega el poeta Moisés Vaca, investigador del Instituto de Investigaciones Filosóficas de la UNAM.

El libro lo componen 60 poemas numerados cuya estructura corresponde a secuencias entrelazadas sobre las tres preocupaciones, a partir de figuras recurrentes. Por ejemplo -explica el autor- los aspectos negativos de la relación de los amantes están simbolizados bajo una voz poética que aparece en cursivas a lo largo del texto, la impotencia ante el mundo injusto se expresa en la secuencia de las yerbamalas que van creciendo en el jardín y el desconcierto ante el universo sin propósito se desarrolla en los poemas sobre el futón de la casa y la inutilidad de sus maderas sin la colchoneta.

“Me parece que el mensaje final del texto es que existen demasiadas fuerzas con las que cotidianamente es difícil lidiar en cualquier vida humana y que, por más extraño que parezca, el único antídoto ante ellas se halla en las cosas más simples y expeditas a nosotros -como las conversaciones con la persona que más quieres y la desnudez-”, refiere Moisés Vaca.

El poeta reconoce tres influencias directas en la conformación del libro: “La primera es la obra del argentino Roberto Juarroz, de donde extraje el epígrafe para el libro. La poesía de este autor me marcó desde que la conocí por esa falta de miedo para realizar poemas completamente reflexivos sin recurrir a ornamentos lingüísticos, figuras retóricas o contenido anecdótico. Juarroz no teme a las palabras con significados complejos, además de seguir una estructura muy delimitada en todos sus poemarios (cada uno de ellos se llama Poesía vertical, seguido del numeral correspondiente)”.

Las otras influencias son Fabio Morábito, “tan preciso para captar el trajín de la vida diaria y tan fluido en su ritmo y lenguaje (reticente a diferencia de Juarroz, de las grandes palabras), y Eduardo Lizalde, cuya obra desarrolla esas terribles aprensiones de la condición humana que crecen en la casa.

“Creo que en el libro traté de conjuntar elementos de los tres: la poesía reflexiva de Juarroz, la fluidez de Morábito sobre el trajín diario y la mirada de sospecha de Lizalde sobre lo que anida en la casa cotidianamente”, resume el filósofo, quien agrega que la poesía de muchos autores de su generación, principalmente de México y Puerto Rico, ejercen también una fuerte influencia en su obra.


Moisés Vaca refiere que sus investigaciones en filosofía política, una de sus áreas de especialización, parecen guardar una conexión temática con su obra poética: La injusticia -y lo que puede hacer un individuo para enfrentarla.

“Sin embargo, mientras que mi investigación filosófica gira en torno a ofrecer propuestas sobre cómo remediarla, no sé por qué en mi quehacer poético siempre triunfa una posición más bien pesimista al respecto. Otra cosa que siempre me ha resultado extraña es que en la poesía me permito explorar preguntas más de corte metafísico, como nuestro lugar en un universo sin propósito, y en la filosofía no”, concluye el autor.

Nacido en la Ciudad de México en 1982, Moisés Vaca ha publicado en los libros colectivos Al frío de los cuatro vientos (Instituto Mexiquense de Cultura, 2006) y  Perduración de la palabra (UNAM, 2008), además de colaborar en las revistas Punto en línea y Los noveles. Arder la casa es su primer libro publicado.

Con información de Conaculta


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