Durante la toma de protesta para un segundo periodo del presidente del Consejo Coordinador Empresarial, con la presencia en dicho acto del Presidente de la República, se hizo la petición de que se formara una comisión para revisar la reforma fiscal recién aprobada y que se hicieran propuestas para que ésta realmente fortaleciera las finanzas nacionales pero que al mismo tiempo promoviera el crecimiento y el fortalecimiento del mercado interno. Esto por supuesto no tuvo respuesta en ese momento. Ojalá en los próximos días se conozca la posición a este respecto del gobierno federal.
Pero veamos por qué el sector empresarial está haciendo esta petición. Cuando los funcionarios de Hacienda, desde el Secretario hasta los asesores, se encuentran en una intensa campaña en los medios de comunicación tratando de convencer a la sociedad mexicana de que todo está bien y que en los próximos tiempos el país transitará por una economía pujante y que se recuperará el poder adquisitivo de la población y el mercado interno crecerá a ritmos de 5% o más, el CEESP -Centro de Estudios Económicos del Sector Privado- a través de su director Luis Foncerrada Pascal declaró que si no se modifica la reforma hacendaria vamos por el camino a donde llegaron países como España, Grecia e Irlanda, o sea a crisis de las cuales, a pesar de los años en que se generaron las medidas de austeridad que han provocado violencia social, aún no pueden retomar el crecimiento y salir de la recesión que provocó las medidas económicas equivocadas.
Los analistas coinciden en que la implementación de la reforma hacendaria lo que hizo fue que el consumidor tenga menor poder adquisitivo y más gastos; esto produce una caída en la confianza del consumidor y por ende el consumo va a la baja. Esta situación hace creer que no habrá crecimiento del 4% al 5 % en el 2015, según sus cálculos la canasta básica aumentó un 4.83 %.
Tomando en cuenta el ajuste a la baja del 3.9 % al 2.7 %, anunciado por la Secretaría de Hacienda, debemos de considerar que la Secretaría del Trabajo ha dicho que por cada punto porcentual que no crece la economía son 200,000 empleos que no se crean; lo grave de esto es que se debe tomar en cuenta que cada año se incorporan al mercado de trabajo ¡un millón de jóvenes!, y a esto se deberán de aumentar los millones de mexicanos que se encuentran sin empleo, de acuerdo a la medición de desocupación última.
Los bancos y financieros también han ajustado a la baja el crecimiento de la economía este año situándola en 2.5 %; antes pronosticaban de 3% a 3.3 %, algo verdaderamente preocupante.
Para acabar de empeorar el entorno, debemos de registrar que el Departamento de Comercio de los Estados Unidos ha declarado que la economía ha decrecido en un 1%. Tomando en cuenta el tamaño de la economía estadounidense y la nuestra, el impacto en las exportaciones hacia ese país pueden sufrir una disminución muy peligrosa, sobre todo en lo que se refiere a la industria automotriz, que en este momento es la más dinámica, pues como ya hemos mencionado en otras ocasiones las exportaciones petroleras han bajado, por lo que la producción también bajó. A lo anterior hay que agregar que cada día los norteamericanos se acercan a la autosuficiencia en hidrocarburos.
Esto no crea usted que es un invento del sector privado del país, pues el Presidente del Banco de México, Agustín Carstens, recomendó, en una reunión en Portugal, que los países emergentes deben de buscar fortalecer el crecimiento interno de sus economías a través de su mercado interno, el cual lo deberá hacer a una tasa mayor que su inflación (del país) y no depender de la inversión extranjera, la cual es especulativa, o bien aquella que sólo busca mano de obra barata. Se deben recordar los orígenes de la crisis del 2008 provocado por los especuladores financieros.
En estos días se dice que un daño colateral de la crisis es la relación que se ha deteriorado entre el Presidente del Banco de México, Carstens, el Secretario de Hacienda, Luis Videgaray y el presidente del INEGI, Eduardo Sojo, pues las opiniones referentes a la recesión se ven como una agresión cuando se dice la realidad y el ejecutivo con declaraciones trata de desvirtuar una triste realidad.
Hoy se propone la revisión de la reforma fiscal, revertir el estancamiento de la economía, la recuperación del poder adquisitivo, recuperar el crecimiento del empleo, que realmente fluyan los créditos para las micro, pequeñas y medianas empresas, que se detenga la precarización del salario, que se facilite la transición de las pequeñas empresas a su regularización fiscal y se les permita capitalizarse, incentivos reales a los que quieren invertir, incentivar el ahorro, apoyar proyectos de innovación tecnológica, promover e incentivar la competitividad, reorientar el gasto corriente hacia la inversión productiva, certidumbre jurídica para el que invierte y trabaja, ataque frontal y verdadero a la corrupción, reducción de las comisiones bancarias de acuerdo a los costos internacionales, cerrar la diferencia entre la tasa pasiva y la tasa activa, pues pagan a los inversionistas un 2.3% anual y cobran intereses a los préstamos de 15 % en promedio, y no se diga en las tarjetas de crédito con 45% promedio; revisar si el impuesto al consumo es más equitativo que el impuesto a la inversión o al trabajo, que los que tienen capital se convenzan de que es mejor invertir en infraestructura, fábricas, comercios en la planta productiva y no en inversiones especulativas o sacar su dinero al extranjero.
En fin debemos rectificar y modificar lo que esté haciendo daño al avance del país antes de que sea tarde.