Estimado lector, antes de comenzar el editorial con las noticias económicas que el país ha dado en esta semana, me gustaría agradecer a todos ustedes, los que leen mis palabras semana a semana, ya que gracias a todos ustedes cumplimos tres años de estar publicando la columna Enredos Financieros. Se dice fácil, pero implica un trabajo interesante, ya que son 133 editoriales publicados, y más de 100,00 palabras y mucha paciencia y tiempo. Gracias también a Edilberto y Paco de La Jornada Aguascalientes, por permitirme seguir aportando aunque sea un granito a su periódico. Es de bien nacido ser agradecido, dice el dicho, así que: muchas gracias querido lector/a.
Sin más, comenzamos con las noticias que esperábamos. El país está en un proceso de desaceleración franca, comenzado a finales del año pasado y agravado en el primer trimestre de este año.
Las proyecciones de crecimiento del país fueron yendo a la baja desde principios de año de cerca del 4% al 3%. El secretario de Hacienda, Luis Videgaray, se negaba en rotundo a cambiar sus previsiones y proyecciones económicas. Para él, todo era temporal y los resultados estarían a su favor. Llegó el dato duro, el crecimiento anualizado de sólo el 1.8% en el primer trimestre, y todo se vino abajo. Su proyección de crecimiento pasó del 3.9% al 2.7%, más de un punto porcentual hacia abajo. Todos sabemos que gran parte de la culpa de esta desaceleración-recesión es la reforma hacendaria. Más que buscar elevar empleo lo que ha logrado es bajar las expectativas de las empresas, bajar las inversiones, y debido a la alta recaudación a los mismos, no se ha podido entonces hacer una planeación adecuada. Muchas empresas al darse a conocer la reforma hacendaria cambiaron sus proyecciones de inversiones y las pusieron en espera. El aviso de que no cambiaría nada hasta el 2018 más que ser recibido con alivio por la iniciativa privada fue recibido entre dudas, preocupación y la certeza de que no sería cambiado para nada la política de este gobierno.
El “super secretario” ha perdido poder, y puntos ante el presidente Peña por este descalabro. Peña Nieto le ha apostado con todo al crecimiento económico derivado de la aprobación de las reformas llamadas estructurales. Los pretextos de todos los presidentes de que el país no podía progresar ni crecer debido a que no estaban dadas las condiciones económicas ni legales para alentar el desarrollo, ya no caben en este gobierno. Han logrado de la mano del PAN algunas veces y otras del PRD hacer todo lo que Zedillo, Fox, Calderón soñaron, reformas hechas a la medida para los mercados internacionales. No por nada elevaron la calificación crediticia a A3 (grado de inversión) a México. Esto NO significa ni por error que se vaya a invertir en el país, sino que los instrumentos financieros que emite el gobierno federal tienen la fortaleza suficiente como para que el riesgo-rendimiento de los mismos sean adecuados para invertir en ellos (AIG, Lehman Brothers y todos los que quebraron en el 2008, un día antes de anunciar su quebranto tenían mejor calificación que México, así que eso no significa nada para todos).
El presidente Peña está preocupado. Se le ve en el semblante. Mientras que tapa un agujero de seguridad en un estado, se destapa la cloaca en otro, las inversiones huyen y no regresan debido a esto. Lo de Tamaulipas cae en lo grotesco y dantesco. Esperaba buenas noticias y ve que en lo económico no están funcionando las cosas. Que la promesa de crecimiento (y de mejores salarios que pudieran traducirse en menos desempleo, y por tanto, menos inseguridad porque no habría por qué dedicarse a delinquir) no ha sido lo suficientemente grande para evitar que todos estemos preguntándonos qué irá a pasar ahora.
El día martes el mismo Videgaray salió a medios a decir que México está fuerte, que tiene las fortalezas suficientes para salir adelante y que no estamos en recesión. Ni con el crecimiento que por fin está teniendo Estados Unidos se ve claro para cuándo se van a lograr las cosas en México.
No puede salirnos con que falta más. Las leyes fueron aprobadas. Las leyes secundarias de la reforma energética con toda seguridad saldrán a votación en los días que la población estará atontada con el Mundial de Futbol, esperando que nuestra selección de tercer nivel logre lo imposible y se corone campeón. No soy pesimista, ni antipatriota como muchos me han catalogado por estas palabras, soy realista, no tenemos equipo para competir, y el país tiene otros problemas más graves que si se llega por fin a un quinto partido en un Mundial de futbol. De hecho, allí también se ve que no hay una política adecuada. Se quiere ser de primer mundo con marrullerías futboleras de quinto mundo. Así no se puede.
Espero que recapacite Videgaray. Los perritos abren los ojos a la semana de nacidos. Parece que Videgaray no.
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