Después de todo, ¿qué es la moda?,
desde el punto de vista artístico una forma de fealdad
tan intolerable que nos vemos obligados a cambiarla cada seis meses
Oscar Wilde
Esta semana se llevó a cabo uno de los eventos más propositivos en la escena local del diseño, la décimo sexta edición del concurso y congreso internacional de diseño de moda UNIMODAA, organizado por el Centro de Ciencias del Diseño y de la Construcción de la Universidad Autónoma de Aguascalientes, (la cuestión de autonomía es puramente irrisoria), el evento se presenta como un lugar de encuentro para los talentos en las rama del diseño textil y la creación de modas, proyecto que logra conjuntar el trabajo académico y lo multidisciplinario del diseño en el cual se proyecta a diseñadores tanto profesionales como estudiantes de diversas instituciones del país, incluyendo la participación de institutos españoles y organismos franceses.
El evento concentra en gran medida el enorme talento local y las diversas propuestas creativas con relación a la moda, en los pasados tres días se realizaron dieciséis pasarelas en una interesante combinación entre diseñadores emergentes y diseñadores en el camino de la consolidación en la difícil escena de la moda en México, destacaron las pasarelas de Marco H. Oliva con su Xivalva, el colectivo Odisea -integrado por estudiantes de Diseño de Modas en Indumentaria y Textiles de la U(A)A-, las pasarelas de Brenda Durán, Lorena Ledesma, Josi Jai, Fátima Sofía Gómez, Yoseline Martínez así como las colecciones de Ignacio Carrasco y Guillem Rodríguez. Con relación en lo anterior sobresale en gran medida la calidad de la propuesta técnica, estética y visual de los diseñadores, en los cuales se nota la veta de la búsqueda de estilo y concepto lo cual no demerita en ningún caso su trabajo al contrario cada uno está en su propia búsqueda que al final diversifica el diseño, como mencionara Luis Buñuel; “La moda es la manada; lo interesante es hacer lo que a uno le dé la gana”.
También dentro del evento se presentaron las pasarelas del Maesyest Fashion College de Toluca y del Instituto Innardi de Morelia, y el concurso homenaje al Café Tacvba titulado “De ritmos y caminos se visten los destinos”, en donde la música y la esencia de la principal banda de rock en el país sirvió de inspiración a más de un centenar de diseñadores con propuestas tan creativas como la misma banda. Esto nos muestra el talento en su forma más expresiva y natural, diseñadores jóvenes tratando de dar respuesta al caótico país en donde diseñan (aunque en espacios asépticos), la mayoría de ellos (por no decir todos) son de la generación de la crisis, han crecido en un México que desde hace más de treinta años no tiene un crecimiento económico y donde el número de pobres se incrementa año con año.
El panorama no es muy alentador cuando hace unos días el Instituto Nacional de Estadística y Geografía, en su informe ICC (Índice de Confianza del Consumidor) pronostica con base en los últimos datos registrados el índice a la baja en la economía del hogar y el país así como sus expectativas a futuro destacando la caída de los indicadores de manufacturas, construcción y comercio, esto sin sumar la política de libre comercio para prendas textiles provenientes del norte del continente o el mercado asiático, tampoco la escasa participación del estado para apoyar políticas públicas sustentables y sostenibles con respecto al diseño en México y la protección al mercado emergente y local, la accesibilidad a maquinaria, materias primas y subsidios para emprendimientos de la industria textil y de moda en el país, la asignación de recursos para educación pública y el desarrollo de jóvenes en centros verdaderamente emergentes en donde el diseño pueda ejercer un factor de cambio.
Desde hace décadas el diseño textil sufre un avasallante desestímulo ante un poder adquisitivo nulo en una inmensa sociedad que lo último que piensa es en moda -con toda legitimidad-. Por ello es demasiado chocante ver la unión del diseño en su estado más puro y creativo inaugurado por burócratas de lente oscuro y patronatos, hablándole a los jóvenes diseñadores como si de verdad se hiciera algo por ellos, a menos que sea diseñar sus propios uniformes como operarios automotrices o hacerlo para ejecutivos nipones de alto rango, hay presencias que de nuevo rayan en lo irrisorio. Al final de cuentas de esto no tiene la culpa la escena del diseño que se presenta, los diseñadores encaran con lo mejor que tienen el futuro y apuestan para generar desde su espacio de acción aquello que sistemáticamente se les ha negado, espacio para el desarrollo, la creatividad, el encuentro y el diseño como forma de expresión para dar a conocer su particular visión de la moda, tampoco quiero dejar pasar de largo que al igual que hay diseñadores que ponen todo y más para lograr un diseño, una pasarela, están detrás valiosos docentes que ahí en el aula desarrollan a una nueva generación de diseñadores. Las luces deben ser pues para ellos, las colecciones están en la página de Facebook del evento y la mejor vestimenta es su capacidad de resistencia por lo que les apasiona lo cual no hará tan importante el “desmadre de país en el que vivimos” por citar al tacvbo Rubén Albarrán.