Para acordarse de abril / Cocina Política - LJA Aguascalientes
22/11/2024

Los que se van. Al escuchar el grito ¡Viiiva Aguascalientes’n! Salimos corriendo como si hubiésemos visto un espanto, una buena parte de los acalorados ciudadanos hidrocálidos. Y es que eso de la Feria de San Marcos no es precisamente un paraíso para algunos. Largos días de calor sofocante, incrementado con la temperatura que le aumenta a uno con las travesuras y locuras de los hijos en casa, con motivo de sus vacaciones escolares. El tránsito complicado con “amas de casa desesperadas” que aprovechamos nuestras propias vacaciones para surtir lo que haga falta; llevar a arreglo todo cuanto se acumuló; preparar lo necesario para el regreso a clases y realizar todo aquello que nos mantenga fuera del hogar para evitar el caos que provoca el asueto de la familia en casa. Las calles repletas de turistas que caminan despacio, toman fotos y avientan sus botellitas de agua vacías por todas partes, y que encima la detienen a una cuando camina apresuradísima porque tiene cita para renovar su “IFE” y va súper tarde, y le dicen “ay señorita, ¿nos toma una fotografía?” y una se acuerda de aquello de la gente buena y ni cómo negarse, y todavía le piden que les recomiende un buen lugar para comer, y que si les indica cómo llegar y… ¡Basta! ¡Todos a la playa! Es el único grito que queremos escuchar, los que salimos en tropel apenas inicia la Feria de San Marcos. Un par de días después de nuestra fuga obligada, unos decepcionados familiares venidos de otras tierras -cuya visita anual invariablemente coincide con los días de fiesta- estarán tocando a nuestra puerta insistentemente…

¡Comadrita, compadre! Tras largas horas de camino ¡Por fin está Usted en el paraíso! Despreocupado, se pone su ropa más cómoda, esa viejita pero tan agradable que en Aguas no se atrevería a usar en púbico ¡ni de juego! Pero aquí nadie lo conoce y Usted vino a re-la-jar-se, alejado, como en aquella canción de José Alfredo Jiménez, “del bullicio y de la falsa sociedad”. Apenas se instala en su tumbona de plástico blanca (toalla de por medio para que no se le marquen las franjas en la espalda) cuando escucha un alegre saludo ¡Comadrita, compadre! Pues nada que los González también decidieron escapar de la Feria; en ese momento se le viene a Usted encima no sólo su vieja y desgastada ropa, sino los kilitos de más que subió desde diciembre pasado y que intentó bajar en enero, pero que no pudo, y que cuando acordó ya era abril, y ya será después de las vacaciones. ¡Ho, o, ola! ¿Cómo están?, le pregunta usted a los resplandecientes compadres que portan nuevos y modernos trajes de baño, bronceado de spray parejito, parejito; tinte de pelo y cubre canas recientemente aplicados, y sobre todo, cuerpos de atleta producto -según su dicho- de dieta rigurosa y ejercicio extenuante (aunque a Usted le queda claro que el rumor de esas lipo-esculturas era cierto). En ese instante, a Usted le entra una suerte de despersonalización, viaje en astral o lapsus -como guste llamarle- y se visualiza bailando despreocupádamente en la zona de tamboras de la Feria de San Marcos, en medio de puro desconocido, tan fachudo y “llenito” como Usted.

Descuentos a hidrocálidos. Al transcurrir su escapada al paraíso, se encuentra Usted con que en la mayoría de los sitios a que acude, están colocados sendos carteles en los que se lee “bienvenidos hidrocálidos”, “descuento especial a hidrocálidos”, “I love hidrocálidos”. Se da cuenta que no sólo los González, sino los Gómez, los Esparza, los Ramírez, los Martínez, etcétera y etcétera, decidieron salir huyendo de la Feria, igualito que Usted. Se da cuenta que el calor paradisíaco está igual que el de Agüitas, pero le cuesta más caro quitárselo porque como no está en su casa, hasta el agua hay que pagar. Se da cuenta que sus hijos, aunque no estén en los antros de la Feria están consumiendo bebidas alcohólicas en cualquier cantidad, por aquello del all inclusive. Se da cuenta que, aunque no está en la zona de Feria, se pega unas desveladas de miedo porque las fiestas en la alberca del hotel terminan tardísimo y son tan ruidosas y escandalosas como las de San Marcos 2014, y para rematar -y como el hotel está completamente ocupado con hidrocálidos- siempre terminan con un mariachi gritando ¡Viiiva Aguascalientes’n! Que su Feria es un pri-mooooooor. Tan, tan.

Nos vemos la próxima. Recuerde que en mi cocina se come, se lee, se estudia y se conversa de todo… particularmente de política.

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