El Poder Judicial de Aguascalientes: el nuevo Tribunal del Santo Oficio de la Inquisición en México
Lo que más me impresionó cuando leí el libro de José Toribio Medina Historia del Tribunal del Santo Oficio de la Inquisición en México, de editorial Novaro, fueron dos cosas: la crueldad de las torturas a que eran dispuestos los procesados y la indefensión total ante al arbitrio de estos tribunales. Y por increíble que parezca, después de tantos años, en Aguascalientes se ha instalado dentro del Poder Judicial una práctica semejante. Me explico. Existe una política del Poder Judicial de Aguascalientes, desde mi punto de vista anticonstitucional, de no dar a los acusados copia alguna de los documentos y declaraciones de sus causas penales en las averiguaciones previas. ¿Por qué? La razón no es conocida ni siquiera por los Ministerios Públicos de las Agencias, pero ellos tienen que acatar esta orden, que “viene de arriba”. Presumo que esto tiene por objeto que el acusado no tenga los medios suficientes y claros para organizar su defensa, pues no encuentro una razón lógica ante este absurdo y atropello. Así, los acusados tienen derecho a ver los documentos y a leerlos allí, en la Agencia del Ministerio Público que atiende el reclamo, pero al acusado no se le puede dar copia de los documentos que se han presentado en su contra. Si uno quiere, uno puede ir a sentarse allí en la mesa de la Agencia del Ministerio Público a realizar una copia manuscrita de la denuncia y de las actuaciones, pero si uno quiere revisar los documentos que su acusador ha presentado como prueba, ya sea para verificar su autenticidad o que no hayan sido alterados, entonces no se puede. La revisión tiene que hacerse allí mismo. El punto es no facilitar la defensa del acusado. Esto es una práctica inequitativa, tendenciosa.
Pero las semejanzas con los procedimientos del Tribunal del Santo Oficio de la Inquisición en México en tiempos de la Colonia no paran allí. Para iniciar una averiguación previa en contra de alguien, no es necesario presentar ninguna prueba, sino únicamente una denuncia. La única diferencia con el Tribunal de la Inquisición es que la denuncia no puede ser anónima. Basta con el dicho de alguien, para que una averiguación de tipo penal sea llevada a cabo. Ni siquiera hay que demostrar que se cometió un delito, basta con la mera presunción para abrir un expediente penal de averiguación. Inaudito, increíble, pero esto sucede hoy en día en Aguascalientes. Esto provoca que la carga de trabajo de las agencias del Ministerio Público sea insana, pues los agentes del Ministerio Público tienen que llevar a cabo el proceso de averiguación de cuanta denuncia llegue, fundamentada o no. ¿Cómo es posible que en la actualidad no haya un filtro legal para que se pueda considerar una causa como válida? El argumento del Poder Judicial de Aguascalientes es que la averiguación previa es ese filtro, pero inclusive las denuncias que carecen de fundamento legal son motivo para abrir una averiguación. Pero el problema no se circunscribe al ámbito penal, sino también existe en el ámbito civil. El Poder Judicial de Aguascalientes ha dejado de ser respaldo de justicia, honor y equidad. Existen jueces civiles que actúan como parte en el desarrollo de los juicios, realizando interrogatorios a los involucrados y guiando los juicios como si fueran ellos los abogados de una u otra parte en litigio. ¿Cuándo va a para esto? Es ilegal, inmoral y retrógrado que un juez sea juzgador y parte en cualquier proceso. Pero aquí en Aguascalientes, hay una “línea” para que los servidores del Poder Judicial actúen en obediencia a ella, no obstante esta “línea” que se les ha dictado contravenga todo sentido de equidad y justicia. Yo personalmente he estado declarando en calidad de testigo en juicios civiles, donde el interrogatorio no proviene ni siquiera de los abogados de las partes sino del juez en cargo, o jueza. Llega a tanto la intervención de los jueces civiles en los asuntos mercantiles como esto: hace unos meses en un asunto mercantil el juez nos llamó a las partes a llegar a un acuerdo antes de continuar con el proceso, lo que me parece bien. Lo malo fue que antes de que comenzara el intento de conciliación o arreglo, la juez, estando las partes reunidas, nos dijo cómo iba a ser su fallo, en qué sentido y bajo qué condiciones, coartando la posibilidad de cualquier otra negociación que no cayera en los parámetros de la juzgadora. Esta intervención parcial de la autoridad en los procesos parece salida de un libro de Kafka. Los jueces no deberían de tener participación dentro de los procesos, sino para evaluar y dictar sentencia según lo actuado por las distintas partes. Los ciudadanos estamos apostando a la legalidad y a imparcialidad en los juicios. El Poder Judicial de Aguascalientes debería ser respaldo para la equidad, la justicia y el honor. Es una vergüenza que nuestros jueces y nuestro Sistema Judicial actúen tan pobremente, o con tan parcial intención en los procesos.
El que no le den a uno copia de los procesos donde uno es parte, hiere el derecho de poder defenderse. La ley no debería de ejecutar estos abusos inquisitoriales. Los jueces deberían estar para juzgar y no para tomar partido por las partes actuando como abogados de uno u otro. Aguascalientes se ha hermanado con Kafka y con el Tribunal del Santo Oficio de la Inquisición. ¿Dónde está el procurador de Justicia del Estado?