Estimado lector, todos los seres humanos debemos ser tolerantes, y cuando no comprendemos alguna circunstancia tenemos la posibilidad de pedir de nueva cuenta la explicación hasta que se pueda satisfacer nuestra curiosidad o ansia de aprender. Desafortunadamente, parece que en el caso del gobierno mexicano y sus dependencias, su objetivo es hacer las cosas cada vez más difíciles para que no podamos comprenderlas aun cuando pidamos que se nos vuelvan a explicar, y es por tanto, que sigo sin entender.
Sigo sin entender de qué forma el INEGI calcula la inflación en nuestro país. Entiendo que lo que hace es poner un listado de servicios y artículos de primera necesidad, les da un porcentaje del total y sobre eso calcula la inflación, pero me pregunto ¿alguien ha hecho el experimento de vivir con esos porcentajes de compra o uso y ver si es real la posibilidad de supervivencia con esa inflación? Porque no es entendible que nos digan que la inflación anual es del 4% cuando la realidad es que el Gas de uso doméstico sube mes a mes de forma tal que el acumulado anual es de más del 15%, que la gasolina y diésel sigan subiendo mes a mes también, y aunque no tengas auto, también te repercute en el costo de los servicios de transporte que usas o en los productos que tienen que subir debido a ello. Los combustibles suben en el orden de entre el 20 y el 30 por ciento anual, entonces, ¿de dónde sacan que NO hay inflación o que es del 4%? Además, el costo de los insumos es cada vez más alto, ya no hablemos de los limones, que se convirtió en un artículo de lujo, sino también de la cebolla, las carnes rojas, el pescado en la cuaresma, y otros más. Entonces, repito, sigo sin entender cómo determinan que no ha subido el costo de la vida, y por tanto la inflación. Hago patente el reto, para que los secretarios y presidentes de los organismos vivan con el promedio de salario del trabajador mexicano dos meses y vean que esa inflación es para la foto, desafortunadamente con Photoshop.
Sigo sin entender cómo el secretario de hacienda Luis Videgaray (y conste, no tengo nada contra él, lo aclaro porque mis editoriales que he publicado respecto a él pareciera que sí) no ha dado ya una nueva política económica a la baja. El sigue pensando en crecimientos arriba del 3% del PIB para este año cuando la realidad es que difícilmente se logrará pasar del 2.5%. La situación mundial no está para pensar en esos crecimientos, la inflación “photoshopeada”, las tasas de interés en los mercados americanos que van a la alza y en México se tienen que mantener igual, así como las tasas de desempleo promedio del país que superan el 5% de la población económicamente activa y una reforma hacendaria que tiene como objetivo más que haya crecimiento en el país recaudar a lo más posible, que piense en esos crecimientos. Sigue siendo de los secretarios de hacienda más premiados, pero ¿a mí de qué me sirven sus premios, si veo el bolsillo de los mexicanos cada vez más vacío, y que la economía informal sigue creciendo?
Sigo sin entender cómo Agustín Carstens, gobernador del Banco de México, sigue insistiendo en que el país está entre los veinte más grandes del mundo. Si esto es cierto ¿Cómo estarán los otros? Esto es imposible de pensar o siquiera visualizar esta circunstancia, no estamos en los veinte primeros, podremos tener ciertas cualidades en los primeros veinte no lo estamos.
Sigo sin entender cómo dicen que los capitales extranjeros “tienen confianza” en el país y por eso se instalan aquí, cuando la realidad es que se instalan simple y sencillamente porque la mano de obra es barata y de muy buen grado de especialización y estamos en el “patio trasero” del mercado más grande del mundo, Estados Unidos.
No entiendo cómo es posible que digan que la seguridad va en aumento, cuando todos los días sabemos de robos, extorsiones y secuestros express y no acaban, entonces ¿de dónde sacan eso?
Y por último, sigo sin entender cómo somos un pueblo inteligente, trabajador y que ha podido sobrellevar MUCHAS crisis, y no levantemos la voz, estemos callados y nos dejemos amedrentar por un puñado de indeseables, como pasó en el partido de futbol de Atlas contra Chivas, en donde las famosas “barras” que los mismos equipos han fomentado, han logrado que lo que era un espectáculo familiar se convierta en una inseguridad tal, que le piensas más de una vez ir con tu familia.
Espero que algún día entienda y comprenda estas situaciones. Mientras tanto, seguiré levantando la voz desde esta trinchera, una voz que parece… se pierde en el desierto.
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