Estimado lector, gracias a los comentarios vertidos por varios de ustedes, el día de hoy hablaré sobre la situación que guarda la incompetencia en todos los sentidos en el mundo organizacional de hoy, de cómo dicha incompetencia sirve de pretexto para poder seguir haciendo cosas que lo único que están logrando es hundir más a las organizaciones o a los países.
En las noticias hemos sido testigos de dos tipos de incompetencias que se antojan imposibles, la primera de ellas es la supuesta muerte, resurrección y vuelta a la muerte del líder y fundador de la Familia Michoacana. Que si sí estaba muerto, que si fue un rumor, que la verdad es que no saben qué pasó, pero el individuo se dio por muerto y estuvo haciendo de las suyas en su territorio acabando con la tranquilidad de familias y sociedad en Michoacán hasta que ahora parece que sí se le dio muerte. Ya se han alzado las voces del pasado felicitando al gobierno actual y dando pretextos que sólo hacen que los mexicanos nos preguntemos por quién estamos gobernados y cómo es posible que no tengan bien claro lo que sucede. Los pretextos han sobrado, que el cuerpo nunca apareció, que parecía que sí lo habían matado, que mil cosas más. No es más que incompetencia pura, no saber hacer las cosas correctamente y buscar el pretexto banal para no asumir la responsabilidad.
Peor aún está el caso del hasta ahora fraude más grande de la historia de México, Oceanografía, que lo que hizo parece de aquel programa aunque usted no lo crea. Logró que uno de los bancos más grandes del país le prestara dinero sobre un aval de papel (literal) y se hizo de propiedades y activos que ahora resulta que nunca fueron de ellos, y los contratos multimillonarios en dólares que obtuvo por medio de Pemex, nadie se dio cuenta que era tan fraudulento. Carreteras asignadas y pagadas en su totalidad, pero hechas al 20%, equipos de futbol que sirvieron de lavadero de dinero, cuentas en el Infonavit e IMSS sin pagar y nadie se dio cuenta, hasta ahora.
El grave problema de ambas, además de que ocurrieron en periodos donde la oposición se suponía que sabía hacer las cosas, es que todos fueron testigos de lo ocurrido y ahora resulta que nadie supo nada, que todo fue de un día para otro y que los dueños de Oceanografía eran unos verdaderos alquimistas y magos que lograron desaparecer el dinero sin que nadie se dé cuenta.
Y este sexenio no pinta tan bien, con la incompetencia ya platicada con anterioridad del SAT, donde hace la secretaría de Hacienda unas modificaciones a las leyes tributarias para terminar ampliando plazos porque se dio cuenta que no tiene la capacidad para hacer esos cambios en estos momentos y aparentemente en el corto plazo no los tendrá, con sistemas de pago inseguros que permiten que cualquier Hacker de mediano conocimiento pueda acceder a nuestros datos tanto bancarios como fiscales y hacer una suplantación de identidad.
O la incompetencia del nuevo gobierno municipal que, por querer dar gusto a muchas personas y dar obra pública, tiene abiertas las principales vialidades del norte, sur, oriente y poniente de la ciudad, sumiendo la misma en un caos vial que nunca se había visto y haciendo que los traslados que antes eran de 10 o 20 minutos se lleven más del doble de tiempo y en algunos casos (como el caos del semáforo de carretera panamericana sur y tercer anillo) el triple o cuádruple de tiempo del que se tardaba antes en trasladar en esos puntos.
Hay que dejar las incompetencias a un lado, hay que ser proactivos, no reactivos; dejar a un lado el “yo no vi nada” por “eso no es correcto y no lo permitiremos”. Estas incompetencias, así como otras memorables como la famosa Enciclomedia, la reforma educativa que sigue en el limbo sin leyes secundarias pero fue muy cacareada, y muchas otras, no sólo lastiman el espíritu de la sociedad sino que también hacen que se pierdan capitales y se atrase una sociedad que clama cada vez más por un crecimiento económico sostenido.
Si tú crees que eres incompetente o eres testigo de una incompetencia, denúnciala por este medio, aquí lo haremos público para que nuestras autoridades, empresarios y demás personas que tienen poder vean que unidos podemos cambiar si los obligamos. El cambio ya no es una opción, es obligatorio.
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