–Es que no hubo clientes, me dijo una sexoservidora con la cara triste, después de desearle un buen día y preguntarle el porqué trabajaba tan temprano. Eran como las siete de la mañana, estaba por entrar a la estación del metro Pino Suárez para ir a mis clases, y ella, tenía que regresar a casa para llevar a su hijo a la escuela. A pesar de que las industrias del sexo siempre han provocado escozor en la sociedad mexicana, como el sexo servicio, shows eróticos y juguetes sexuales, y se debe investigar y prohibir la explotación sexual, en especial, la de menores de edad; también es necesario reivindicar a las mujeres obreras de la sexualidad que con plena autonomía ejercen un antiguo oficio, aunque parezca increíble y se trate de argumentar que sufren de Síndrome de Estocolmo, o que simplemente fueron orilladas por la falta de oportunidades de empleo.
A finales de febrero se suscitaron diferentes discusiones sobre la trata de personas en la Ciudad de México, en específico de mujeres. Tras la aprehensión de más de 30 empleados del Calígula Men’s Club, trabajadores de centros nocturnos y bailarinas eróticas protestaron frente al Monumento a la Revolución, al señalar que no se les permitía trabajar y eran extorsionados durante los operativos de la Procuraduría General de Justicia del Distrito Federal, que buscan prácticas ilícitas, como explotación sexual. Por otra parte, se canceló la Expo Sexo y Erotismo, porque según el empresario Fernando Deira, los patrocinadores y expositores tenían miedo a que fueran arrestados injustamente, a causa de malinterpretaciones de la Ley para Prevenir, Sancionar y Erradicar el Delito de Trata de Personas, como los comentarios de Juana Camila Bautista Rebollar en los que se buscaría castigar cualquier acto de exhibicionismo sexual que genere remuneración económica; mientras que Rosi Orozco, presidenta de Comisión Unidos Vs. Trata y exdiputada federal del PAN, manifestó en una entrevista para MVS que era muy grave que Deira la acusara como impulsora de los operativos, y como diciendo, el que nada debe nada teme, también indicó que respeta el trabajo sexual y cualquier sexshop. La postura de Rosi Orozco ha provocado diferentes polémicas de este tipo, como una manifestación de sexoservidoras de James Sullivan, quienes argumentaban que su trabajo era por voluntad propia y que sufrían de abusos de autoridad como insultos y manoseos durante los operativos contra la trata de personas. Aunque se deben reconocer las acciones de Orozco contra este tipo de delitos, también como arquetipo de militantes del PAN, ha mostrado su conservadurismo, como en 2011, cuando quiso retirar su voto para que una diputada del PRD representara a la Cámara de Diputados, en la presentación del libro “Primer foro legislativo por los derechos humanos de las lesbianas en México”, pues era un libro de lesbianas y no iba con ese tema. ¿Rosi desea erradicar la trata de personas o sólo recobrar un Estado punitivo y de ascetismo?
Sobre las bailarinas eróticas y las sexoservidoras que se han manifestado para defender su labor, podríamos pensar que fueron actos manufacturados por proxenetas o empresarios, pero también existe la posibilidad de que sean legítimas. El sexo sin transacción económica de por medio, y al alcance de una mirada, no es tan fácil de conseguir por cualquiera, a causa de diferentes cuestiones, como el no tener un hogar o habitación propios para practicarlo, por cuestiones estéticas y raciales, o por miedo a tabúes, como personas que desean cama con otras de su mismo sexo, quienes buscan experimentar tríos, voyerismo, sexo anal e incluso el oral. Ante esta necesidad, se encontró una moneda corporal de alto intercambio.
Respecto a los establecimientos, en ocasiones, quienes ofrecen sexoservicio se apropian de los sitios como zonas de acuerdo previo a la producción y transacción del servicio. En una cantina del Centro Histórico de la Ciudad de México, a unas cuadras del teatro Frufrú, me tocó observar una mesera, con vestimenta nada extravagante, quien permitía que le tocaran la mano o acariciaran el cabello, pero nada de acceder al trasero o los senos, un tipo de mercadotecnia primitiva, pero al interior del bar, nada pasaba. En contraste, no todo lo que parece prostitución lo es, pero ante los ojos moralistas, el buscar placer es alarmante; como en el bar clausurado “El Galardón”, o el aún en funciones “El eterno”, ambos en Aguascalientes, que aunque sus primeros clientes eran hombres de bajos niveles socioeconómicos, se convirtieron en punto de reunión para quienes desean seguir la fiesta o para chicas trans que buscan pareja sexual por una noche en el total anonimato, y qué mejor que “los chales” que nunca aceptarán sus deseos nocturnos. Otro caso es la calle Juan de Montoro, que ha sido señalado como zona de prostitución masculina homosexual, aunque sólo funge como sitio de encuentro para buscar sexo entre hombres, quienes se asumen como heterosexuales frente a la sociedad, y sólo buscan una noche de diversión, sin que eso implique el cobro-pago de un servicio.
Por otra parte, el tema de la trata ha sido enfocado especialmente hacia niños, adolescentes y mujeres, pues son más vulnerables que los hombres adultos. Pero, ¿existen estos mismos tipos de políticas y operativos para identificar la trata masculina? Aquí existe una brecha de género en el imaginario social, mientras se puede creer que los striper y sexoservidores pueden trabajan por gusto, las table dancers y prostitutas “siempre” lo hacen por ignorancia o porque son obligadas. Es decir, se les otorga a los hombres la permisividad de lucrar con su cuerpo, mientras que a las mujeres se les niega, señala y castiga por no asumir su rol de mujer pura destinada únicamente a la reproducción de la especie; sistemas de género que, además de otros, también las han hecho vulnerables a la privación de la libertad y la prostitución obligada, aunque otras, a través de las industrias sexuales, también han encontrado una trinchera de activismo posmoderno.
Por ejemplo, cada vez tienen mayor mención las productoras y directoras de pornografía feminista, como Erika Lust, la ya madura Candida Royalle, Tristan Taormino, la disidente sexual Chichi LaRue, o la épica Dita Von Teese; quienes a través de la empresa audiovisual del sexo presentan nuevos escenarios, historias y cuerpos, contra los estereotipos masculinos del placer carnal, y desde una visión femenina para el consumo de las mujeres; un gran avance desde el libro “Married Love” de Marie Stopes, del derecho al placer sexual de la mujer, pero casada, a la plena libertad de poder disfrutar de la excitación y el orgasmo asistido. Y es que la mujer ha descubierto desde hace años que la posición del misionero y la satisfacción del otro no es suficiente para vivir una sexualidad plena, como un estudio en Francia en el que se informa que 75% de las mujeres nacidas entre 1922 y 1936 habían experimentado el sexo oral, y el 90% de las nacidas entre 1958 y 1967; pero en México, ¿por qué no se han generado este tipo de informes?, ¿la saludable y plena vida sexual no es también un indicador de las sociedad con mayor desarrollo socioeconómico?; ya comentó Wilhelm Reich, no es posible una revolución social sin una revolución sexual.
En conclusión, el trabajo sexual debe ser revalorado y reglamentado, tanto desde una perspectiva económica-fiscal hasta una sociocultural, por ejemplo, el permitir servicios sexuales para las mujeres como clientes. En primera, el registro de las y los sexoservidores para que pasen de la informalidad a un régimen que les permita seguridad integral: asistencia médica, protección física y mental; por otra parte, la regulación de los costos por servicios sexuales o de exhibicionismo erótico para una equidad competitiva que permita cambios en las situaciones de vida y emigración a otro tipo de actividades económicas. A través del respaldo a las industrias sexuales, se permitiría una mayor vigilancia para la identificación de acciones irregulares e ilícitas de explotación sexual o pederastia, existirían mecanismos de protección a empleados para que denuncien práctica de dicho tipo, además de que, en el caso de la pornografía, se incrementarían los ingresos a la cinematografía mexicana y la economía local.
Acepto que el comercio sexual es un fenómeno con múltiples aristas, y que el placer sexual no debería tener costo, pero, en nuestra comunidad, ¿es fácil acercarse a alguien y preguntarle: podrías tener sexo conmigo?, pues siempre debe existir el respeto. Si bien se nos ha enseñado que como seres racionales podemos controlar nuestros impulsos, ¿el placer sexual no es una necesidad como el comer y beber?, tal vez no tan necesaria para la supervivencia, pero presente con más o menos frecuencia. Me atrevería a decir, ¡ay! de aquella persona que no haya experimentado un orgasmo, y más de quien al desearlo se lo niegue. Como me dijo una amiga: ¡ay!, de esas mujeres que quieren coger y los hombres no lo entienden, que apuestan por la libertad sexual y de pensamiento, y terminan creyendo en el cuento de hadas y el príncipe azul, estando Shrek y Hulk que son verdes. O como otra me expresó: fui muy feliz de haber ido al ginecólogo, hace mucho que un hombre no miraba ni tocaba mi entrepierna.
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