- La lista de candidatos al Consejo Consultivo es excelente pero el proceso de insaculación no es el correcto
- Propone Martín Jáuregui creación de dos departamentos, uno de trabajo social y otro de sicología
Para Jesús Eduardo Martín Jáuregui, presidente de la Comisión Estatal de los Derechos Humanos (CEDH), la lista de los 20 candidatos a integrar el Consejo Consultivo refleja claramente el interés de la ciudadanía en mejorar el desarrollo de su estado participando en cuestiones político-sociales con más afluencia.
“Todos son de estupendo nivel, unos con experiencia en derechos humanos y otros extraídos de la sociedad que han estado preocupados por el desarrollo de Aguascalientes”, por ello, a pesar de que no está de acuerdo en que el proceso sea por insaculación, cualquiera que resulte elegido integrará un Consejo especializado y eficaz.
Resaltó haber un error en la convocatoria, que menciona que debe presentarse un plan de trabajo por cada candidato, pero en realidad este Consejo no usa ningún tipo de plan fijo pues su trabajo es seguir el plan de toda la CEDH, la aprobación de aspectos importantes como el presupuesto anual o la designación de algunos funcionarios y no propiamente algo preestablecido, “más que hablar de un plan de trabajo fijo, que exprese mejor su motivación para estar en el órgano”.
El problema del modelo de insaculación es que se está desplazando a los integrantes a la suerte; para Martín Jáuregui hubiera sido preferible que la Comisión Legislativa de Derechos Humanos valorara la personalidad de cada candidato y eventualmente lograr un equilibrio equitativo.
Por el tiempo, los legisladores no podían hacer una reforma a la ley para cambiar el proceso de elección para el Consejo Consultivo, sin embargo el ombudsman ya entregó una iniciativa para realizar varias modificaciones al detectar la existencia de algunas irregularidades en la ley que deberán ser atendidas en la brevedad de lo posible.
Bajo el punto de vista técnico-jurídico, es incorrecto que la ley orgánica manifieste la existencia de dos direcciones y remita al reglamento interior de la CEDH la creación de otras direcciones, ya que desde un principio esta ley debe señalar todas las direcciones que puede haber, así como todos los órganos de gobiernos existentes.
De entrada, el ombudsman contempla dos áreas que deben ser creadas y que en la ley no se manifiestan; la primera sería un departamento de trabajo social que les permita tener un primer acercamiento con la persona, orientarla y canalizarla al área correspondiente, porque no todo lo que les llega es competencia de la Comisión. La segunda sería la implementación de un departamento de sicología pues algunas de las veces la persona denunciante llega con cierta crisis, “muchos de los aspectos de conflicto, mediación y conciliación se pueden resolver desde el aspecto sicológico”, cosa que nunca se había tomado en cuenta dentro de una comisión de derechos humanos.
También añadió que el que se le esté dando facultades a un contralor interno que corresponderían más al secretario general tendría que ser reformado; llevar el control de los reglamentos, de las modificaciones a la ley y ordenar los organismos que tenga que ver con derechos humanos, es más una facultad de la secretaría general que del contralor; “la secretaría general tiene una carga administrativa muy fuerte, sería mejor que se desahogara hacia el coordinador administrativo”.
Tal como está planteada la estructura actual de la Comisión Estatal de los Derechos Humanos (CEDH) pareciera que la secretaría es un organismo intermedio entre el presidente y los demás órganos de dirección; en opinión de Martín Jáuregui, el tramo de control del presidente es aún más alto que ello y no se está tomando en cuenta.
En suma, el ombudsman reconoce que los derechos humanos son cambiantes, con etapas y generaciones efectuadas por el propio desarrollo de la sociedad, el cual les va mostrando cómo y cuándo se deben de ir actualizando.
Foto: Gilberto Barrón