Hemos estado informados de los lamentables acontecimientos que han sucedido en Ucrania, la región de Crimea, parte de la ex-Unión Soviética, rica en recursos naturales y un granero para Asia y Europa. Por ello es que creo que debemos analizar los hechos a la luz de los intereses soberanos de los Ucranianos. Cuando el Presidente hoy depuesto Viktor Ynukovich decidió no aceptar acercamientos con la Unión Europea, en cuestiones comerciales y políticas, comenzaron las protestas que terminaron en su desconocimiento por el parlamento.
Ahora, según los analistas, queda al descubierto que tanto Estados Unidos como los países Europeos auspiciaron a los inconformes con recursos, y desafortunadamente con armas, provocando que se tomaran las calles de Kievy de la ciudad de Lviv con barricadas que imposibilitaron la vida cotidiana, paralizaron el comercio y provocaron una inmovilización gubernamental que provocó una crisis de dimensiones que no calcularon al principio, pues al caer sus ingreso por la falta de comercio interior y exterior, su deuda -que el nuevo primer ministro interino reconoce- es de 75,000 millones de dólares, de los cuales 35,000 están vencidos y en mora. Todo esto aunado a la cantidad de muertes provocadas por los disturbios -se reconocen oficialmente 34-, cientos de heridos y una salida masiva, tanto de personas como de capitales.
Ucrania está en una región altamente estratégica para los intereses de Rusia, por lo que es difícil que Vladimir Putin vaya a permitir que se convierta en un bastión de los intereses occidentales. El gran problema para todos los actores extranjeros en este conflicto, es que los inconformes y los que los organizaron se les salió de control el movimiento y éste quedó controlado por grupos ultra-nacionalistas de derecha, neonazis, el partido de la libertad (SVOBODA), Patriotas de Ucrania, Asamblea Nacional Ucraniana, Autodefensa Nacional Ucraniana y Trizub, todos con un común denominador: son de ideología anti-rusa, anti-judíos y anti-inmigrantes, se consideran herederos de los grupos que apoyaron a los nazis durante la segunda guerra mundial. Esto agravado con la realidad étnica de Ucrania, pues la mitad de su territorio está habitado por inmigrantes Rusos, y ya en días pasados un grupo armado, en una de sus regiones cercana a la frontera con Rusia, tomó la sede del congreso regional y enarbolaron una bandera Rusa en el edificio.
En los disturbios se distinguieron grupos organizados con estrategias muy similares a los de las camisas pardas de Adolfo Hitler y de las camisas negras de Benito Mussolini. Hoy ellos son los que controlan las calles y persiguen a los que actuaban abiertamente con el régimen anterior, persiguiendo a los policías y ex policías, haciendo actos públicos en los que los golpean y les obligan a pedir perdón a muchedumbres enardecidas que son provocadas para seguir inculcando el odio.
Ahora el nuevo primer ministro, Arseni Ytsunik -elegido por el Parlamento Ucraniano por casi por la totalidad de los miembros del mismo, joven de 39 años, del mismo partido al que pertenece la ex primer ministro Julia Timosenko, que estuvo en la cárcel debido a una persecución del primer ministro depuesto-, ha pedido apoyo para que los Estados Unidos y los Europeos apoyen a Ucrania, ante una invasión inminente de Rusia, para proteger sus fronteras y sus relaciones ancestrales con este país, pues se siente amenazada por las fuerzas occidentales a su puerta.
Esto puede desencadenar una guerra regional que involucre a varios países o podría ser un conflicto de dimensiones no calculadas, que involucraría a todo el mundo en una aventura terrible, todo esto provocado por los intereses de una minoría dominante, que por sus intereses son capaces de sacrificar miles de vidas y futuro de generaciones.
La lección es que debemos estar conscientes hasta dónde aquellos que son los “buenos amigos”, “buenos vecinos”, o que nos “apoyan”, son realmente eso, o en realidad buscan la dominación de un país para sus intereses y son capaces de desestabilizar una nación sin importarles las consecuencias para sus habitantes. Nuestra soberanía debe ser conservada sobre cualquier otro interés y no desviarnos en asuntos de grupos o internos ficticios que nos distraen, y lo más importante: la unidad nacional y nuestra identidad que se ponen en riesgo a causa de intereses ajenos a los mexicanos. Así que aprendamos en cabeza ajena y estemos vigilantes de no entregar el país a intereses ajenos a nuestro futuro. Que las próximas generaciones no nos recuerden como los que no supieron defender este gran país. La base de cualquier régimen social es atender el bienestar del pueblo y al mismo tiempo respetar al máximo su libertad. Friedrich Schiller, el gran poeta alemán, dijo que “la libertad sólo existe en el país de los sueños”. Otros muchos han dado la razón a Schiller, creyendo que en el mejor de los casos, la libertad es una ilusión, y en el peor, licencia y anarquía. En los países donde no ha habido una experiencia real y efectiva de libertad, ésta ha sido confundida con frecuencia, incluso por pensadores ilustres, como Goethe, con la sumisión a las leyes. A las leyes físicas de la naturaleza o a las leyes políticas de la sociedad. Por fortuna nuestra patria tiene tal tradición al respecto, que nuestras más grandes luchas han sido por la libertad y el derecho a la tierra.