La galaxia muy, muy lejana regresa a la Tierra. O al menos a los complejos de Cinépolis en México. Star Wars: Episodio III – La Venganza de los Sith volverá a proyectarse en cines a partir del 24 de abril, como parte de la estrategia global de Lucasfilm para conmemorar el 20 aniversario de esta entrega que, aún hoy, sigue siendo una de las piezas más densas, trágicas y culturalmente significativas del universo creado por George Lucas.
La trilogía de precuelas, alguna vez duramente criticada por los puristas de la saga, ha experimentado una revaloración en años recientes, en buena medida por el peso narrativo del Episodio III. Esta cinta no solo cierra la historia de Anakin Skywalker antes de convertirse en Darth Vader, sino que sienta las bases políticas, emocionales y militares que conectan con la trilogía original, esa que cambió para siempre el cine de ciencia ficción.
El reestreno en México será exclusivo de Cinépolis, aunque la cadena no ha detallado todavía en qué complejos estará disponible. Se prevé una cobertura amplia, con funciones que podrían incrementarse según la demanda. La preventa, como dicta el ritual del fandom moderno, se realizará a través del sitio web y la app de Cinépolis, con opciones de pago en línea o en taquilla. La empresa también dejó abierta la puerta a funciones especiales o experiencias temáticas, capitalizando el peso cultural de la saga y el fenómeno intergeneracional que representa.
Pero más allá del espectáculo visual y la nostalgia asegurada, el regreso del Episodio III a salas también puede leerse como parte de una estrategia más amplia de Disney (propietaria de Lucasfilm desde 2012) para mantener vigente la franquicia en todos los frentes. Con series recientes como The Acolyte o Tales of the Jedi, la compañía ha buscado expandir los márgenes del canon, al tiempo que reactiva el interés por sus pilares narrativos originales.
Desde su estreno en 2005, La Venganza de los Sith ha sido reconocida por su profundidad emocional y su carga política: una república que colapsa desde dentro, manipulaciones institucionales que transforman a un héroe en villano, y una orden —la 66— que erradica a los Jedi como símbolo del fracaso de las élites para sostener el equilibrio. Temas que, dos décadas después, siguen resonando con una vigencia incómoda.
En ese sentido, más que un simple ejercicio de nostalgia, el reestreno es una oportunidad para revisar —ahora con nuevos lentes históricos— las tensiones que construyeron al Imperio en la ficción. Porque si algo ha demostrado la saga, es que las batallas espaciales son el decorado de conflictos mucho más humanos: el miedo a la pérdida, la sed de poder y la fragilidad de las instituciones.
Para quienes deseen refrescar la historia previa al Episodio III, Disney+ tiene disponible el recorrido completo: desde La amenaza fantasma y El ataque de los clones, hasta The Clone Wars o The Acolyte, series que enriquecen el contexto previo a la caída definitiva de Anakin. El acceso a estas narrativas complementarias es una ventaja de la era del streaming, pero también un recordatorio de cómo Star Wars ha trascendido el cine para convertirse en un ecosistema mediático que se retroalimenta constantemente.
Así que, para veteranos de la trilogía original, nostálgicos del 2005 o nuevas generaciones curiosas por descubrir el camino que lleva de Jedi a Sith, este regreso a salas mexicanas no es solo una función de cine. Es un acontecimiento cultural. Y sí, también una prueba de que en una galaxia no tan lejana, el marketing de la Fuerza sigue siendo fuerte.