Frente a los tambaleos del comercio global y las amenazas arancelarias desde Washington, el gobierno mexicano no quiere ser espectador. La presidenta Claudia Sheinbaum presentó el Plan México, un paquete de 18 acciones que —en forma y fondo— apunta a fortalecer la economía interna y blindar al país frente a factores externos como la política proteccionista de Donald Trump.
Pero más que un simple escudo comercial, el plan es un manifiesto económico que mezcla autosuficiencia, obra pública, reindustrialización y bienestar social. A continuación, una lectura detallada y contextualizada de sus 18 componentes:
1. Autosuficiencia alimentaria
Se plantea aumentar la producción de alimentos básicos como maíz, frijol, arroz y leche, enfocándose en pequeños productores. La meta es reducir la dependencia de importaciones y elevar el valor agregado del campo. Esto alinea con una visión de soberanía alimentaria con rostro social, aunque sin reforma agraria de por medio.
2. Soberanía energética
Con una meta del 30% de incremento en la producción energética para 2030, el plan apunta a reducir la importación de gas natural y acelerar proyectos de energías renovables. También incluye electrificación rural y una defensa implícita del modelo energético mixto, donde la CFE sigue siendo actor principal.
3. Obra pública estratégica
Con trenes de pasajeros y carga, caminos artesanales, distribuidores viales, ampliación de puertos y rehabilitación de aeropuertos, se busca no solo mejorar la conectividad nacional, sino detonar empleo masivo (hasta un millón de plazas directas) y dinamizar regiones históricamente rezagadas. La apuesta recuerda al “New Deal” de Roosevelt, pero sin endeudamiento externo.
4. Vivienda y créditos hipotecarios
La meta: 180 mil viviendas nuevas en 2025 y más de medio millón de créditos, además de apoyos para el mejoramiento de hogares. La acción combina justicia social con dinamismo económico, dado que la vivienda es uno de los sectores con mayor efecto multiplicador.
- Impulso al mercado interno de bienes de consumo
Industria textil, calzado, muebles, juguetes, acero, aluminio… La propuesta es fortalecer la producción nacional de estos bienes para sustituir importaciones y crear empleo. No se trata solo de nostalgia manufacturera, sino de reactivar sectores estratégicos con potencial exportador.
6. Producción nacional de vehículos
Se pretende que la mayoría de los autos vendidos en México se fabriquen aquí. Esto requiere más que intención: implica incentivos fiscales, infraestructura, y una política industrial activa para atraer inversiones tecnológicas y mejorar la eficiencia energética.
7. Industria farmacéutica y equipo médico
El plan busca aumentar la producción local mediante simplificación de trámites ante Cofepris y mayor participación en compras gubernamentales. El reto: equilibrar la soberanía sanitaria con la competitividad y la calidad.
8. Industria petroquímica y fertilizantes
Se busca duplicar la inversión en este sector a través de proyectos mixtos (público-privados). Es uno de los puntos más estratégicos: recuperar esta industria permitiría menor dependencia de insumos clave en agricultura e industria.
9. Contenido nacional en compras públicas
Una nueva Ley de Adquisiciones obligará al gobierno a comprar al menos 65% de productos hechos en México. Medida con buen objetivo, pero que puede enfrentar tensiones con tratados internacionales y exigencias de calidad.
10. Venta de productos nacionales en autoservicios
Se promoverán acuerdos voluntarios para aumentar la presencia de productos nacionales en supermercados y tiendas departamentales. Una medida que apela al consumo con sentido patriótico, pero cuyo éxito dependerá de acuerdos con grandes cadenas.
11. Portafolio de inversiones y ventanilla única
Se digitalizarán trámites y se consolidará una ventanilla única para simplificar inversiones nacionales y extranjeras. Se prometen más de 200 mil millones de dólares en proyectos listos para detonarse. El reto será la eficiencia institucional y la coordinación federal-estatal-municipal.
12. Licitación de 15 polos de bienestar
Parques industriales con beneficios fiscales en distintos estados, incluyendo uno de economía circular en Hidalgo. Es una apuesta por descentralizar el desarrollo industrial, aunque aún falta conocer los criterios de selección y evaluación de impacto.
13. Bolsa de empleo y ferias laborales
Con 167 oficinas nuevas del Servicio Nacional de Empleo y 300 ferias, se busca generar 100 mil empleos a corto plazo. Es una medida de activación inmediata, pero el reto será su sostenibilidad más allá del impulso inicial.
14. Financiamiento para MIPyMES
Se plantea aumentar el acceso a financiamiento productivo a través de la banca comercial y de desarrollo. Aunque es una vieja promesa sexenal, su efectividad depende del diseño del instrumento, tasas de interés y la agilidad de la banca.
15. Inversión en ciencia y tecnología
Incluirá vehículos eléctricos, semiconductores, satélites, inteligencia artificial y humanidades. Se prevé también agilizar el registro de patentes. Esta acción es clave si se quiere transformar la economía mexicana en una economía del conocimiento, pero requiere continuidad y capital humano especializado.
16. Paquete contra la inflación (PACIC)
Se renueva el acuerdo con empresas para mantener estables los precios de 24 productos básicos. Una medida que ya demostró eficacia limitada en el pasado, pero que busca contener el impacto de la inflación sin recurrir a controles de precios formales.
17. Aumento al salario mínimo
Se reafirma la política de aumentos sostenidos hasta alcanzar el valor de 2.5 canastas básicas. Aunque el alza real en términos de poder adquisitivo ha sido positiva, el desafío es que no afecte la formalidad laboral ni la inflación.
18. Programas de bienestar garantizados como derechos sociales
Sheinbaum garantiza la continuidad y expansión de becas, pensiones y apoyos, incluidas nuevas inscripciones para mujeres de 60 a 63 años y estufas ecológicas para zonas rurales. Es la base social del Plan México, pero también la más costosa y que requerirá disciplina fiscal.
¿Continuismo o refundación?
A pesar de su tono renovador, el Plan México guarda muchas similitudes con el modelo de López Obrador: fuerte presencia estatal, prioridad al mercado interno, y una retórica centrada en el bienestar. La novedad radica en el lenguaje técnico, los mecanismos de implementación calendarizados y el enfoque hacia la autosuficiencia moderna.
Sin embargo, todo dependerá de la ejecución: un buen diseño no garantiza impacto si no se cumplen los plazos, si los recursos no fluyen o si las alianzas con el sector privado no se concretan.
México no está solo ante este tipo de apuestas: el mundo post-COVID ha visto resurgir el proteccionismo industrial y la relocalización. La diferencia es que aquí, la estrategia se envuelve también en una narrativa de justicia social y orgullo nacional.
El cronómetro ya corrió. Los decretos tienen fechas, los proyectos están anunciados y la ciudadanía espera resultados. El Plan México no es sólo un plan: es la primera gran prueba de fuego de la administración Sheinbaum.