Popularidad sin fuerza
Claudia Sheinbaum llega al sexto mes de su mandato con una aprobación alta, pero con escenarios que ponen en tela de cuestión su autoridad. De acuerdo con la encuestadora Enkoll, la presidenta goza de una aprobación de ochenta y dos por ciento, al mes de marzo de 2025. En una reciente entrevista, la directora de esa casa encuestadora, Heidi Osuna, detalló que son los programas sociales, el aspecto que más valora la gente de la actual administración y de la titular del Ejecutivo.
Aunque a la presidenta le va bien en el terreno de las simpatías, sus primeros seis meses de gobierno se han visto marcados por dos frentes de presión importantes: la llegada del presidente Trump a la Casa Blanca y la influencia de López Obrador al interior del morenismo. En ambos casos, la presidenta ha tenido que sortear decisiones impuestas y absorber altos costos políticos, que no corresponden con su plan original de gobierno.
La titular del Ejecutivo, por ejemplo, fue obligada a aumentar la presencia de elementos de la Guardia Nacional en la frontera norte, para evitar la inminente imposición de aranceles. A pesar de los resultados de las gestiones diplomáticas de su gobierno y del viraje en la estrategia de seguridad (para atajar temas específicos), los aranceles en diferentes mercancías son un hecho.
Y aunque la presidenta cedió en temas de seguridad fronteriza, aumentando la presencia de elementos de la Guardia Nacional en la franja norte, el Presidente Trump terminó por imponer, lo que se pensó, podía frenarse.
Por si fuera poco, tras la reciente reunión con la Secretaría de Seguridad de la Unión Americana, Kristi Noem, trascendió que sobre la mesa se pusieron nuevas exigencias para aumentar la seguridad fronteriza en los límites con Guatemala. Aunque la presidenta volvió a hablar de soberanía, coordinación y respeto; es probable que en próximas semanas veamos los resultados de este encuentro, en la praxis.
Ahora bien, si hablamos de lo que ocurre al interior del morenismo, es claro que a la presidente no le rinden cuentas los principales cuadros de partido. En más de una ocasión, sus iniciativas han sido enmendadas por los coordinadores en la Cámara de Diputados y en el Senado de la República. Por si fuera poco, es sabido que es el hijo del ex presidente López Obrador, quien lleva el verdadero control del movimiento político. Para muestra, el desaire a la presidenta en el Zócalo capitalino, el día del mitin contra los aranceles.
Aunque en el discurso, una parte del morenismo aplauda y respalde a la titular del Ejecutivo, muchos acontecimientos dentro del morenismo han ido en contra de su posición y se le ha visto molesta en las mañaneras. Sheinbaum parece haber entendido, contrario a AMLO, que en su partido hay personajes insostenibles a los que resulta inmoral e ilegal proteger desde el púlpito presidencial.
Finalmente, la presión de grupos políticos y sociales, a la que todos los presidentes se han enfrentado, parece haberle ganado a la titular del Ejecutivo en su primer round. El SNTE y la CNTE lograron llevar a la presidenta a su cancha y la obligaron a retirar su iniciativa de reforma a la Ley del ISSSTE. Se trata del primer revés en una operación política y legislativa, que si bien tenía altos costos, era necesaria.
Sí, Claudia Sheinbaum llega con una aprobación considerable a los primeros seis meses del inicio de su gobierno. Es natural. Pero el tramo aún es muy largo y sin recursos que auspicien los programas sociales, en los próximos años, veremos de qué está hecha esa popularidad.