Aplausos
Como ya se está haciendo costumbre, las sesiones del Cabildo de Aguascalientes nunca decepcionan. Entre tanta “pluralidad” y dinamismo político, el ambiente es todo menos predecible. Por un lado, una oposición que juega su rol, aunque dividida en algunas votaciones; por el otro, un grupo mayoritario donde pocos se animan a entrarle al quite y defender a la administración de la que emanan.
El primer round fue la aprobación de la cuenta pública. Los regidores guindas, Enrique Sánchez y Martha Márquez, tomaron la palabra para expresar su descontento, acusando manejo discrecional de los recursos y presunta corrupción. Márquez advirtió sobre una baja en la calificación crediticia del municipio, supuestamente por su alta deuda. Al revisar los datos de HR Ratings, efectivamente la capacidad crediticia disminuyó ligeramente, pero el municipio aún conserva una calificación alta con bajo riesgo, es decir, no está en crisis, pero tampoco mejoró.
Luego vino la exhibida: bajaron un dictamen del orden del día porque la parte inicial del proyecto no coincidía con el punto a votarse. Fue Sánchez quien evidenció que el “copia y pega” está generando errores graves. El dictamen regresó para corrección.
La sesión continuó con el nombramiento del síndico Octavio Ozuna como representante del municipio ante el Patronato de la Feria Nacional de San Marcos.
Una despedida anunciada
En la recta final, se confirmó lo que desde finales del año pasado ya se sabía: la salida de Javier Soto Reyes como secretario del Ayuntamiento. Su despedida fue respaldada por el regidor Alex Serrano y el síndico Ozuna, quienes agradecieron su labor sin caer en discursos de campaña, deseándole éxito en su nueva etapa como juez.
Sin embargo, no todo fue cordial. La regidora Martha Márquez contradijo a sus compañeros, acusando a Soto de ignorar solicitudes suyas y de Leo Montañez. Con tono sarcástico, casi le canta “Te escribí una carta y no me contestaste”, pero ahí no acabó: junto con Sánchez, rechazó la designación de Enrique García López “Quique Galo” como nuevo secretario. Lo vincularon al escándalo de la caja negra de la LXV Legislatura, y cuestionaron la legalidad de su nombramiento, alegando que Soto no había presentado su renuncia formal. Para ellos, todo fue una burla a la ciudadanía.
Para tener la boca grande hay que tener la cola chica
Así arrancó su intervención el regidor Juan Antonio González Guerrero, en respuesta a los reclamos de los morenistas. Dijo no saber por qué se le vino esa frase a la cabeza, pero dejó claro su respaldo al nuevo secretario.
La regidora Márquez insistió en sus objeciones y generó molestia incluso entre el público asistente, que comenzó a murmurar “Ya siéntese, señora”. Es importante precisar que las reacciones venían del público, no de los integrantes del Cabildo.
Entre los presentes estaban diputados locales, exlegisladores y hasta la senadora “La Chuya”, lo que elevó el nivel del espectáculo. Los regidores Ivon González y Abdel Luévano, compañeros de bancada de Márquez y Sánchez, guardaron silencio, pero a la hora de la votación se manifestaron en contra de Galo. Nada pudieron hacer. Al final, el nuevo secretario tomó protesta y asumió el cargo. Al ser cuestionado por los señalamientos, Galo afirmó que no se lo toma personal y que llega a sumar con su experiencia al municipio.
Fíjense en lo bueno
Las declaraciones de Jesús Vallín Contreras, director de MIAA, sobre que beber agua de la llave no supone riesgo alguno, abrieron un debate que el alcalde Leo Montañez prefirió no alimentar. Al ser cuestionado, evitó polémicas y optó por una salida diplomática: el organismo -dijo- sigue trabajando arduamente para ofrecer un servicio de calidad. Sin embargo, cuando se trata de salud pública y confianza ciudadana, el silencio puede ser más ruidoso que la confrontación.
La ciudadanía merece certezas, no evasivas. Si el agua que sale de la llave es realmente segura para el consumo humano, que se diga con claridad y con respaldo técnico. Si no lo es, que se informe y se actúe en consecuencia. La responsabilidad institucional no consiste en esquivar preguntas incómodas, sino en dar respuestas que generen confianza. Porque en Aguascalientes, las discusiones en torno al agua no deben admitir ambigüedades, mucho menos discursos sin pruebas.
¿Priístas al poder?
A propósito de la llegada de Quique Galo a la Secretaría del Ayuntamiento, la regidora Leslie Atilano lanzó una frase que resume más de lo que aparenta: “Ahora sí se hará un gran equipo”. La declaración no solo celebra un cambio administrativo, sino que deja ver una apuesta clara por el regreso de viejas fórmulas: “Nosotros sí sabemos gobernar”, dijo, con tono triunfalista. Atilano incluso propuso perfiles priístas para fortalecer el Cabildo, como si el solo origen partidista garantizara eficacia o experiencia.
Lo preocupante no es que se propongan nombres, sino que se plantee la construcción del equipo con base en una lógica partidista, más que en la capacidad técnica o la representación ciudadana. Porque gobernar no es un acto de nostalgia política, sino de responsabilidad institucional. Y en estos tiempos, lo que menos necesita el Ayuntamiento es reproducir las mismas prácticas que nos llevaron a desconfiar de la política.
Vivito y aviador
Salvador Vázquez Caudillo, presidente del Comité de Participación Ciudadana (CPC) del Sistema Estatal Anticorrupción, cobró durante 2024 como docente del CECYTEA en Cañada Honda y Morelos, mientras se desempeñaba como integrante del CPC.
Según él, no existe conflicto de interés, pero todo indica que no ha leído la Ley General del Sistema Nacional Anticorrupción, que prohíbe que los integrantes del CPC ocupen otro cargo o comisión en cualquier nivel de gobierno durante su gestión.
Sin palabras. Si así actúan quienes dicen combatir la corrupción, ¿qué esperanza nos queda de que realmente estén ahí para mitigarla y no para encubrirla?