Si el fútbol es un arte, Raphinha es el pincel que el FC Barcelona necesitaba para volver a pintar con ese trazo fino y travieso del “Joga Bonito”. En esta temporada 2024-2025, el brasileño no solo ha callado a los que dudaban de sus 58 millones de euros pagados al Leeds en 2022, sino que ha puesto a sonar samba en el Estadio Olímpico de Montjuïc y más allá. Con 27 goles y 17 asistencias en 41 partidos, este extremo de Porto Alegre no es solo un jugador en racha: es un showman que lleva el ADN del Brasil de Pelé y Ronaldinho, pero con un toque moderno que hace temblar a defensas europeas.
Un arranque que suena a tambores brasileños
Raphinha arrancó la temporada como si alguien le hubiera dicho que el balón era una piñata y él el único con palo. En LaLiga, lleva 13 goles y 7 asistencias en 26 partidos. Pero no se quedó en el patio de casa: en la Champions League, es el líder goleador con un hat-trick al Bayern Munich que aún tiene a los bávaros buscando su orgullo en el Allianz Arena. “Siempre soñé con estos momentos”, dijo tras esa noche mágica y desde entonces no ha parado de soñar despierto.
En la Supercopa de España, ya campeón con el Barça, marcó contra el Real Madrid en el Bernabéu y en la final, como diciendo: “Aquí estoy, y no me voy”. Luego llegó un doblete al Benfica y un gol al Borussia Dortmund. ¿Casualidad? No, señores, este es un tipo que juega con el balón como si fuera una extensión de su alma carioca. “Quiero que la gente se divierta viéndome”, confesó en una entrevista con DAZN, y vaya si lo está logrando.
El Joga Bonito recargado: más que regates y sonrisas
Hablar de Raphinha como heredero del “Joga Bonito” no es solo por sus gambetas endiabladas (67 finalizaciones y 61 pases decisivos en la temporada, según SofaScore). Es por cómo mezcla la esencia brasileña con una eficiencia que asusta: participa en un gol cada 70 minutos. Esto no es el fútbol de exhibición de los 90; es un Joga Bonito 2.0, donde el regate va con GPS y el gol es el destino final.
Fíjate en sus números: 17 grandes chances creadas, una locura para un extremo que también baja a defender como si le debiera un favor a Hansi Flick. “Raphinha es un líder silencioso”, dijo el técnico alemán tras el 4-0 al Madrid en el Clásico. Y es que el brasileño no solo brilla en ataque; su presión alta y sus tackles recuerdan que el fútbol bonito también tiene garra. Es como si Ronaldinho y Cafú hubieran tenido un hijo futbolístico.
La redención de un “desconocido”
Cuando llegó al Barça en 2022, algunos lo veían como un fichaje inflado. “58 millones por un tipo del Leeds, ¿en serio?”, decían en los bares de Cataluña. Hasta el club pensó en venderlo en 2023, según El Chiringuito. Pero Raphinha se puso el overol y luego el smoking. Esta temporada, con Lewandowski como socio y Lamine Yamal como aprendiz, ha encontrado su lugar. “Nunca dudé de mí”, soltó en Movistar+, y con razón: sus 44 contribuciones de gol superan los partidos jugados. ¿Quién ríe ahora?.
Su juego no es solo estadística; es espectáculo. Contra el Bayern, su hat-trick incluyó un gol de volea que parecía sacado de un videojuego. Contra el Benfica, un slalom entre tres defensas que terminó en la red. Raphinha no juega: baila, y cualquier estadio que pisa es su pista.
El heredero que no imita, sino que crea
Raphinha no es una copia de Neymar ni un eco de Ronaldinho. Es un original con tatuajes y hambre de gloria. “Quiero dejar mi marca aquí”, dijo tras ganar la Supercopa, y lo está haciendo. En una temporada donde el Barça pelea LaLiga y la Champions, él es el motor creativo y el puñal inesperado.
Sus rivales lo sufren, sus compañeros lo idolatran y los niños ya piden su camiseta 11 en las tiendas. “Raphinha nos da vida”, dijo Pedri en una rueda de prensa. Y cómo no, si este brasileño ha convertido al Barça en un equipo que no solo gana, sino que enamora. El Joga Bonito no murió; solo estaba esperando a que Raphinha lo despertara con un balón en los pies y una sonrisa en la cara.
Raphinha no solo es el MVP del Barça; es el heredero de una tradición que Brasil exportó al mundo. Falta ver si esta temporada termina con trofeos, pero una cosa es segura, el fútbol bonito tiene nuevo rey, y se llama Raphael Dias Belloli. Como él mismo dijo: “El balón es mi amigo, y juntos vamos a divertirnos mucho”. Y nosotros, felices de verlo.