Primera muerte por sarampión en EEUU en 10 años: un brote prevenible que alarma a las autoridades - LJA Aguascalientes
17/03/2025

Estados Unidos ha registrado la primera muerte por sarampión en una década, confirmada el pasado 26 de febrero en Texas. La víctima, un niño en edad escolar que no estaba vacunado, fue hospitalizada en la ciudad de Lubbock, donde falleció tras complicaciones derivadas de la enfermedad. Este deceso se suma a un brote creciente que ya ha contagiado al menos a 133 personas en Texas y Nuevo México, con la mayoría de los casos concentrados en menores de edad y comunidades con bajas tasas de vacunación.

El sarampión, considerado erradicado en Estados Unidos desde el año 2000 gracias a la vacunación, ha resurgido en los últimos años, impulsado por la disminución de la cobertura inmunológica. Expertos advierten que la propagación del virus se debe, en gran parte, a la falta de vacunación desde la infancia y al aumento de viajes internacionales, factores que han reintroducido la enfermedad en el país.

Un brote en ascenso con alto riesgo de hospitalización

El Departamento de Servicios de Salud de Texas ha detallado que 18 personas han sido hospitalizadas debido al brote actual, principalmente por complicaciones respiratorias como neumonía. Según los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC), una de cada cinco personas no vacunadas que contraen sarampión requiere hospitalización, y una de cada 20 desarrolla neumonía, considerada la principal causa de muerte asociada a la enfermedad.

El condado de Gaines ha sido identificado como el epicentro del brote, con 80 casos confirmados. Este condado alberga una significativa población menonita, grupo conocido por su reticencia a la vacunación. Otros condados afectados incluyen Terry, Dawson y Yoakum, mientras que en Nuevo México se han confirmado al menos nueve casos.

La falta de vacunación: una amenaza persistente

Las autoridades sanitarias han señalado que más del 95% de las personas infectadas no estaban vacunadas o desconocían su estatus inmunológico. La vacuna contra el sarampión, administrada en dos dosis, tiene una eficacia del 93% con la primera aplicación y del 97% con la segunda. Sin embargo, la cobertura ha disminuido en los últimos años, especialmente en comunidades con creencias religiosas o personales que rechazan la inmunización.

El caso de Texas no es aislado. En 2019, EE.UU. enfrentó el mayor brote de sarampión en décadas, con 1,274 casos concentrados en comunidades judías ortodoxas de Nueva York y Nueva Jersey. La disminución de la vacunación ha reabierto la puerta a enfermedades que antes se consideraban controladas.

Impacto político y respuestas contradictorias

El brote ocurre en medio de cambios en la administración sanitaria del país. Robert F. Kennedy Jr., recién nombrado Secretario de Salud bajo el gobierno de Donald Trump, ha sido criticado por sus posturas escépticas sobre las vacunas, incluida la falsa afirmación de que la inmunización contra el sarampión podría estar vinculada al autismo, una teoría desacreditada por la comunidad científica. Durante una reunión del gabinete, Kennedy mencionó que había dos muertes confirmadas por sarampión, aunque solo se ha reportado oficialmente el fallecimiento del menor en Texas.

Médicos especialistas han señalado que la desinformación sobre las vacunas es una de las principales causas del resurgimiento del sarampión. La epidemióloga Catherine Troisi advirtió que “el sarampión es el virus más infeccioso que conocemos” y que la reducción de la vacunación no solo facilita su propagación, sino que también podría provocar brotes de otras enfermedades prevenibles.

Síntomas y prevención: la urgencia de la inmunización

El sarampión se transmite por vía aérea y a través del contacto con superficies contaminadas, pudiendo permanecer activo hasta por dos horas en el ambiente. Entre sus síntomas se encuentran fiebre alta, tos, secreción nasal, conjuntivitis y un característico sarpullido rojo que se extiende por el cuerpo. En casos graves, puede causar ceguera, encefalitis y neumonía, con secuelas permanentes o incluso la muerte.


Ante el avance del brote, las autoridades han instado a la población a completar su esquema de vacunación. El Departamento de Salud de Texas ha habilitado clínicas gratuitas para inmunizar a niños y adultos que no hayan recibido la vacuna. No obstante, los especialistas advierten que, mientras las tasas de vacunación sigan siendo bajas, el virus continuará encontrando individuos susceptibles, prolongando el brote y aumentando el riesgo de más muertes prevenibles.

Una crisis que pudo evitarse

La muerte del niño en Texas no solo marca un trágico precedente en la reaparición del sarampión en Estados Unidos, sino que también pone en evidencia los peligros de la desinformación y la baja cobertura de vacunación. Con una enfermedad altamente contagiosa como el sarampión, la única estrategia eficaz es la inmunización. Este brote, como han señalado los expertos, no es un evento aislado, sino un recordatorio de que los avances en salud pública pueden retroceder cuando la confianza en las vacunas disminuye.

Estados Unidos, un país que había eliminado el sarampión hace más de dos décadas, enfrenta ahora un desafío sanitario evitable. La pregunta clave es si la sociedad y los responsables de políticas públicas actuarán con la urgencia necesaria para evitar que esta tragedia se repita.

Vía Tercera Vía


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