Noroña y su doble discurso: Ayotzinapa vs. Teuchitlán - LJA Aguascalientes
20/03/2025

Hay gente que simplemente no debería abrir el hociquito. Sí, otra vez, Gerardo Fernández Noroña haciendo malabares discursivos según lo que le conviene. Esta vez, el senador acusó a medios y a “la derecha” de montar un show mediático por el hallazgo de cientos de zapatos y objetos personales en el Rancho Izaguirre, Teuchitlán, Jalisco, donde se presume que operaba un crematorio clandestino del crimen organizado.

Según él, es pura “campañita” para golpear al gobierno de la 4T. Pero, ¿cómo pasó de ser el crítico feroz del “crimen de Estado” de Ayotzinapa a defender la prudencia y la paciencia en Teuchitlán?

Noroña sobre Teuchitlán: “¿Quién dice que esos zapatos son de personas desaparecidas?”

Los colectivos que llevan años buscando a sus desaparecidos no tienen dudas: esos objetos pertenecen a víctimas de desaparición forzada. Pero para Noroña, estos hallazgos son solo presunciones: “Hay 200 zapatos ahí, sí, sí, pero ¿quién dice que esos zapatos son de personas desaparecidas?”, dijo en una transmisión en vivo.

Para él, todo es parte de una estrategia mediática para atacar al gobierno de Claudia Sheinbaum y a Morena“Los medios locales, aquí es un asunto nacional, se van con la misma línea (…) se van con la línea del golpeteo”, añadió. “Es otra vez otra campañita de estas típicas de la derecha”.

Por si fuera poco, Noroña insinuó que el hallazgo en Teuchitlán podría ser un montaje“Como si no pudieras hacer un montaje de esas cosas”, comentó con ligereza, desestimando las denuncias de colectivos y familiares de víctimas. Esta afirmación no solo es insensible, sino que también revictimiza a quienes llevan años buscando a sus seres queridos. Imagínate utilizar una tragedia de ese tamaño para soltar un discurso político.

¿Crimen de Estado solo cuando conviene?

Pero retrocedamos unos años. En 2016, cuando Enrique Peña Nieto ocupaba el poder, Noroña no dudó en señalar al gobierno federal y al Ejército como responsables del “crimen de Estado” que fue la desaparición de los 43 normalistas de Ayotzinapa.

“Ni perdón, ni olvido”, exigía, con un tono duro y sin medias tintas. Criticaba a los medios que seguían la versión oficial y denunciaba que “todas las versiones del gobierno han resultado falsas”. En ese entonces, la indignación le servía para posicionarse como un defensor del pueblo, y la crítica directa al gobierno federal le daba protagonismo. Pero, ¿qué pasó ahora?

Hoy, con la 4T en el poder, Noroña cambió el guion. En lugar de exigir justicia y transparencia, ahora prefiere señalar que la responsabilidad recae en los gobiernos estatales y municipales.

“Resulta que ahora es el gobierno federal responsable de lo que en primera instancia sería responsabilidad del gobierno municipal y estatal. O sea, de qué sirven los gobiernos de los estados, de qué sirven los gobiernos municipales, de qué sirven sus policías y sus instituciones si todo es responsabilidad del gobierno federal, dice ahora que Morena dirige el país.


¿Y en Ayotzinapa? Ahí sí no había duda: todo era responsabilidad de Peña Nieto. La amnesia selectiva de Noroña es preocupante, porque demuestra que su lucha no es por la verdad o la justicia, sino por la conveniencia política.

Incluso en 2020, acusó a Alejandro “Alito” Moreno dirigente nacional del PRI, de represor: “Durante los gobiernos de ustedes nadie se atrevía a protestar, porque hacían desapariciones forzadas (en alusión a Ayotzinapa), despedían, eran brutalmente siniestros”. Pero nadie diga nada de las desapariciones forzadas desde que estaba AMLO en el poder, porque ahí sí ya es cosa de cada estado y eso ya no es culpa del gobierno federal.

La insensibilidad de Noroña

La contradicción es evidente. Si Ayotzinapa fue un “crimen de Estado”, ¿por qué no podría serlo Teuchitlán? ¿Por qué el hallazgo del Rancho Izaguirre no merece el mismo nivel de indignación y exigencia de justicia? ¿O es que la indignación de Noroña depende de quién esté en el poder? La violencia, las desapariciones y la impunidad no han cambiado con el cambio de gobierno, pero al parecer, la postura de Noroña sí.

El único problema aquí no es la incongruencia de Noroña, sino también el mensaje que envía: que las tragedias pueden ser utilizadas como herramientas políticas. Si el gobierno es de “los otros”, es un crimen de Estado. Si es “de los nuestros”, hay que ser prudentes y esperar resultados. La justicia y la verdad no pueden ser moneda de cambio. Las víctimas merecen respuestas, sin importar quién esté en el poder.

Noroña debería recordar que la memoria no es selectiva y que la dignidad de las víctimas no se ajusta a discursos políticos. Si realmente busca justicia, debe ser coherente. Porque hoy, las voces que exigieron verdad para Ayotzinapa también claman por los desaparecidos de Teuchitlán. Y el silencio, o peor aún, la duda sembrada, solo perpetúa el dolor de quienes siguen esperando justicia.

Vía Núcleo


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