Los clavadistas mexicanos sin bandera en el Mundial de Clavados 2025 - LJA Aguascalientes
31/03/2025

Imagina esto: un clavadista mexicano se lanza desde el trampolín, ejecuta un giro perfecto, corta el agua como cuchillo y sube al podio. El público enloquece, pero… no suena el Himno Nacional. No hay bandera tricolor ondeando. En su lugar, un logo genérico de World Aquatics y la etiqueta de “atleta neutral”. No es una distopía deportiva, es la realidad que enfrentarán los atletas mexicanos en la Copa Mundial de Clavados Guadalajara 2025, del 3 al 6 de abril.

El drama: México paga millones y se queda sin nombre

La Copa Mundial de Clavados 2025, que se celebrará en el Centro Acuático Metropolitano de Guadalajara, debía ser una fiesta nacional. México, un país con una tradición gloriosa en clavados, 14 medallas olímpicas, más que en cualquier otro deporte, invirtió fuerte para traer este evento a casa. La Comisión Nacional de Cultura Física y Deporte (CONADE), liderada por el ex clavadista Rommel Pacheco, desembolsó millones de pesos por los derechos del evento, mientras el Gobierno de Jalisco aportó entre 10 y 15 millones más para la organización. ¿El costo total estimado? Alrededor de 20 millones de pesos del erario público, según reportes de Forbes México y López-Dóriga Digital.

Pero aquí viene el golpe: World Aquatics, la federación internacional que rige los deportes acuáticos, decidió que los 12 clavadistas mexicanos, figuras como Gabriela Agúndez, Osmar Olvera y Kevin Berlín, competirán como “neutrales”. Nada de “MEX” en sus uniformes, nada de bandera en el desfile ni en el podio. En el boletín oficial los mexicanos aparecen con la abreviatura “NAC” (Neutral Athlete Code), al igual que los rusos, también castigados por conflictos federativos. ¿La razón? Un embrollo legal y político que lleva años enredando a la natación mexicana.

El villano: Una federación en el limbo

Todo apunta a la Federación Mexicana de Natación (FMN), que desde hace años está en un limbo legal. World Aquatics no la reconoce como entidad oficial debido a disputas internas y a la falta de cumplimiento con normativas internacionales. En 2023, la federación internacional ordenó la creación de un Comité Estabilizador para reorganizar los deportes acuáticos en México, encabezado por María José Alcalá, presidenta del Comité Olímpico Mexicano (COM), junto a Guillermo Cortés, Alejandra Orozco, Jorge Iga y Maureen Croes de Panam Aquatics. Sin embargo, este organismo no tiene validez legal bajo la Ley Nacional del Deporte: no está registrado ante notario, no tiene poder para manejar presupuestos ni autorizar marcas. Es, básicamente, un espejismo burocrático.

Mientras tanto, la FMN, aún presidida por Kiril Todorov, sigue siendo reconocida por las leyes mexicanas, pero no por World Aquatics. Resultado: un choque de trenes que deja a los atletas como daño colateral. No es la primera vez que pasa. En 2016, Rommel Pacheco vivió esto en carne propia: ganó oro en la Copa Mundial de Río, pero subió al podio con una playera de Popeye porque México estaba sancionado por no pagar una multa de 5 millones de dólares tras cancelar un Mundial en Guadalajara. Nueve años después, la historia se repite, pero con un giro aún más amargo: esta vez, México sí pagó, y aún así no podrá ondear su bandera.

¿Qué significa esto para México?

Para un país donde los clavados son casi religión, desde Joaquín Capilla en los 50, Alejandra Orozco y Gaby Agúndez en Tokio 2020 hasta Osmar Olvera en París 2024, esto es un balde de agua fría. Los clavados no solo son medallas; son identidad. Son el deporte que pone a México en el mapa olímpico cuando otros fallan. Que nuestros atletas no puedan representar al país en casa, frente a su gente, es un golpe al orgullo nacional y una señal de que algo está podrido en el sistema deportivo mexicano.

Además, hay un riesgo tangible rumbo a los Juegos Olímpicos de Los Ángeles 2028. Si no se resuelve este conflicto, los clavadistas podrían seguir compitiendo como neutrales en eventos clasificatorios, lo que afecta su moral, su apoyo económico y su visibilidad internacional. De hecho, en el Mundial de Natación en Piscina Corta de Budapest 2024, los mexicanos ya compitieron como neutrales, un precedente que duele.

Rommel Pacheco: El héroe en la alberca y en la oficina

Entra Rommel Pacheco, el clavadista legendario que colgó el traje tras Tokio 2020 y ahora dirige la CONADE desde octubre de 2024. Conoce el dolor de competir sin bandera y está decidido a evitar que esta generación lo sufra. Desde su llegada, ha prometido sanar las heridas del deporte mexicano, y este es su primer gran reto.

Pacheco no se rinde: “No voy a permitir que mis compañeros clavadistas compitan sin bandera ni himno en un evento que México pagó”, declaró.


Él y María José Alcalá han sostenido “infinidad de reuniones” con World Aquatics para revertir la situación. “Estamos avanzando, hay una posible solución positiva esta misma semana”, afirmó Alcalá a El Diario de Chihuahua. Pacheco insiste en que no descansará hasta que el Himno Nacional suene en Guadalajara si hay medallas. Su plan a largo plazo es ambicioso: crear una nueva Federación de Natación sólida y reconocida antes de 2028. En diciembre de 2024, anunció en Récord que dará a los atletas un 40% de voz y voto en la elección de sus dirigentes, algo inédito en México, y limitará los mandatos federativos a dos periodos. “Si el federativo lo hace bien, sigue; si no, que dé un paso al costado”, dijo. Es un guiño a la democracia deportiva y una bofetada a los caciques que se eternizan en el poder.

El clavado final

A días del Mundial de Clavados en Guadalajara, el reloj corre. Pacheco y Alcalá enfrentan un sistema enredado en leyes, egos y millones malgastados. Si logran que World Aquatics acepte una solución temporal, quizá reconociendo al Comité Estabilizador como interlocutor provisional, los clavadistas podrían recuperar su bandera. Si no, será un espectáculo agridulce: medallas sin patria. “Si esto no se resuelve antes del 3 de abril, será una cachetada al país”, advirtió Pacheco dejando claro que está dispuesto a pelear hasta el último segundo.

Para México, esto va más allá del deporte. Es una prueba de si podemos ordenar nuestra casa y honrar a quienes nos representan. Rommel Pacheco, el hombre que voló desde trampolines y ahora navega por tormentas burocráticas, tiene la pelota en su cancha.

Vía El Táctico


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