Lewis Hamilton y Ferrari. Dos nombres que juntos suenan a ópera en el mundo del automovilismo: épicos, dramáticos y llenos de pasión. El siete veces campeón del mundo llegó a Maranello en 2025 con el peso de las expectativas sobre sus hombros, un coche rojo que promete y una afición que sueña con volver a los días de gloria. Pero, como todo buen guión, la historia empezó con un traspié en Australia y un giro inesperado en China.
Australia 2025: Un debut con sabor a pesadilla
Imagina esto: Melbourne, primera carrera de la temporada, Hamilton vestido de rosso corsa por primera vez. La ilusión era palpable, pero el Albert Park tenía otros planes. Ferrari llegó con un SF-25 que parecía competitivo en pretemporada, pero el fin de semana se torció como un neumático pinchado en plena recta. Hamilton y Charles Leclerc, su nuevo compañero, calificaron séptimo y octavo, lejos de la punta donde McLaren, con Lando Norris y Oscar Piastri, mandaba. Y luego llegó la lluvia, esa vieja amiga caprichosa del automovilismo.
La estrategia de Ferrari falló estrepitosamente: dejaron a sus pilotos con slicks mientras el agua caía, y cuando por fin entraron a pits por gomas de lluvia, ya era tarde. Hamilton terminó décimo, con un solo punto en el bolsillo, y Leclerc octavo. “Un desastre”, lo llamó el británico, mientras Leclerc admitía errores propios y del equipo. El coche era difícil de domar, comía neumáticos como si fueran pizza y la comunicación en el muro parecía un teléfono descompuesto. ¿Era este el Ferrari que iba a pelear el título? La duda quedó flotando.
China 2025: La resurrección en Shanghai
Corta a una semana después: Shanghai, el Gran Premio de China, primera carrera sprint de la temporada. Ferrari llegó con ajustes, Hamilton con hambre y el circuito con un lienzo perfecto para redimirse. Y vaya que lo hicieron. En una sesión de clasificación para el sprint que tuvo a todos al borde del asiento, Hamilton clavó un tiempo de 1:30.849, rompiendo el récord de pista de Michael Schumacher (1:32.238 desde 2004).
Sí: Hamilton, en su segundo fin de semana con Ferrari, le quitó un récord a Schumacher en su propia casa roja.
Max Verstappen quedó a solo 0.018 segundos, mientras Piastri y Leclerc completaron un top 4 de infarto. ¿McLaren? Norris, el líder del campeonato tras Australia, patinó hasta el sexto lugar con errores que él mismo llamó “descuidados”. Hamilton, en cambio, estaba exultante: “No me lo esperaba, estoy en shock. Este coche cobró vida desde la primera vuelta”. ¿El secreto? Ajustes en la configuración que sacaron el potencial escondido del SF-25 y un piloto que, a sus 40 años, sigue teniendo manos de seda y nervios de acero. China no solo fue una pole; fue una declaración: Ferrari y Hamilton están vivos.
Ferrari 2025: Un proyecto con altibajos
Hablemos claro: Ferrari en 2025 es un rompecabezas. Tras un 2024 prometedor, donde terminaron fuertes, el equipo apostó todo al SF-25, un coche diseñado para pelear con McLaren y Red Bull. La llegada de Hamilton, un golpe maestro de Fred Vasseur, trajo experiencia y un hambre de revancha tras años complicados en Mercedes. Pero Australia mostró las costuras: un coche inestable, sensible a las condiciones y un equipo que aún no tiene la sincronía de un reloj suizo.
Sin embargo, China dio esperanza. El SF-25 parece tener ritmo, especialmente en circuitos técnicos como Shanghai, donde Hamilton ya ha ganado seis veces. La clave está en la consistencia: Ferrari no puede permitirse más errores estratégicos ni altibajos en el rendimiento. Con Leclerc aportando velocidad pura y Hamilton sumando su visión táctica, el equipo tiene las piezas. Ahora toca armar el puzzle.
¿Qué esperar de Hamilton y Ferrari en 2025?
A ver, no nos engañemos, Hamilton no vino a Ferrari a pasear. A sus 40 años, busca un octavo título que lo consagre como el más grande de la historia estadística. Su debut en Australia fue un balde de agua fría, pero China mostró que el potencial está ahí. Hamilton dijo tras la pole: “Sé que este coche tiene más para dar; solo necesitamos desbloquearlo”. Y si alguien sabe cómo exprimir un monoplaza, es él.
Las expectativas son altas, pero realistas. McLaren parece el rival a batir tras su dominio en Melbourne, y Verstappen sigue siendo Verstappen: un tiburón que no perdona errores. Ferrari necesita que Hamilton sea el líder que calme las aguas en días caóticos y el mago que saque conejos del sombrero en la pista. Si el equipo afina la estrategia y el coche encuentra estabilidad, podríamos ver a Lewis peleando podios y victorias pronto. ¿El título? Es temprano, pero con 24 carreras por delante, no es un sueño imposible.
El toque diferente: Hamilton, el rey de los giros
Aquí va el dato curioso: Hamilton es el primer piloto de 40 años en lograr una pole desde Nigel Mansell en 1994. ¿Coincidencia? No lo creo. Este hombre no solo corre contra el cronómetro, sino contra el tiempo mismo. Su historia con Ferrari es como una película de Hollywood: un héroe veterano, un equipo legendario en busca de redención y un camino lleno de giros inesperados.
