Figuras | Bajo presión por: Edilberto Aldán - LJA Aguascalientes
31/03/2025

Bajo presión 

Figuras

Ante la impredictibilidad y grosería de un político como Donald Trump, la serenidad y paciencia de Claudia Sheinbaum, al final en eso ha quedado el episodio mensual de la amenaza de los aranceles, con un aplazamiento de estos cobros ilegales por parte de los Estados Unidos; dentro de un mes se volverán a crispar los ánimos cuando alguno de los dos mandatarios anuncie que revisarán los aranceles recíprocos, no importa que la inmensa mayoría de los productos que más nos compran a México estén dentro del T-MEC y no vayan a aplicar, de lo que se ha tratado todo el tiempo es del manejo de percepciones.

Tras la llamada telefónica con la titular del Ejecutivo mexicano, Donald Trump se deshizo en elogios para con la presidenta de México, “una mujer maravillosa, y les ayudamos con el problema que tenía que ver con los aranceles. Tuvimos una buena conversación, también discutimos el tema de las drogas y han estado trabajando mucho más duro últimamente, ¿han notado eso? Sobre la gente que viene y las drogas, y hemos hecho un tremendo progreso en ambas”, el reconocimiento que hizo Trump a Sheinbaum no tiene nada que ver con el discurso que el presidente de Estados Unidos brindara ante su Congreso, en donde México y sus autoridades se diluyeron en un eufemístico patio trasero tras la frontera estadounidense.

En ese momento Donald Trump le estaba hablando a sus votantes, a los de su partido, les vendió la idea de una América maravillosa que volverá, una época dorada en la que él lleva las riendas hacia el futuro prometido, al presidente de los Estados Unidos no le interesa la realidad, lo único que le importa es la manipulación de la percepción. Astuto, anunció la imposición de los aranceles para poder anotarlo como uno más de sus logros, una serie de verdades a medias y mentiras que entusiasman a sus seguidores porque toca la fibra emocional, no importa que exhiba su ignorancia o el engaño descarado, lo relevante es el impacto en quien escucha y que funcione como culto a la personalidad.

Con el mismo tono populista de López Obrador, en su mensaje al Congreso estadounidense, Trump no aportó un solo dato duro sobre la jauja en que ya vive su país, le bastó enunciarlo; dio el golpe primero y eso es suficiente, como para que el aplazamiento de los aranceles a México no se viera como una derrota al rumbo trazado, para que no se entienda como una concesión sino como un favor que Estados Unidos le hace a México.

La presidenta ha sabido leer mejor que muchos de nosotros cuál es el juego de Donald Trump, de ahí la cautela y la medición de tiempos, el énfasis en que lo importante es el respeto, para mantener a raya el patrioterismo ramplón con que se convocó a un mítin el próximo domingo, para no decepcionar a su grey, Sheinbaum Pardo, antes que enunciar lo efectivo de su estrategia o lo benéfico del aplazamiento, subrayó que “México fue tratado con mucho respeto. Y llegamos a este acuerdo que realmente beneficia a ambas naciones: Seguir colaborando, cooperando en distintos temas y al mismo tiempo, en el marco del respeto entre nosotros, mantener esta cooperación”, dijo en la conferencia matutina.

A pesar de ya no tener sentido la asamblea informativa convocada para el domingo, donde supuestamente se nos informaría sobre las medidas arancelarias y no arancelarias que tomaría México ante las amenazas de Trump, la presidenta no quiere desaprovechar el ánimo de festejo para organizar un bailongo en el que, de paso, va a aprovechar para hablar de la reforma judicial, tema que no tiene nada que ver con esta crisis arancelaria, pero ya que la bola se juntó, pues a darle.

A tan solo unas horas de cancelada la asamblea informativa, mas no el festejo, queda claro que tampoco los medios están entendiendo las estrategias desarrolladas por cada mandatario, en el caso de Sheinbaum Pardo, se desperdiciaron horas y mares de tinta exigiendo a los partidos políticos de oposición el que asistieran al mítin del domingo para mostrar que son capaces de cerrar filas en torno a la figura presidencial, igual de vanas que el desconcierto hipócrita que muestran los vocingleros del régimen al indicar que les sorprende que los adversarios quieren que le vaya mal a México, gritando para que desde la Presidencia no se mencione más la traición de los legisladores oficialistas a la voluntad presidencial de acabar con el nepotismo desde el 2027 y no como se votó, hasta el 2030.


El show se apaciguará durante un mes, hasta que se revisen los aranceles recíprocos, lo que en realidad es un intento de Donald Trump por acelerar la revisión del T-MEC, asunto que si hacemos memoria, sin importar cómo salga, el presidente de los Estados Unidos dirá que es el mejor trato que ese país ha conseguido en la historia.

Sobre la incertidumbre que muestran los mercados, de nuevo los medios, se está haciendo más escándalo sobre las implicaciones reales que tiene en la economía, porque esa zozobra se alinea con el engrandecimiento de las personalidades antes que en los proyectos de nación.

El miedo y el ejercicio personalísimo del estilo de gobernar de las personas, la mezcla perfecta para ponderar a las figuras antes que a las políticas.

Coda. Este sube y baja, el show, no debería impedir que se piense en otro modelo de desarrollo, como tanto se proclama desde el oficialismo, uno que no esté atado a lo que vendemos a los Estados Unidos y que no base en las exportaciones el fortalecimiento del mercado interno. Lo malo es que esa discusión no aporta a las percepciones, así que nos mantendremos en la zozobra artificial y mensual un buen rato.

 

@aldan

 


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