El cierre judicial de una figura clave del narcotráfico mexicano ocurrió de manera silenciosa el 13 de marzo de 2025. Mario Ramírez Treviño, conocido como “El Pelón” o “X20”, exlíder del Cártel del Golfo, falleció en una prisión federal de Estados Unidos sin haber recibido sentencia, a pesar de enfrentar graves acusaciones por narcotráfico, lavado de dinero y participación en cargamentos internacionales de cocaína. El 21 de marzo, fiscales del Departamento de Justicia solicitaron la desestimación formal de su caso ante la Corte del Distrito de Columbia, argumentando el fallecimiento del acusado bajo la Regla 48(a) del procedimiento penal federal.
Ramírez Treviño, de 63 años, tuvo una trayectoria criminal de alto perfil. Inició como agente de investigación y terminó como uno de los líderes más influyentes y violentos del Cártel del Golfo, liderando la facción de Los Rojos. Su consolidación como jefe máximo del cartel vino tras la ruptura con Los Zetas en 2010, en el marco de un reacomodo violento del crimen organizado en el noreste de México. Estableció alianzas estratégicas con el Cártel de Sinaloa y mantuvo disputas sangrientas tanto dentro de su organización como contra rivales. Fue incluido por la OFAC en la lista Kingpin del Tesoro estadounidense en 2010.
Capturado por fuerzas federales mexicanas en agosto de 2013 en Reynosa, Tamaulipas, fue extraditado a Estados Unidos en diciembre de 2017. Enfrentaba cargos por conspiración para fabricar y distribuir toneladas de cocaína y marihuana con destino a EE.UU., así como intentos de distribución ligados a decomisos de grandes cargamentos en México y Panamá en 2007.
Paradójicamente, uno de los episodios más inesperados de su vida carcelaria fue su transformación en testigo colaborador. En febrero de 2024 declaró contra Rubén Oseguera González, “El Menchito”, hijo del líder del CJNG, Nemesio Oseguera Cervantes, “El Mencho”. En su testimonio, hecho público en septiembre de ese año, relató encuentros en el Penal del Altiplano donde “El Menchito” solicitó armas de alto calibre y conexiones para tráfico de drogas. Este testimonio fue clave para que Oseguera González recibiera cadena perpetua más 30 años en marzo de 2025.
A pesar de su protagonismo criminal y su posterior rol como testigo, Ramírez Treviño murió sin una sentencia dictada. Su caso, identificado con el número 1:08-cr-00057-TNM, permanecía activo desde hace más de una década, con audiencias postergadas repetidamente. Hasta ahora, las autoridades estadounidenses no han informado la causa específica de su muerte ni las condiciones en que ocurrió.
El cierre de su caso judicial marca también el fin de una era: la de un capo que vivió entre alianzas, traiciones, silencios institucionales y una última palabra pronunciada desde el banquillo de los testigos. Aunque la justicia no llegó a emitir una condena formal, su historia deja huella en los expedientes y en el reconfigurado mapa del narcotráfico continental.