¿Estados Unidos ofrece salida a México del castigo arancelario? - LJA Aguascalientes
16/03/2025

En una movida que redefine la diplomacia comercial, el gobierno de Estados Unidos ha impuesto aranceles del 25% a las importaciones de México y Canadá, pero con una peculiar cláusula de salida: si logran frenar el tráfico de fentanilo, la medida podría revertirse. O al menos eso es lo que asegura el secretario de Comercio estadounidense, Howard Lutnick, quien insiste en que “esto no es una guerra arancelaria, sino una guerra contra las drogas”. Un mensaje que, repetido las veces necesarias, parece buscar convertirse en verdad por simple insistencia.

El ultimátum es claro: si México y Canadá logran demostrar su eficacia en la lucha contra el fentanilo, Donald Trump podría levantar los aranceles el próximo 2 de abril. Claro, “si pueden demostrarlo”, lo que deja abierta la cuestión de qué nivel de “demostración” considerará suficiente la administración estadounidense. Mientras tanto, la economía mexicana y canadiense enfrentan un golpe comercial bajo el disfraz de una estrategia de salud pública.

Pero la magia no acaba ahí. Para justificar el impacto económico inmediato de estos aranceles, Lutnick ofrece una versión optimista del futuro: “La gente se preocupa por el corto plazo, pero vamos a crear empleo y a traer una cantidad de producción de vuelta a EE.UU. como nadie ha visto antes”. Una promesa que suena familiar en el discurso proteccionista de Trump, aunque la historia de anteriores guerras comerciales sugiere que el resultado podría no ser tan positivo para el consumidor estadounidense, que terminará pagando más por los productos afectados.

Desde el lado mexicano, la reacción es de incertidumbre. Si bien el gobierno ha expresado su disposición a cooperar en el combate al fentanilo, también ha dejado en claro su preocupación por el impacto de los aranceles en el comercio bilateral. Claudia Sheinbaum, presidenta de México, ha buscado abrir el diálogo y se espera que en los próximos días sostenga una conversación con Trump para negociar una salida a este dilema diplomático.

Pero más allá del tono beligerante de Lutnick y la narrativa de Trump, las preguntas clave siguen sin respuesta: ¿Realmente Estados Unidos cree que imponer aranceles es una solución efectiva contra la crisis de opioides? ¿México y Canadá son los únicos responsables del problema, o se está dejando fuera la demanda interna y la producción doméstica en EE.UU.? Y lo más importante, ¿cuánto de esta estrategia tiene que ver con las elecciones presidenciales y la necesidad de Trump de reforzar su imagen como defensor del “América Primero”?

Mientras llega la esperada revisión del 2 de abril, las empresas en ambos lados de la frontera ya están sintiendo la presión y los consumidores podrían ver pronto un aumento en los precios de los productos afectados. Pero no hay de qué preocuparse, porque según Lutnick, “estos efectos de corto plazo terminarán siendo benéficos eventualmente”. Una apuesta arriesgada que, como muchas otras en la política comercial de Trump, podría salir mucho más cara de lo esperado.

Vía Tercera Vía


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