El “Cholo” Simeone: El cerebro detrás del “Cholismo” - LJA Aguascalientes
14/03/2025

Si el fútbol fuera un tablero de ajedrez, Diego Pablo Simeone, el “Cholo”, sería ese jugador que no busca el jaque mate más bonito, sino el que te hace sudar cada casilla hasta que te rindes por puro agotamiento. Desde que llegó al Atlético de Madrid en diciembre de 2011, este argentino con cara de gladiador y corazón de estratega ha transformado a un equipo históricamente sufridor en una máquina de competir que incomoda a los gigantes. ¿Su secreto?. Una mentalidad táctica obsesiva, un amor por el orden y una frase que ya es un evangelio colchonero: “Partido a partido”.

El “Cholismo”: táctica, sudor y un cuchillo entre los dientes

Simeone no inventó el fútbol defensivo, pero lo perfeccionó como quien afila una navaja.

Su Atlético es sinónimo de líneas juntas, presión asfixiante y una disciplina que raya en lo militar:

“No me molesta que digan que somos un equipo molesto, queremos ser un equipo molesto”

Y vaya si lo logró. Su pensamiento táctico no se trata de posesión (el Atleti no suele liderar esa estadística), sino de control: controlar el espacio, el ritmo y, sobre todo, al rival.

El Cholo es un maestro de las transiciones rápidas y las jugadas a balón parado.

¿Recuerdas el gol de Diego Godín en 2014 que le dio LaLiga al Atlético en el Camp Nou? Un córner, un cabezazo, un título. No es casualidad: Simeone ha confesado que dedica horas a estudiar cómo sacar ventaja de cada saque de esquina o falta.

 “Los partidos no los ganan los que mejor juegan, sino los que están más seguros de lo que hacen”

Pero no te equivoques: el “Cholismo” no es solo catenaccio reloaded. Simeone adapta su esquema al talento que tiene. Pasó del 4-4-2 con Falcao y Diego Costa a un 5-3-2 más reciente con Griezmann y compañía. “Intento siempre ir detrás de lo que me piden los jugadores”, explicó en ESPN en 2021. ¿Resultado? Un equipo que muta sin perder su ADN: sacrificio, intensidad y una fé ciega en el plan.


La mentalidad del Cholo: ganar o ganar (aunque sea feo)

Si algo define a Simeone es su obsesión por la victoria, sin importar el cómo. 

“En esta vida lo único que no puedes cambiar es de madre y de equipo” 

Mostrando su lealtad al Atlético, un club que llevaba años en la sombra de Real Madrid y Barcelona. Él llegó con una promesa tácita: devolverle la grandeza. Y lo hizo, no con fútbol champagne, sino con sudor y garra.

“Los partidos hay que jugarlos con el cuchillo entre los dientes en el terreno de juego”, es otra de sus perlas, y sus jugadores lo viven al pie de la letra. Pregúntenle a Ángel Correa, quien en 2023 resumió la esencia del Atleti: “Para jugar aquí has de ser fuerte de cabeza”. Simeone no tolera tibios; busca soldados que se dejen la piel. “El esfuerzo no se negocia”, repite como mantra, y esa mentalidad ha convertido al Atlético en un equipo que nunca se rinde, incluso cuando el marcador pinta feo.

El Cholo también tiene un lado psicológico de acero.

“Hay que jugar cada partido como si fuera el último”

Eso explica cómo ha sabido levantarse de golpes duros, como las dos finales de Champions perdidas ante el Real Madrid (2014 y 2016). En vez de lamentarse, ajustó, aprendió y siguió. “Las finales no se eligen, se juegan y se ganan”, dijo antes de la Supercopa de Europa 2012, que sí levantó contra el Chelsea (4-1).

Los trofeos que gritan “Simeone tenía razón”

Hablar del pensamiento táctico y la mentalidad de Simeone sin mencionar sus logros es como contar un chiste sin remate. Desde su llegada, el Atlético ha sumado ocho títulos:

  • 2 LaLiga (2013-14, 2020-21): Rompió el duopolio de Barça y Madrid, algo que parecía imposible.
  • 1 Copa del Rey (2012-13): La ganó en el Bernabéu, nada menos, contra el Real Madrid.
  • 2 Europa League (2012, 2018): La primera con un Falcao estelar; la segunda con un Griezmann inspirado.
  • 2 Supercopas de Europa (2012, 2018): Ambas con exhibiciones tácticas.
  • 1 Supercopa de España (2014): Otro golpe al Madrid.

Además, llegó a dos finales de Champions y ha metido al Atlético en el top 3 de LaLiga ocho temporadas seguidas. ¿Números de un defensivo aburrido? No, de un ganador pragmático. “La guerra la gana el que utiliza mejor a sus soldados”, dijo una vez, y él ha sabido exprimir a los suyos, desde Godín y Gabi hasta Griezmann y Morata.

Más allá de la pizarra

Simeone no solo entrena; inspira:

 “A los diez años, el profesor de música de mi colegio me eligió como director de orquesta. Algo de líder me habrá visto”

Contó en una entrevista. Y sí, lidera como nadie. Sus aspavientos en la banda, sus charlas motivacionales (“Estos chicos nacieron con unos huevos muy grandes, felicito a sus mamás”, soltó tras una remontada) y su conexión con la grada lo hacen único. Los hinchas del Metropolitano lo veneran porque él los entiende: “Luis [Aragonés] estará orgulloso, este equipo es como él, valiente y luchador”.

Pero también tiene su toque de polémica. ¿El césped largo contra el Barça? “Cuando vos me invitas a tu casa, lo haces con tus platos y tus vasos. Yo te invito con los míos”, respondió con una sonrisa pícara. Es el Cholo: estratega, motivador y un poco provocador.

Con más de 700 partidos dirigidos y un contrato hasta 2027, Simeone sigue siendo el alma del Atlético, y él no cambia: “Estoy tranquilo, estoy en paz. Quiero mucho al lugar donde estoy”, dijo emocionado en DAZN en 2024. Su pensamiento táctico y su mentalidad no solo han dado trofeos, sino que han devuelto al Atlético una identidad perdida.

No tiene la historia que tiene el Bayern Munich, ni el dinero que puede dar el PSG o los jugadores que pueden tener el FC Barcelona o el Real Madrid. Pero lo que tiene, es una identidad definida, un equipo aguerrido que va a muerte con él y le respeto de todo el mundo.

Así que la próxima vez que veas al Atleti ganar 1-0 con un gol de córner en el minuto 89, no te aburras: aplaude. Es el Cholo demostrando, una vez más, que en el fútbol no siempre ganan los que más brillan, sino los que más creen. O como él diría: “Sigo una frase de mi amigo Nelson Vivas: solo en el diccionario, éxito, está antes que trabajo”. Y trabajo, al Cholo, le sobra.

Vía El Táctico


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