Desvivir | Bajo presión por: Edilbero Aldán - LJA Aguascalientes
26/03/2025

Bajo presión 

Desvivir

Adolescencia es una miniserie que recién se estrenó en Netflix y que recomiendo ampliamente, el nivel actoral, el guión y la destreza técnica con que fueron filmados los cuatro capítulos asombrosos de esta historia; después de verla busqué algunas reseñas y críticas sobre la misma para obtener detalles sobre el proceso de creación, en redes sociales me encontré un videocomentario de Javier Ibarreche que me sorprendió no por su análisis sino por la cantidad de silencios con que se censuraba su discurso, no sólo cubrían las groserías o malas palabras, palabras como asesinato (que es de lo que va Adolescencia, un niño de 13 años acusado del feminicidio a puñaladas de una compañera del colegio); me tardé un poco en comprender cuál era el motivo por el que se silenciaban estas palabras y, acudiendo a otros materiales en redes sociales, caí en la cuenta de la enorme cantidad de eufemismos que se emplean para ocultar ciertos términos y así no herir susceptibilidad alguna (el pretexto) y evadir la censura (el motivo principal). 

Cada vez es más frecuente leer en las redes nopor, nepe, n3rc0s y tergiversaciones similares para que la máquina no rasure las opiniones de los creadores de contenido, o bien eufemismos como desvivir para referirse al asesinato; creo entender el motivo de este uso del lenguaje, sin embargo, el uso por parte de la autoridad de esta corrección del lenguaje es una imposición que antes que cuidar la susceptibilidad de la audiencia, distorsiona la realidad y banaliza los hechos al disfrazar el sentido de las acciones.

En la conferencia matutina, el secretario de Seguridad y Protección Ciudadana, Omar García Harfuch, informó que gracias a la declaración de un miembro del Cártel Jalisco Nueva Generación, se sabe que el Rancho Izaguirre es un centro de adiestramientos donde, engañados con falsas ofertas laborales difundidas a través de las redes sociales, secuestraron a cientos de personas, las entrenaban en contra de su voluntad, los mantenían incomunicados y, si se negaban al entrenamiento o intentaban huir, los asesinaban… Tal cual. El funcionario no lo dijo exactamente así, aunque esos fueran los hechos, lo que García Harfuch señaló fue: que “El entrenamiento tenía aproximadamente un mes de duración, tiempo en el que permanecían incomunicados. Dependiendo de las aptitudes, a los reclutas se les otorgaba un puesto dentro de la organización y, asimismo, eran asignados a distintas entidades para incrementar el estado de fuerza de la organización delictiva. De acuerdo con el testimonio del detenido, llegaron a privar de la vida a personas que se resistían a recibir el adiestramiento o, bien, intentaban escapar del lugar, así como golpearlos y someterlos a algún tipo de tortura”.

Secuestro, tortura y asesinato, revelado por la máxima autoridad en materia de seguridad del gobierno de la presidenta Claudia Sheinbaum Pardo, a quien sólo unos cuantos imbéciles de la oposición sin imaginación intentan culpar de las actividades del CJNG en ese rancho. La presidenta está empeñada, quién sabe por qué, en que no se le llame campo de exterminio a ese predio, al grado que dedicó buena parte de la conferencia a que “periodistas independientes” (nunca mejor empleadas las comillas) dieran su testimonio sobre lo que vieron en su reciente visita al Rancho Izaguirre, en especial para que desmintieran las versiones sobre el asesinato de personas secuestradas por el crimen organizado. 

A pesar de que lo que había informado en un principio, tras los comentarios de algunos “periodistas independientes” García Harfuch tuvo que rectificar su primera declaración, para aclarar que “sobre el Rancho Izaguirre, también tenemos confirmado que era un centro de adiestramiento. Al momento, al momento, repito, no tenemos ningún indicio, ningún indicio y sé que la Fiscalía General de la República continúa con la investigación, pero nosotros, como Secretaría de Seguridad y las áreas de investigación e inteligencia del Gabinete de Seguridad, no hay un indicio que haya sido un campo de exterminio, como lo mencionaron, sino un centro de adiestramiento”.

Es decir, no se exterminó a nadie, el discurso oficial prefiere los sinónimos: liquidación, eliminación, sicariato, incluso ajuste de cuentas, poco falta para que el oficialismo comience a señalar que el crimen organizado desvive a algunas personas cuando no actúan de acuerdo a sus deseos.

Sí, un campo de exterminio es una instalación creada con el propósito de llevar a cabo el asesinato sistemático de personas, esos campos han sido utilizados por regímenes totalitarios para eliminar a grupos específicos, como ocurrió con millones de judíos, homosexuales, prisioneros políticos, gitanos, y otros fueron asesinados en Auschwitz, Treblinka y Sobibor. Sí, los campos de exterminio fueron empleados también para trabajos forzados, además de la detención, tras la “solución final”, esos centros fueron adaptados para el asesinato masivo, primero con fusilamientos o inanición, para perfeccionar el método de asesinato con cámaras de gas.


¿Cuántos asesinatos, con qué método debe cumplir el crimen organizado para poder llamar al Rancho Izaguirre como centro de exterminio? García Harfuch indicó que “El Lastra” confesó que se torturó y asesinó a varios en ese lugar, ¿importan las cantidades?, ¿hay formas políticamente correctas de torturar? ¿Será mejor vestirse de guinda tetratransformista y llamarle centro de desvivación? ¿Cuánto más seguiremos usando eufemismos estúpidos para, supuestamente, proteger a los nuestros? Como muchos, yo tengo un hijo, para que me ayude a cambiar la realidad, no me permitiría edulcorar la realidad, decirle que del otro lado de la barda los malosos están desviviendo personas, no, prefiero advertirle lo que va a enfrentar, es inútil la simulación de que el horror no ocurre en el quicio de la ventana, que el mal se esconde tras los eufemismos y nos aleja de la toma de conciencia.

La crisis de violencia, de impunidad y pasmo gubernamental, las enormes extensiones territoriales donde manda el crimen organizado, no van a desaparecer con la complicidad de “periodistas independientes” pateando el bote, incriminando a las organizaciones de la sociedad civil que se organiza para buscar a quienes les faltan, no por mucho desvivir se limpia la sangre de las manos. 

Coda. En Algo que decir, el programa que conduzco en Radio UAA 94.5 FM (Lunes, 19:00hrs.) tengo que hacer una pausa musical, cuando hablé de este tema, no encontré mejor recomendación que Desaparecidos, una canción de Rubén Blades, en la versión de Los Fabulosos Cadillac, que inicia preguntando si alguien ha visto a un desaparecido y en el coro canta:

¿A dónde van los desaparecidos?

Busca en el agua y en los matorrales

¿Y por qué es que desaparecen?

Porque no todos somos iguales

¿Y cuándo vuelve el desaparecido?

Cada vez que los trae el pensamiento

¿Cómo se le habla al desaparecido?

Con la emoción apretando por dentro

Dejar de emplear las palabras precisas para intentar descifrar el horror de un asesinato, decir que se desvive a alguien que se opone, es una nada sutil forma de censura y aceptar que nada podemos hacer para cambiar la realidad.

@aldan


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