Si usted es de los que dejó su cuenta en BBVA como si fuera un cactus —sin agua, ni atención, ni un mísero depósito en tres meses—, es momento de preocuparse (o por lo menos de leer con atención). La institución financiera mexicana anunció un calendario de cancelaciones masivas de cuentas que no han tenido movimiento reciente y cuyo saldo es exactamente lo que cuesta un abrazo: cero pesos.
Aunque suene alarmante, no se trata de una cruzada personal de BBVA contra el olvido digital, sino de un cumplimiento puntual de la Ley para la Transparencia y Ordenamiento de los Servicios Financieros, que ordena a los bancos mantener su base de datos limpia como cocina de concurso. Y, de paso, ahorrar en costos operativos derivados de tener miles de cuentas fantasmas acumulando polvo en los servidores.
La medida, que ya se encuentra en marcha desde marzo de 2025 y seguirá de forma escalonada hasta diciembre del mismo año, afectará a un amplio catálogo de productos bancarios. Desde el popular “Libretón” hasta la “Cuenta Express”, pasando por tarjetas de nómina, débito, ahorro, membresías y cuentas en dólares. Si su cuenta tiene nombre de supermercado o tarjeta de fidelidad, mejor revísela.
¿Cuál es el crimen? Tener una cuenta sin movimientos durante tres meses consecutivos y sin saldo. No es necesario ser Sherlock para deducir si su cuenta está en la mira: si desde noviembre de 2024 no hay rastro de actividad financiera, es probable que su nombre ya esté en la lista de espera del gran botón de “Eliminar cuenta”.
Las fechas están más claras que la sección de términos y condiciones que nadie lee: cada tercer viernes del mes (más o menos) caerán nuevas tandas de cuentas en desuso. Por ejemplo, el 18 de abril, serán canceladas las cuentas inactivas desde enero. Y así, mes a mes, como si se tratara del calendario de conciertos de una banda en retiro.
BBVA no ha confirmado si enviará avisos personalizados a cada titular. Al parecer, se espera que los usuarios sean místicos financieros que consultan el portal del banco como si fuera horóscopo. Eso sí, en su sitio web han puesto a disposición un PDF con el calendario completo y la Unidad Especializada de Atención a Usuarios, por si alguien quiere revivir su relación con la banca antes de que sea demasiado tarde.
¿Y si mi cuenta ya fue cancelada? No hay drama —aunque podría haberlo—. BBVA permite reabrir la cuenta o abrir una nueva, previa visita a sus canales oficiales. Solo hay que armarse con documentos, paciencia y la mejor cara de “yo sí iba a mover mi dinero, lo juro”.
Más allá del susto, la medida revela una paradoja interesante: en un país donde millones aún no tienen acceso a servicios financieros formales, hay decenas de miles de cuentas abiertas que nadie usa. Una especie de ghosting bancario en masa.
BBVA, como buen alumno aplicado del sistema financiero, justifica la estrategia en nombre de la eficiencia, la transparencia y el orden. Pero también es cierto que muchos clientes se enteraron por medios informativos antes que por el propio banco. En tiempos de apps, notificaciones y alertas, esperar que el cliente descubra por sí mismo la cancelación inminente puede sentirse, como mínimo, poco considerado.
¿Lección del día? No basta con abrir una cuenta y olvidarse. En el ecosistema financiero moderno, el silencio se paga con cancelación. Si quiere seguir figurando en la base de datos del banco, haga al menos un movimiento cada trimestre. Una transferencia, un pago, un triste depósito de diez pesos. Lo que sea. Porque si algo nos deja esta purga digital es que en el mundo bancario, el que no transfiere, desaparece.