CDMX aprueba corridas de toros sin violencia - LJA Aguascalientes
20/03/2025

La Ciudad de México ha encontrado la fórmula perfecta para eludir debates incómodos: no eliminar del todo las corridas de toros, pero tampoco permitir que sigan como antes. Con 61 votos a favor y solo uno en contra, el Congreso capitalino aprobó la reforma que convierte la “fiesta brava” en un espectáculo taurino sin violencia. Un cambio que, según sus impulsores, es un triunfo del respeto animal. Según sus detractores, es la muerte de una tradición con siglos de historia.

La propuesta, promovida por la jefa de Gobierno Clara Brugada, elimina el uso de objetos punzantes como espadas, picas y banderillas. Además, establece que el toro no podrá ser sacrificado y deberá ser devuelto a la ganadería. Para evitar que se lastime a sí mismo o a otros, sus cuernos serán protegidos. Y para que el espectáculo no se prolongue demasiado, cada toro tendrá un tiempo límite en el ruedo: inicialmente de 10 minutos, aunque en un giro de última hora se amplió a 15.

Para algunos, esto es el avance moral que la sociedad necesitaba; para otros, es una medida a medio camino que no convence ni a defensores de los animales ni a los taurinos.

Una corrida sin sangre, pero con conflicto

No se sabe si los toros celebraron la decisión, pero lo que sí hubo fueron enfrentamientos en la ciudad. Mientras el Congreso discutía la iniciativa, manifestantes protaurinos intentaron irrumpir en el recinto y se enfrentaron a la policía. Hubo detenidos, un policía terminó con posible fractura de nariz, y las puertas del Congreso fueron cerradas con candado para evitar que la protesta se saliera de control.

La Plaza de Toros México, la más grande del mundo, podrá seguir funcionando bajo esta nueva modalidad, aunque los empresarios y toreros no están precisamente entusiasmados con la idea. Raúl Pérez Johnston, abogado del Comité Jurídico de Tauromaquia Mexicana, aseguró que el cambio desvirtúa completamente la esencia del espectáculo. En sus palabras, sería como “jugar fútbol con un balón de rugby”.

Pero desde la trinchera opuesta, el diputado Jesús Sesma del Partido Verde, uno de los impulsores de la reforma, sostiene que este es un paso hacia una sociedad más consciente del sufrimiento animal. “Este será un antes y un después en la Ciudad de México”, afirmó, convencido de que la mayoría de la población ya no ve con buenos ojos este tipo de espectáculos.

¿Un toro de regreso a la ganadería? Un problema más grande de lo que parece

Una de las mayores incógnitas que deja la reforma es qué hacer con los toros después del espectáculo. Hasta ahora, la tauromaquia ha funcionado bajo un sistema donde los toros de lidia eran criados específicamente para la arena, y su destino final estaba sellado. Pero con la prohibición del sacrificio en la plaza, el nuevo reto será su reintegración en las ganaderías.

El problema no es menor: la Ciudad de México no cuenta con criaderos de toros de lidia, lo que significa que los animales tendrán que ser transportados de vuelta a otros estados. Esto plantea riesgos sanitarios y logísticos, pues un toro que ya ha sido toreado se convierte en un animal mucho más peligroso, difícil de manejar y reintroducir en su hábitat original.

Los ganaderos y expertos advierten que esta medida podría terminar en una situación insostenible, donde los criadores simplemente dejen de invertir en toros de lidia, lo que podría llevar, paradójicamente, a la desaparición de la raza en el país.


Un triunfo político más que cultural

Si algo ha quedado claro con esta reforma, es que las posturas en torno a la tauromaquia en México son irreconciliables. La decisión del Congreso parece más un equilibrio entre intereses políticos que una solución real. Para los grupos animalistas, la verdadera victoria sería la prohibición total de la tauromaquia, mientras que para los defensores de la “fiesta brava”, este es un golpe fatal a la tradición.

El diputado Pedro Haces Lago, el único que votó en contra dentro de su partido (Morena), no dudó en calificar la medida como oportunista y sin viabilidad a largo plazo. “No coincide cuando hay una prohibición sin un plan… Las prohibiciones sin conocimiento nunca han sido sostenibles”, sentenció.

Mientras tanto, en el aire queda la gran pregunta: ¿se convertirá este nuevo formato en un éxito cultural, o será otro caso como el de las Islas Baleares, donde un intento similar fracasó y las corridas regresaron? Lo único seguro es que la Ciudad de México ha decidido jugar a la tauromaquia sin sangre, aunque lo que sigue en duda es si el espectáculo logrará mantener su atractivo o si terminará siendo un mero vestigio de lo que alguna vez fue.

Vía Tercera Vía


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