¿Palomitas de microondas en el cine? Profeco dice “no” y las redes estallan - LJA Aguascalientes
25/03/2025

Era una tarde tranquila en las redes sociales hasta que, de la nada, apareció una lista supuestamente avalada por la Procuraduría Federal del Consumidor (Profeco), detallando los alimentos que un espectador podría ingresar a las salas de cine sin temor a ser interceptado por la temida revisión de mochilas. Había de todo: pizza, sushi, hamburguesas, ensaladas, yogur y hasta baguettes (porque, claro, nada como una cena elegante en la butaca).

El documento se viralizó rápidamente, generando una ola de entusiasmo entre los cinéfilos cansados de los precios de la dulcería oficial. Pero, como suele pasar con las noticias demasiado buenas para ser verdad, resultó ser completamente falso.

Profeco: ¡Detengan esa pizza!

La Profeco no tardó en salir a desmentir la información, dejando claro que nunca publicó semejante listado. Según su comunicado, no hay un decreto oficial que autorice el ingreso de alimentos externos a las salas de cine, y los consumidores deben respetar las reglas de cada establecimiento. En otras palabras: las cadenas de cine son dueñas de su dulcería y de sus condiciones de acceso, y si su contrato dice que la única comida permitida es la que venden ellos, pues ni modo, hay que acatarlo.

Pero… ¿los cines pueden obligarte a comprar sus productos?

Aquí la Profeco hizo una pausa para calmar a los indignados: no, los cines no pueden forzarte a comprar sus costosas palomitas ni su refresco aguado. La Ley Federal de Protección al Consumidor prohíbe que un proveedor condicione la venta de su servicio a la compra de un producto específico. Es decir, te pueden negar la entrada con comida de afuera, pero no pueden exigirte que compres algo adentro.

Así que, técnicamente, puedes ver una película sin consumir nada… si logras resistir el aroma de las palomitas de mantequilla industrial.

¿Y qué onda con la revisión de mochilas?

Otro punto polémico es la revisión de mochilas, una práctica común en los cines que muchos consumidores han considerado invasiva. Sobre esto, Profeco aclaró que los empleados del cine pueden pedirte que muestres el contenido de tu mochila, pero no pueden obligarte a hacerlo. En resumen: si llevas un kilo de tacos escondido en la bolsa, solo te pueden sugerir amablemente que lo muestres, pero no pueden hurgar en tus pertenencias a la fuerza.

Entonces, ¿qué opciones tenemos los consumidores?

  1. Aceptar las reglas del cine y pagar los precios de su dulcería, con todo y el cargo emocional que eso implica.
  2. Buscar un cine con políticas más flexibles sobre el ingreso de alimentos externos. (Buena suerte con eso).
  3. Optar por el método clásico de toda la vida: meter la comida de contrabando como un verdadero estratega. (Aunque ahora sabemos que, si te piden abrir la mochila, puedes negarte con toda la autoridad de la Ley Federal de Protección al Consumidor).

El dilema del cinéfilo sigue sin resolverse

La Profeco dejó claro que no está en contra del consumidor, pero tampoco puede obligar a los cines a cambiar sus reglas. Los precios seguirán siendo exorbitantes, los contratos de adhesión seguirán existiendo y el eterno debate sobre si es justo o no pagar 100 pesos por un combo de palomitas y refresco seguirá ardiendo en las redes sociales.


Mientras tanto, si decides llevar tu propio snack al cine, hazlo bajo tu propio riesgo y con la mejor táctica de camuflaje posible.

Vía Tercera Vía


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