- Casi 70 años de historia han consolidado a Lechón al Horno Medina como un referente gastronómico en Aguascalientes
- Todos los ingredientes son del día, sin refrigeración ni productos reciclados
El secreto del éxito radica en mantener la receta original, ofrecer un trato cercano y no sacrificar la calidad por reducir costos
Desde 1958, el aroma y el sabor del lechón al horno han sido un sello distintivo en la explanada del Jardín de San Marcos. A lo largo de casi 70 años, Lechón al Horno Medina ha mantenido su esencia, consolidándose como un referente gastronómico en Aguascalientes. Julián Medina, actual propietario y tercera generación al frente del negocio, comparte la historia de este icónico establecimiento y el secreto para mantenerse en el gusto del público por tanto tiempo.
“La clave está en la calidad, en respetar la receta original y en atender bien a la gente”, señala Julián Medina. Asegura que, tras el fallecimiento de su padre, uno de sus mayores temores era que los clientes percibieran un cambio en el sabor o el servicio, pero la lealtad de su público y la continuidad en la preparación fueron la mejor garantía de que la tradición sigue intacta.
Desde joven, Julián aprendió el oficio de su padre; sin embargo, fue en el año 2000 cuando asumió por completo la responsabilidad del negocio: “Mi papá nos enseñó desde niños lo que era este trabajo, pero fue hace 25 años cuando me involucré al 100%”, comenta.
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Mantener un negocio familiar durante tres generaciones no es sencillo. El reto, explica Medina, es evitar la tentación de abaratar costos y sacrificar la calidad: “Aquí no se trata de ahorrar al cambiar ingredientes o buscar lo más barato. La gente sabe lo que quiere y nosotros se lo damos como siempre ha sido”, afirma. Como ejemplo, menciona la importancia de conservar el guacamole como acompañamiento estrella, a pesar de las variaciones en el precio del aguacate.
Uno de los valores fundamentales de Lechón al Horno Medina es ofrecer productos frescos todos los días: “No guardamos carne ni refrigeramos nada. Lo que vendemos hoy, como suele decirse, es para consumirse en el día. Y si algo nos sobra, no lo reutilizamos. Al siguiente día todo es nuevo: bolillo, tortillas, guacamole… La gente sabe que aquí siempre encontrará calidad y frescura”, destaca Julián.
Entre los productos más solicitados está el surtido con todo, aunque hay quienes prefieren la maciza o el cuerito dorado, un favorito entre los clientes: “La carne va al horno, no se cuece en agua, y eso le da un sabor y una textura especiales. Muchos vienen temprano solo por el cuerito dorado porque se acaba rápido”, explica.
Para quienes deseen probar esta tradición culinaria, Julián Medina atiende personalmente en la explanada del Jardín de San Marcos desde las 8 de la noche hasta que se termina el producto, lo que puede ocurrir entre las 10:30 y las 12 de la madrugada, dependiendo de la demanda. Con casi siete décadas de historia, Lechón al Horno Medina es más que un negocio: es una tradición que sigue escribiendo su historia con el sabor de la receta familiar.