Hola y adiós: Joaquín y Aguascalientes | Así es esto por Rubén Díaz López - LJA Aguascalientes
26/04/2025

Cuando escuché a Joaquín Sabina por primera vez en mi vida, por allá del año 2000, quedé prendado de él inmediatamente: su música era una rebeldía diferente a la que estaba acostumbrado (joven influenciado por el marxismo mexicano): letras complicadas, temas distintos a protestar contra el gobierno, nostalgia y poesía hecha canción. Lo que más me gustaba era su fuerza para obligarme a estudiar su vocabulario, a rastrear el qué de cada canción y por supuesto su desfachatez contra el establishment ¡quién iba pensar que se iba a casar!  

Y aunque conocí un resumen de su música con el poderoso Nos sobran los motivos, un disco desde mi perspectiva muy rockero, rápido abrevé en todos sus discos anteriores, en especial gracias a que mi cuñado Armando Guerrero me quemó todos los CD’s anteriores, incluyendo aquel fantástico Joaquín Sabina y Viceversa en directo, en ese tiempo una joya estos regalos, pues recuérdese que no había música digital, e incluso era muy complicado conseguir quien te clonara sus discos, pues eran pocos los fans del español en esta ciudad. Todavía recuerdo que en su primera vez en este estado, se presentó en el teatro Aguascalientes, una maravilla de concierto, probablemente uno de los mejores de mi vida, por esa sensación que da un teatro de algo más cercano. 

El 19 días y 500 noches, fue un exitazo que catapultó a Joaquín a los públicos masivos, y comenzó el desencanto un poco del suscrito, no podía entender cómo la rebeldía se endulzaba en los públicos masivos, esa estúpida idea de que la rebeldía solo la podemos enarbolar unos cuantos que somos diferentes al resto del mundo. Aun así, lo idolatraba. En el año 2010 fui testigo de otro enorme concierto, yo creo que este sí el mejor de mi vida y no sé si en la historia de Aguascalientes: luego de haber sido cogido de muerte uno de los mejores amigos de Joaquín, José Tomás, el cantautor se presentó en la plaza de toros San Marcos y a pesar de estar con las lágrimas a flor de piel, nos informó que iba a actuar con todo el dolor por la gravedad de su amigo. 

Una plaza pequeña, de pueblo (hoy devorada por la ciudad), nos ponía en un concierto muy muy íntimo que tenía boletos en las gradas y no en el ruedo, que era VIP. Sin embargo, la mala organización y la entrada de última hora del público, provocó un embudo que generó molestia en los que no podíamos entrar cuando ya había comenzado el concierto. Corte a, dimos portazo en el VIP, y terminé en el ruedo, a unos metros de  mi ídolo, cantando a todo pulmón sus canciones y gastándome toda la quincena en un coñac, debo decir que en aquellos tiempos vivía aún con mis padres y sobrevivía a la quincena de forma milagrosa. Además, iba solo, y no hay cosa más maravillosa que ir a un concierto de forma personal, contigo mismo, disfrutarte. 

Después de eso, vino la masificación, Joaquín como ídolo de multitudes, y entonces me desencantó, dejé de ir a sus conciertos, y escuchaba sus discos solo por saber de qué iba la cosa. Claro que me gustaban, en especial el de lo Niego todo, pero digamos que ya no eran mis discos de cabecera, regresaba a clásicos como Mentiras piadosas, que es mi favorito. Por cierto, una de esas joyitas que están aún en físico en mi discografía, es Diario de un peatón “Doble CD en formato disco – libro que incluye el disco Dímelo en la calle íntegro además de un segundo que recoge temas inéditos, rarezas, caras B y dos vídeo clips. El libro viene con abundantes textos e ilustraciones obra del propio Joaquín”, tal y como lo describe una página especializada en el español. 

En Aguascalientes su último concierto fue la gira con Serrat Dos pájaros contraatacan, no fui. Esa masificación me decepcionó y protesté privándolos de mi presencia, claro que ahora me arrepiento, pero qué le vamos a hacer. No volví a ir a conciertos, hasta que anunció, por segunda vez, su despedida. Y me lancé, junto con mi esposa Marce, a su último concierto en Guadalajara, el 7 de febrero de 2025. Un concierto muy predecible (ya habíamos visto videos de los que dio en CDMX) pero que disfrutamos; nos encontramos muchos hidrocálidos que opinaron que fue un concierto inolvidable. No lo creo, es evidente que es una despedida, y que no es el mismo de antes. Lo triste es que nos vemos reflejados en él, los años, esos malditos-benditos, a todos nos alcanzan. Aun así, olé al maese Sabina quien, por cierto, anunció que recibirá el honoris causa en la próxima FIL, ahí estaremos maestro.  

rubendiazlopez@hotmail.com


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