- Gabriel Morones reflexiona sobre los retos de vivir en Estados Unidos y su conexión con Aguascalientes
- Aconseja a los jóvenes no emigrar sin un plan claro, destacando las dificultades económicas en el extranjero
- Gabriel reafirma su amor por Aguascalientes, al que considera un estado “muy bonito” y lleno de oportunidades
Gabriel Morones Ibarra, originario de Estados Unidos de América, pero con raíces profundamente arraigadas en Aguascalientes, compartió sus vivencias sobre emigrar, buscar oportunidades y enfrentar las realidades de vivir en el extranjero. A sus 48 años, Gabriel se desempeña como trabajador en una empresa de manufactura de partes para aviones y ha recorrido un camino lleno de retos y aprendizajes.
Desde niño, su vida estuvo marcada por el movimiento: “Nací acá en Estados Unidos, pero crecí en Aguascalientes desde los cinco hasta los veinte años”, comenta. Fue en esa etapa cuando decidió volver al país que lo vio nacer y seguir los pasos de su padre para trabajar y cumplir con el servicio militar estadounidense.
La decisión de regresar a EUA estuvo motivada principalmente por razones económicas; sin embargo, Gabriel también destaca que fue una etapa de exploración personal: “Quise venir para cooperar, apoyar, y también probar suerte. La idea era quedarme un par de años, ahorrar, y regresar a México a poner un negocio”, recuerda.
En su vida en Norteamérica, Gabriel encontró oportunidades, pero también desafíos. Aunque ha logrado acceder a bienes materiales y mantener a su familia, considera que no todo es tan ideal como podría parecer: “Aquí es posible acceder a muchas cosas gracias al crédito, pero no es muy diferente de lo que se podría lograr en México si hubiera una cultura crediticia similar”, explica.
Uno de los mayores aprendizajes de Gabriel es que vivir en Estados Unidos no garantiza una vida resuelta: “Una renta promedio está entre dos mil y dos mil quinientos dólares al mes, la energía eléctrica puede costar quinientos dólares, y el agua otros cien. Aunque ganes en dólares, la vida acá es muy cara”, detalla.
Al reflexionar sobre los jóvenes que ven a EUA como una tierra prometida, Gabriel es contundente: “Mi consejo es que no lo hagan si piensan que todo será más fácil. Si vienen, que sea con un plan claro, como estudiar, pero vivir aquí no es sencillo”. A pesar de estar establecido en EUA, Gabriel no pierde el contacto con sus raíces. Viaja regularmente a México, específicamente a Sonora, la tierra de su esposa; y, a Aguascalientes lo define como un estado que lleva en el corazón: “Aguascalientes es un estado muy bonito. Aunque las cosas no son perfectas allá, tampoco lo son acá. Al final, todo lugar tiene sus retos y oportunidades”, reflexiona.
Al preguntarle sobre cómo ve el panorama actual en México desde el extranjero, Gabriel admite que las percepciones pueden ser confusas: “Aquí los medios de comunicación pintan a México como un lugar lleno de violencia, pero cuando viajo allá no lo siento así. Veo avances en algunos aspectos, aunque también escucho a familiares que tienen una opinión diferente. Es difícil saber qué tan certero es lo que se dice.”
Gabriel concluye con un mensaje de aliento para los habitantes de Aguascalientes: “Le sigan echando ganas a la vida y cuiden su ciudad. Aunque yo no vivo allá, puedo decir que es un lugar que vale la pena conservar y valorar. Aguascalientes siempre será especial para mí”.