Arte y ecología: un compás de espera en Aguascalientes
En el marco de la educación, la producción y la promoción artística en el estado, el arte ecológico se encuentra en un impasse prolongado por décadas.
Las primeras huellas de la presencia de este género de arte en la arena pública se encuentran impresas en el almanaque de los años sesenta ondeando entre las banderas de la contracultura de este movimiento que orientó sus causas a los derechos civiles de la sociedad de los Estados Unidos de América.
Ante el alarmante futuro distópico y teniendo este escenario, los artistas-activistas se involucran entre otros, en asuntos sociales, que, bajo el ancho paraguas del concepto actual de la triple crisis planetaria denominada por Naciones Unidas, incluye a la contaminación ambiental, la pérdida de la biodiversidad y el cambio climático, que pone en peligro la sostenibilidad de la vida
Esta situación alerta sobre el riesgo del futuro de la humanidad a consecuencia del agotamiento y uso desmedido de los recursos naturales del planeta, el crecimiento ilimitado, el libre mercado, la especulación financiera, la explotación del hombre por el hombre y el hiperconsumo, esgrimido por el modelo económico dominante global, el capitalismo en su etapa más álgida, el salvaje neoimperialista que opera mediante el saqueo y la imposición de políticas restrictivas, así como represivas mediante las cuales se dan relaciones asimétricas de opresión y dominación a países en vías de desarrollo por todo el orbe, que incluyen incluso las invasiones armadas y la guerra.
De ahí surgen los temas para la práctica artística los cuales son debatidos en la esfera de los conflictos ambientales con enfoques y perspectivas diversas, quizás algunas, más o menos críticas, en tanto atienden culturalmente en lo particular alguna área de interés con un significado en lo local.
Es probable que el arte ecológico señale, denuncie o proponga soluciones a diversos problemas o conflictos ambientales locales relacionados con los ecosistemas naturales, como aquellos que evidencien por ejemplo en el caso de Aguascalientes capital, las políticas y legislaciones que privilegian la creación de proyectos industriales y la especulación inmobiliaria bajo la diatriba de la activación y crecimiento económico por encima de la conservación del territorio, de los escasos humedales (El Jagüey), con los que cuenta la entidad y su fauna endémica como la Rana de Madriguera o la Tortuga Casquito, amenazado ahora por un “Programa de ordenamiento ecológico” leonino, del municipio de la capital del estado.
Más aún, la actitud de estos artistas cuya práctica se orienta hacia la naturaleza o a los entornos citadinos, conlleva un signo ético de viso medioambiental reivindicativo. Así ellos, a partir de su horizonte creativo, participarán del trabajo inter y transdisciplinar para el mejoramiento de espacios o hábitats naturales y urbanos degradados, con respeto a las formas de vida o de organización social en alusión a los procesos naturales o culturales, por lo que subyace en el fondo un compromiso que se identifica socialmente con el mejoramiento de las condiciones de vida y el restablecimiento del equilibrio de los procesos naturales y sociales mediante diferentes formas de expresión artística; en suma se trata de una suerte de arte activista que promueve la transformación y el diálogo al tiempo que incentiva el trabajo colaborativo y comunitario.
La idea vertida arriba, de manera puntual, hace referencia al concepto aún muy vigente, de escultura social propuesto el siglo pasado por el artista ecologista alemán Joseph Beuys, para quien el arte era un proceso de vasos comunicantes que facilitaba la conjugación arte y vida, donde el arte pueda ser el medio para devolverle al ser humano la creatividad y los valores del humanismo por ejemplo la solidaridad con miras al cambio de ética, la convivencia armoniosa y la fraternidad.
Una experiencia de dimensión nacional e internacional, lo constituye la extensa propuesta artística ecológica presente en la obra de la artista y promotora cultural Helen Escobedo, quien fue muy cercana a esta tierra y cuyos padres eran oriundos de esta ciudad, teniendo la oportunidad de colaborar aquí en esta línea de trabajo impartiendo talleres a los artistas locales. Al respecto recomiendo tengan la oportunidad de sumergirse en su mundo a través del artículo Helen Escobedo, artista medioambiental de ascendencia aguascalentense: https://www.lja.mx/2023/01/helen-escobedo-artista-medioambiental-de-ascendencia-aguascalentense/ publicado por el que escribe estas líneas.
El arte ecológico contribuye en la formación de un pensamiento crítico pues posee una importante capacidad pedagógica, de comunicación y transformación, igualmente es fuente de creación de conocimiento, que alienta un cambio de mentalidad entre la población, al tiempo que impulsa políticas públicas orientadas a la conservación, restauración, mitigación y adaptación ante las problemáticas ecológicas y en general ambientales alentando el buen vivir.
El arte ecológico apunta a la investigación de las realidades socioambientales expandiendo su campo de actuación más allá de la naturaleza, a las urbes, mediante propuestas estéticas o de participación comunitaria en el que se comparte el interés por el espacio público como un lienzo de reivindicación social y encuentro que pone acento en las necesidades de la gente, cuyo arte asume la identidad del lugar, dando origen a la tipología del arte público de nuevo género, New Genre Public Art.
Las obras de arte ecológico incorporan el aspecto de la transformación y el tiempo en la materia, no buscan ser piezas terminadas, sino que emplean materiales no convencionales de manera intencionada en su creación. El proceso es más importante que el resultado estético, material o conceptual de la obra, ya que tiene un carácter efímero, de exploración y experimentación, convirtiendo la obra en el mismo proceso y en un viaje creativo.
Así, las piezas permiten comprender los procesos naturales físicos, químicos, biológicos y meteorológicos, que se pueden observar en el crecimiento orgánico o a través de las fuerzas y fenómenos de la naturaleza, lo que resulta en un lenguaje artístico elocuente que representa el mundo natural como un organismo vivo en constante evolución y cambio, evidenciando sus ciclos y ritmos, que nos permiten entender los procesos ecológicos por medio de la práctica artística.
Esencialmente el arte ecológico se manifiesta y expresa desde diversas disciplinas como la fotografía, el videoarte, la instalación, ambientación, la performance, la new media art, el arte público y urbano, la topiaria, la arquitectura efímera y un amplio etcétera, que en muchas de sus propuestas se diluyen y expanden involucrando una dimensión ideológica y política que conecta con determinados proyectos de sociedad a la que se aspira.
En consecuencia, con más de medio siglo en la escena del arte y el activismo, este movimiento artístico sigue atrayendo a un gran número de artistas en lo individual y en lo colectivo, pues en un continuo a lo largo de estos años se afianza como vehículo poderoso de sensibilización y transformación social, por lo que la academia, la sociedad civil, la iniciativa privada y la administración pública, han de valorarlo e incentivarle a fin de abrazarlo por el bien común de nuestra sociedad.