Opinión Nearshoring: retos y oportunidades para México por: Jorge García Luengas - LJA Aguascalientes
18/02/2025

Nearshoring: retos y oportunidades para México

En 2024, el término “nearshoring” o “relocalización de empresas” ha cobrado gran relevancia en medios de comunicación y en el sector empresarial, además de ser empleado por analistas, académicos y especialistas en comercio internacional. Este concepto destaca la oportunidad estratégica que México tiene para atraer inversiones de empresas extranjeras que buscan relocalizar sus plantas de producción desde China.

Cabe destacar que el objetivo principal de esta relocalización consiste en aprovechar las ventajas logísticas y comerciales que ofrece México para fabricar y distribuir productos de manera más eficiente hacia el mercado estadounidense, considerado uno de los mayores centros de consumo a nivel global.

Aunque el nearshoring parece un fenómeno reciente en México, sus raíces se remontan a la década de los 80, cuando empresas extranjeras comenzaron a invertir en el sector manufacturero. Este fenómeno cobró mayor relevancia en 1994 con la entrada en vigor del Tratado de Libre Comercio con América del Norte (TLCAN), que fomentó la integración económica entre México, Estados Unidos y Canadá.

Posteriormente, el nearshoring adquirió un nuevo impulso en 2017, durante la primera gestión de Donald Trump, quien implementó una renegociación del tratado, ahora conocido como T-MEC, mientras emprendía una guerra comercial con China, caracterizada por la imposición de aranceles y barreras comerciales.

Es importante destacar que, a inicios de la década del 2000, China se consolidó como la principal fábrica del mundo, gracias a sus bajos costos de producción, su extensa fuerza laboral y un ecosistema empresarial altamente competitivo; sin embargo, este crecimiento también ha derivado en una creciente rivalidad económica y política entre el gigante asiático y Estados Unidos.

A esta dinámica se sumó el impacto de la pandemia por Covid-19 en 2020, que evidenció importantes vulnerabilidades en las cadenas de suministro globales, lo que provocó un incremento significativo en los costos logísticos para muchas empresas. Esta dinámica motivó un cambio estratégico en la producción y comercialización de bienes dirigidos al mercado estadounidense.

Actualmente, México enfrenta una oportunidad única para capitalizar el fenómeno del nearshoring, gracias a su privilegiada ubicación geográfica, así como a la experimentada relación comercial con Estados Unidos en diversos sectores clave, como el automotriz, electrónico, aeroespacial, autopartes y agronegocios, en el sentido de que esta relación comercial permite, a su vez, que las pequeñas y medianas empresas se vinculen como proveedores estratégicos en las cadenas globales de valor, un impacto que significaría un impulso para el crecimiento económico del país y el desarrollo regional.

Sin embargo, un informe por parte del Instituto Mexicano para la Competitividad (IMCO), plantea que las inversiones extranjeras se están concentrando en estados como Nuevo León, Aguascalientes y la Ciudad de México, lo que implica que otros estados importantes del país queden rezagados. Eventualmente, entidades como Guanajuato, Jalisco, Coahuila, Chihuahua, Durango y Yucatán, podrían aprovechar el fenómeno de relocalización, consolidándose en el futuro como destinos clave para el desarrollo industrial.


Por otro lado, México enfrenta diversos retos internos, uno de ellos es la reciente reforma al poder judicial, que ha generado preocupación en los inversionistas extranjeros, pues necesitan que haya un sólido Estado de Derecho que ampare sus inversiones. En este sentido, la presidenta Claudia Sheinbaum ha manifestado su interés en promover la atracción de inversiones.

Esta reforma, junto con la reforma de supremacía constitucional, impulsada por el partido gobernante que mantiene la mayoría calificada en el poder legislativo, añade un nivel de incertidumbre que puede afectar las decisiones de inversión, aunado al déficit público proyectado para 2025, que impactará de forma significativa en la inversión pública, principalmente en infraestructura logística que requiere el país, un elemento clave para optimizar las cadenas de suministro. A lo anterior se suma la necesidad de garantizar acceso a recursos como electricidad y gas natural, que actualmente resulta insuficiente para satisfacer las demandas de las fábricas, plantas y líneas de producción en el país, entre otros factores a considerar.

Finalmente, México se enfrenta a un importante desafío externo con el retorno de Donald Trump a la presidencia de Estados Unidos, sobre todo por su visión respecto a los problemas que aquejan a su país, en temas de migración y una crisis de salud pública, principalmente por el tráfico de drogas desde México.

Aunado a un reclamo sobre la relación comercial existente entre México y China, que ha ido en aumento en los últimos años y que no es del agrado de Donald Trump, situación que ha provocado su interés por imponer aranceles del 25% a las exportaciones mexicanas a partir del 1 de febrero de 2025. Esta sin duda afectará la relación comercial entre ambos países y que constituyen decisiones que reflejan una visión proteccionista que contraviene al espíritu del T-MEC, en la antesala a su revisión en 2026.

Será importante conocer la respuesta y acciones del gobierno mexicano, ante las amenazas del presidente Donald Trump, considerando que podría significar el comienzo de un cambio a las reglas del juego en la relación bilateral entre México y Estados Unidos.

@jorgeluengasmx


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