México, AL y Petro ante la nueva realidad | Cosas veredes por: Gilberto Carlos Ornelas - LJA Aguascalientes
29/01/2025

Cosas veredes

México, AL y  Petro ante la nueva realidad

El incidente diplomático virulento entre Colombia y Estados Unidos, con las expresiones de sus presidentes, Gustavo Petro y Donald Trump, que tuvo lugar el domingo pasado, ha sido muy ilustrativo de los nuevos tiempos que se viven en el continente, y en el mundo entero. Pero como todo en la vida, solo es útil si se comprenden los hechos para prever el más probable rumbo de los acontecimientos. 

Por lo pronto, Gustavo Petro nos mostró que una reacción intempestiva no es la mejor reacción cuando se está en el campo que escogió su contraparte, ya se le llame adversario, enemigo o interlocutor.

Resulta obvio que en los primeros días de su nuevo mandato, Donald Trump desea mostrar a sus electores que sí es capaz de cumplir sus promesas de campaña y, para ello, además de firmar decenas de órdenes ejecutivas, se han llevado a cabo diversas acciones, como el despliegue de tropas en su frontera sur, cancelar los trámites de los peticionarios de asilo humanitario y, por supuesto, endurecer la búsqueda de inmigrantes indocumentados; entre los cuales, los mexicanos son los más numerosos entre los de origen latinoamericano y caribeño. 

Tal vez nadie debiera extrañarse de ello, y con ello entender que la batalla en ese campo será prolongada, pues no será una acción de unos meses, sino seguramente de cuatro años, pues la bandera contra la inmigración ilegal es parte sustantiva del programa del Partido Republicano y de su gobierno, y no parece haber argumentos para arriarla. Y esa batalla también será variada, pues los instrumentos de acción y defensa de los indocumentados van desde la búsqueda de protección judicial, las diferencias que existen en buena parte de los 50 estados federados de ese país y, sobre todo, la gestión diplomática de los gobiernos de los países de los migrantes en riesgo. Seguramente, el tema migratorio será parte de la movilización de la opinión pública norteamericana, como los vimos desde la inauguración de la administración Trump, pues se sabe que hay sectores que por conveniencia y convicción, entienden la importancia de la aportación forastera a la economía norteamericana, desde las empresas que requieren la mano de obra migrante, hasta aquellos que saben que los objetivos del movimiento Make America Great Again (MAGA) no se podrán alcanzar con fronteras cerradas.

Nuevas reglas al comercio internacional, migrantes, aranceles, y narcotráfico son los temas centrales que ahora tensan y conflictúan la relación política entre los países de Canadá, América Latina, el Caribe, con los EEUU, y eso debe tratarse como lo que es: política, con vínculos históricos, necesidades mutuas, áreas de interdependencia, diferencias de forma, de fondo y hasta confrontación. Como política que es, los involucrados usan sus herramientas y armas disponibles y las debilidades del otro.

No parece fácil el reto, pues una amenaza emplazada para la imposición de aranceles exagerados, aún sabiendo que el país que los impone tendrá afectaciones, no nos evita ser conscientes de que las economías más débiles sufrirían mayores impactos.

Tal vez el gobierno que tiene mayor experiencia en el trato y negociación con el estilo Trump es el mexicano; primero, casi dos años de Peña y Videgaray, y cuatro con AMLO-Ebrard, y de ahí que no se puede menospreciar el llamado que ha hecho la presidenta Claudia Sheinbaum a la “cabeza fría”, para facilitar las negociaciones que con toda seguridad se desarrollan, y que con prudencia y discreción, por el lado mexicano conducen Ebrard y De la Fuente, frente a Rubio y Lutnick por los EEUU.


Colombia no es México, pues ni tiene 3 mil kilómetros de frontera, ni millones de trabajadores migratorios, ni tiene un TMEC, ni es el principal socio comercial de los EEUU.

Colombia está en otra situación, y cuando su presidente Petro rechazó recibir dos aviones con colombianos deportados, reclamando el trato recibido por sus connacionales en su detención y en los aviones de la USA Air Force, surgía la necesidad y la posibilidad de que ese problema y toda la coyuntura actual se analizara en algún órgano multinacional, como la Comunidad de Estados Latinoamericanos y el Caribe (CELAC),  a la que Petro convocó de manera urgente.

Aunque el presidente colombiano llamó a la CELAC cuando había decidido enfrentarse directamente al gobierno norteamericano, con las proclamas y denuncias tan llenas de indignación que ya habían capturado el apoyo del gobierno de Nicolás Maduro en Venezuela, posteriormente aceptó recibir los vuelos inicialmente rechazados.

Hizo falta la cabeza fría que ha recomendado la presidenta mexicana. Si el gobierno colombiano buscaba generar una política de bloque multinacional, hubiera llevado el tema inteligentemente al campo de las relaciones internacionales, inicialmente continentales, a partir de los agravios reclamados. 

Hoy el gobierno mexicano atiende la difícil coyuntura, casi en solitario, con el gobierno norteamericano. Las expresiones de Trump en el foro de Davos indican, como él mismo lo dijo, que “van bien”, pero sería positivo y conveniente que la experimentada diplomacia mexicana tuviera como marco general un proceso multilateral de diálogo y negociación de América Latina y Europa.

Seguramente el presidente Petro, en un momento de indignación y ofuscación, olvidó aquella frase clásica del viejo Tzu, tan repetida: “El general que elige con astucia el campo de la batalla, de seguro la ganará antes de iniciarla”.  

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@gilbertocarloso


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