El banquete de los pordioseros
Keith Jarrett. El Concierto de Colonia
El 24 de enero de 1975 se realizó ese soberbio trabajo de improvisación que hoy conocemos como Köln Concert, o el Concierto de Colonia con una ejecución majestuosa del pianista y compositor Keith Jarrett.
Creo que calificar a Jarrett como un músico de jazz es limitar las infinitas posibilidades de este virtuoso de la música nacido el 8 de mayo de 1945 en Allentown Pennsylvania. El maestro aborda con las misma solvencia el jazz y la música de concierto, no hay duda de que hablamos de uno de los mejores intérpretes actuales de la música para teclado de Bach, Haendel y los conciertos para piano de Wolfgang Amadeus Mozart, además de trabajar con algunos compositores contemporáneos de perfil minimalista, como es el caso del compositor estonio nacionalizado austríaco Arvo Pärt, también nos ha sorprendido con su lenguaje jazzístico en diferentes formatos, como solista, o con ensambles de jazz tocando al lado de grandes músicos del género, como es el caso de Miles Davis, con quien inició su carrera, Jan Garbareck, Gary Peacock, Chick Corea, Charlie Haden, Jack de Johnette entre algunos otros nombres ampliamente reconocidos en el mundo del jazz.
El Concierto de Colonia se realizó, como lo he comentado al inicio de la presente entrega, el 24 de enero de 1975, es decir, hace cincuenta años, es esa ocasión, Keith Jarrett se sentó ante un piano sin nadie más en el escenario para realizar una de las improvisaciones más reconocidas en todo el siglo XX y lo que va del XXI, este trabajo de improvisación realizado en el Teatro de la Ópera en Colonia, Alemania, dio lugar a una serie de conciertos con este mismo formato en diferentes partes del mundo, después de Colonia, vinieron conciertos en París, Milán, Viena, y Tokio, pero lo que hace particularmente importante lo mismo que interesante este concierto en Colonia es una situación que él tuvo que enfrentar y vencer una dificultad que no estaba dentro del presupuesto, el piano que había encargado no era el que lo esperaba en el escenario del Teatro de la Ópera en la ciudad alemana de Colonia.
El concierto fue organizado y planeado por Vera Brandes, ella es productora musical, organizadora de conciertos y musicóloga nacida en Colonia, Alemania, lo que llama la atención es que cuando organizó este concierto, Vera apenas tenía 17 años de edad, seguramente no tenía idea de que lo que estaba planeando es uno de los más grandes y virtuosos ejercicios de improvisación en la siempre inconclusa historia de la música.
Fue necesario vencer una serie de dificultades y adaptarse a lo que el teatro ofrecía, el concierto se realizaría a las 23:30 horas del viernes 25 de enero de 1975, al terminar una presentación operística, sabemos que los 1400 lugares que tiene de aforo el Köln Opera House estaban ocupados. La grabación de este concierto correría a cargo de un sello discográfico llamado ECM (Ediciones de Música Contemporánea) fundado por Manfred Eicher, uno de esos personajes en peligro de extinción, más o menos como la radio cultural en Aguascalientes, más interesado en la calidad de las grabaciones que en hacer dinero, este asunto era perfectamente compatible con los intereses de Jarrett, por lo que no fue difícil llegar a un acuerdo y concretar los detalles.
El trabajo de improvisación realizado por Jarrett en esta serie de conciertos dieron excelentes resultados, con todas las dificultades que representa improvisar, llegar al piano y tocar a partir de nada, bueno, yo supongo que habrá algo en la mente del improvisador, probablemente una línea melódica a partir de la cual se desarrollan una serie de variaciones, no sé, pero sólo de pensar en llegar al piano, colocar las manos sobre el teclado e iniciar una ejecución que durará más de una hora, nos queda claro que no es una asunto sencillo, pero todavía mayor es la virtud en el impecable trabajo de Keith Jarrett si consideramos que el piano que lo esperaba en el escenario no era el que había solicitado. Sobre el trabajo de improvisación Jarrett dijo lo siguiente: “No pienso que yo pueda crear, pero sí puedo ser un canal para la creatividad. Creo en el Creador, por eso en realidad este álbum es una obra suya a través de mí, con la menor intervención consciente posible en medio”.
Era un piano Bösendorfer Imperial el que debería estar lista para el concierto, pero sabemos que estaba escondido detrás de las puertas contra incendios, por lo que el personal del teatro no lo vio y colocó otro, también era un Bösendorfer pero de media cola y en condiciones verdaderamente lamentables. Nos dicen las crónicas de la época que estaba desafinado y se requirieron varias horas para su afinación, con un sonido apagado en los registros altos y muy débil en las notas graves, además de tener un sonido desagradablemente metálico, además los pedales no estaban en óptimas condiciones, es decir, todo estaba en contra. Por otro lado, el maestro tenía un terrible dolor de espalda y no había dormido en 24 horas, ¿qué se podía esperar de este concierto?
Seguramente todas estas adversidades sublimaron a Keitj Jarrett, puso lo mejor que tenía y terminó por ser este concierto, uno de los mejores en su estilo, si hablamos de improvisación, el Köln Concert es un referente obligado.
Keith Jarrett entró en una especie de trance desde el principio del concierto, sumergido en la magia de la música, absorto en las profundidades de su ejecución, ese trance duró poco más de una hora y sólo despertó de este dulce ensueño cuando los aplausos sacudieron la Casa de la Ópera de Colonia. Esto sucedió hace cincuenta años y lo recordamos aquí.