Tabasco vive una pesadilla de violencia sin precedentes. Desde 2023, los homicidios han aumentado un 300%. Este alarmante panorama pone en jaque la tranquilidad de las y los tabasqueños, además refleja el deterioro de la seguridad y pone bajo la lupa a los responsables de proteger a la ciudadanía.
Desde 2018, Tabasco ha sido liderado por tres mandatarios de Morena: Adán Augusto López Hernández (quien cortó su gestión en 2021 para ser secretario de Gobernación con López Obrador), Carlos Merino y, desde septiembre de 2024, Javier May.
Entre estas figuras, se señala principalmente a Adán Augusto, por nombrar durante su gobierno a Hernán Bermúdez Requena como su titular de Seguridad estatal, pese a sus vínculos con el grupo criminal “La Barredora”, un grupo criminal vinculado al poderoso Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG).
El oscuro reinado de “La Barredora”
Si hablamos de “La Barredora”, no estamos describiendo cualquier grupo delictivo. Esta organización, que antes se conocía como “La Hermandad”, era un cártel compuesto mayormente por policías que, en lugar de proteger a los ciudadanos, se dedicaban al tráfico de drogas, migrantes y personas. También controlaban bares, antros y todo lo que generara dinero fácil en Tabasco.
Bajo la supuesta protección de Bermúdez Requena, “La Barredora” extendió su poder a regiones clave como Huimanguillo y Cárdenas, controladas por un líder criminal apodado “Pantera”. Informes de inteligencia militar filtrados por Guacamaya Leaks vinculan directamente a Bermúdez y a otros altos mandos con este grupo.
Entre ellos destacan: José del Carmen Castillo, excomisionado de la Policía Estatal; Leonardo Arturo Leyva, exdirector de la Policía Estatal; y Ulises Pinto Madera, alias “El Mamao”, un ex policía federal convertido en operador del CJNG.
La violencia que marcó su salida
Para finales de 2023, las cosas se descontrolaron incluso para “La Barredora”. Una pelea interna por el control del grupo desató un intento de asesinato contra Bermúdez Requena en plena capital, Villahermosa. Poco después, el estado se convirtió en un campo de guerra, con narcobloqueos, balaceras y quema de vehículos que paralizaron la entidad por semanas.
La presión fue tanta que, en enero de 2024, Bermúdez renunció a su cargo, dejando atrás un legado de caos. Su lugar lo tomó el militar Víctor Hugo Chávez Martínez, pero el cambio no trajo paz. Chávez Martínez también ha sido señalado por proteger al CJNG, junto al fiscal estatal, José Barajas Mejía.
El actual gobernador, Javier May, también de Morena, heredó el desastre y no dudó en criticar abiertamente a Bermúdez y a la administración anterior.
“Nosotros nunca vamos a pactar con la delincuencia organizada. Va a haber cero impunidad. Entonces, creo que quienes estuvieron antes que nosotros tendrán que explicar todo esto”, aseguró May en una conferencia de prensa realizada en 2024, mientras responsabilizaba a sus antecesores de los vínculos entre el crimen y la seguridad estatal.
Sin embargo, la creciente violencia y la aparente colusión entre autoridades y grupos delictivos han expuesto las fracturas internas del partido y la incapacidad de sus líderes para cumplir sus promesas de transformación.
El legado de inseguridad y corrupción en Tabasco es un golpe directo a la narrativa de Morena como un partido comprometido con la justicia y la paz.