- La falta de regulación adecuada del teletrabajo en México y la precarización de algunos empleos requieren atención urgente
- Aunque la flexibilidad en los horarios y la reducción de tiempos de desplazamiento son beneficios claros, también surgen problemas como el aumento del estrés y la vigilancia constante
El teletrabajo o trabajo remoto ha emergido como una modalidad laboral que permite a los empleados realizar sus tareas desde cualquier lugar, principalmente desde sus hogares, gracias a la tecnología. Este modelo ha ganado popularidad en los últimos años. Sin embargo, a pesar de sus ventajas, también presenta desafíos significativos en la gestión del tiempo y la comunicación.
Marisa Valadez Montes, docente del Departamento de Sociología y Antropología de la Universidad Autónoma de Aguascalientes, destaca que el teletrabajo redefine la forma en que se organiza el trabajo.
Comentó que, a diferencia del modelo industrial tradicional, donde el trabajo se realizaba en un centro específico y el producto se consumía posteriormente, el teletrabajo permite que los servicios sean consumidos en tiempo real. Este cambio, según Valadez, no solo afecta la dinámica laboral, sino que también transforma el espacio familiar al fusionar las actividades laborales y domésticas.
Uno de los aspectos más relevantes que menciona la profesora es el impacto en el bienestar de los trabajadores. Aunque la flexibilidad en los horarios y la reducción de tiempos de desplazamiento son beneficios claros, también surgen problemas como el aumento del estrés y la vigilancia constante.
“Los trabajadores que realizan teletrabajo a menudo están sujetos a un monitoreo intensivo, lo que puede incrementar su carga de estrés y afectar su salud mental”, explica Valadez. Este fenómeno se ha intensificado durante la pandemia, la cual aceleró la adopción de esta modalidad en México y en el mundo.
El teletrabajo ha generado también algunos cambios en las dinámicas familiares. Valadez sugiere que, aunque los roles tradicionales dentro del hogar no se han transformado radicalmente, las rutinas diarias han tenido que adaptarse a esta nueva realidad laboral. Muchas mujeres, por ejemplo, se enfrentan al desafío de equilibrar sus responsabilidades laborales con las tareas del hogar, lo que puede llevar a una reorganización de sus funciones sin que necesariamente se traduzca en una liberación de cargas.
Desde la perspectiva de Valadez, es esencial seguir documentando y analizando estas dinámicas. La falta de regulación adecuada del teletrabajo en México y la precarización de algunos empleos requieren atención urgente. “Es fundamental que se establezcan condiciones laborales justas y que se garantice a los empleados el acceso a prestaciones adecuadas”, concluye.
A medida que el teletrabajo se afianza como una forma común de empleo, es crucial que tanto trabajadores como empleadores comprendan y gestionen los desafíos que conlleva. La adaptación a esta nueva normalidad no solo implica cambios en las rutinas, sino también en la manera en que se concibe el equilibrio entre la vida laboral y personal.