Emerson, Lake & Palmer. Álbum homónimo | El banquete de los pordioseros por: Rodolfo Popoca Perches - LJA Aguascalientes
05/01/2025

El banquete de los pordioseros

Emerson, Lake & Palmer. Álbum homónimo

Permíteme comentarte algo, en realidad no tiene la menor importancia, sólo lo hago con el fin de marcar un antecedente en el tema que deseo compartir contigo el día de hoy. Yo soy un purista ortodoxo de la música, por ejemplo, durante muchos años me costó trabajo aceptar que los conciertos para clave de Johann Sebastian Bach fueran transcritos para piano, me parecía algo simplemente inaceptable, pero después de escuchar las virtuosas versiones que hizo el pianista canadiense Glen Gould de los conciertos de Bach en piano, entendí que sí era posible, de hecho, hasta necesario; como sabemos, Bach no escribió nada para piano, de hecho no conoció el instrumento, al menos, no el piano como lo conocemos actualmente, él conoció un prototipo fabricado por Gottffried Silbermann que le desagrado inmensamente y le hizo al fabricante algunas observaciones que él aceptó a regañadientes, en fin, el asunto es que Bach no escribió nada para piano, de ahí mi resistencia a aceptar su música en transcripción para este instrumento, pero como ya te comenté, las versiones de Glen Gould me hicieron cambiar de opinión.

Algo similar me sucede con la música clásica en general, entendiendo el término clásico en su sentido más amplio, es decir, toda la música para la que hay que estudiar, llámala como quieras, música de concierto, música académica, música erudita, música culta, como sea, el término es lo de menos. Yo era muy celoso de la pureza de esta música y no aceptaba, bajo ninguna circunstancia, otra interpretación diferente al contexto para el que esta música había sido creada, de esta manera rechacé, casi por instinto, la versión del Himno a la Alegría incluido en el cuarto movimiento de la Sinfonía Novena de Ludwig van Beethoven que realizó Ritchie Blackmore en el disco Difficult to Cure que publicó con Rainbow en febrero de 1981, y así me sucedió con otras adaptaciones de la gran música de concierto en diferentes expresiones musicales, pero después de escuchar con atención el trío de rock progresivo inglés Emerson, Lake & Palmer, cuyos argumentos musicales están íntimamente relacionados con la música clásica, entendí finalmente que era posible adaptar este lenguaje musical a otras expresiones sin perder su grandeza y dignidad. 

El pasado 1 de enero se cumplieron 54 años de la publicación en Estados Unidos, -en el Reino Unido fue el 20 de noviembre de 1970-, de la primera producción musical de este ensamble que lleva el concepto de Trío, hasta sus últimas y más radicales consecuencias. Es un disco impregnado de los fundamentos más sólidos de la gran música de concierto, Keith Emerson, el tecladista del grupo, supo llevar la música clásica al concepto del rock logrando resultados fascinantes, él mismo es un compositor de música académica, recordemos el maravilloso Concierto para piano y orquesta No1 que él compuso, además de todas las adaptaciones que ha hecho de grandes monumentos de la música académica al contexto del rock, entre ellas, imposible omitir su versión de Cuadros de una exposición que el compositor nacionalista ruso Modest Mussorgsky compuso en 1874 para piano solo, más tarde, en 1922, el compositor Maurice Ravel hizo la orquestación más interpretada y, consecuentemente, la más conocida, por lo menos hay una veintena de diferentes orquestaciones de esta obra, una de ellas es la realizada por Emerson, Lake & Palmer en marzo de 1971.

En el caso de este, su primer disco que recordamos por el aniversario 54 de su publicación en los Estados Unidos, abre con un tema llamado The Barbarian que en realidad es una adaptación para trío de rock del Allegro Bárbaro del compositor húngaro Bela Bartok, es una de las piezas para piano más conocidas del maestro que compuso en 1911, es una obra llena de referencias folclóricos, fiel al estilo de Bartok, en donde combina elementos tradicionales de la música rumana y húngara. 

El siguiente tema es Take a Pebble, una composición del bajista y cantante Greg Lake que acababa de dejar las huestes de Robert Fripp para unirse a este nuevo proyecto, una de las piezas características de este trío británico en donde proponen su manera de entender y hacer el rock progresivo. 

La cara A del disco cierra con el tema Knife Edge, es una adaptación de la Sinfonietta del compositor checo Leos Janacek, pero también de una de las Suites Francesas compuestas por Johann Sebastian Bach, se trata de la BWV 812, este ciclo de Suites francesas de Bach abarcan en el catálogo de Bach de la BWV 812, hasta la 817, son un total de seis suites, Keith Emerson elige la primera para trabajar en ella desde el contexto del rock y presentarla en unidad con la obra de Janacek.

La cara B del disco abre con la obra que yo considero piedra angular en este disco, se llama Three Fates y podemos apreciar toda la grandeza de Keith Emerson, esta pieza podría quizás ayudarnos a entender por qué Emerson es considerado con toda justicia, como uno de los más grandes tecladistas en toda la siempre inconclusa historia del rock, en lo personal, lo considero el mejor, por encima de Rick Wakeman, Vangleis, o a quien se te ocurra, quizás sólo comparable con Tony Pagliuca del grupo italiano Le Orme. Esta obra de Three Fates se divide en tres partes a manera de movimientos, como una obra de música clásica, abre con Clotho, el movimiento central es Lachesis, y cierra con Atropos, verdaderamente sublime.


El álbum termina con Tank, composición de Emerson y Palmer y cierra con una obra de Greg Lake, Lucky man.

Este disco se publicó el 1 de enero de 1971 en Estados Unidos, que sirva de pretexto para darle una merecida revisada.


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