En un giro digno de un drama constitucional, un juez federal decidió ponerle un freno momentáneo a la ambiciosa cruzada del expresidente Donald Trump por redefinir el derecho a la ciudadanía en Estados Unidos. John C. Coughenour, con sede en Seattle, dictaminó que la orden ejecutiva firmada por Trump el mismo día de su toma de posesión —¿qué mejor manera de inaugurar un mandato que cuestionando la decimocuarta enmienda?— es “descaradamente inconstitucional”. La decisión del juez surge en respuesta a una demanda encabezada por Washington, Arizona, Illinois y Oregón, que claramente no estaban dispuestos a dejar que esta orden ejecutiva se convirtiera en ley sin una buena pelea.
La decimocuarta enmienda, ratificada en 1868 y cómo no, producto de los acalorados debates tras la Guerra Civil, establece que “todas las personas nacidas o naturalizadas en Estados Unidos y sujetas a su jurisdicción son ciudadanos”. Sin embargo, Trump, siempre dispuesto a darle su toque personal a los textos históricos, declaró que los hijos de inmigrantes no ciudadanos no califican bajo este principio, un argumento que parece haber sido recibido con escepticismo por varios fiscales generales y grupos de derechos de inmigrantes.
Este episodio legal, que incluye cinco demandas de 22 estados y varios grupos de defensa, también resucita el caso Wong Kim Ark de 1898. En esa ocasión, la Corte Suprema respaldó el derecho a la ciudadanía por nacimiento de un hombre nacido en San Francisco de padres inmigrantes chinos. Pero los partidarios de Trump insisten en que hay una diferencia fundamental entre inmigrantes legales e indocumentados, una distinción que podría estar más en sus cabezas que en la letra de la ley.
El impacto potencial de la orden es significativo, con unos 255,000 niños nacidos en 2022 de madres indocumentadas, según los registros. Pero mientras Trump busca inscribir su nombre en la historia como el hombre que reescribió la ciudadanía estadounidense, los opositores parecen determinados a recordarle que las enmiendas constitucionales no son tan fáciles de reinterpretar.