Cien días de propaganda por: Adrián Valencia  - LJA Aguascalientes
15/01/2025

Cien días de propaganda 

Claudia Sheinbaum cumplió formalmente cien días al frente de la Presidencia. Como su antecesor y como ya es costumbre en el movimiento oficialista, la fecha fue aprovechada para realizar un despliegue propagandístico en el Zócalo de la Ciudad de México. Con ese tono revanchista e inquisidor que heredó de Andrés Manuel López Obrador, la primera presidenta de nuestro país no reparó en dibujar lo que a sus ojos es una Nación próspera y ejemplar. 

De entrada, Sheinbaum presumió la supuesta creación de 22 millones de nuevas fuentes de trabajo en 2024. Sin embargo y de acuerdo con cifras del propio IMSS, al cierre de diciembre se contabilizaron únicamente 213 mil nuevas plazas laborales. Se trata, de acuerdo con especialistas, de la cifra más baja en los últimos 15 años. ¿De dónde saca entonces la presidenta, esa impresionante cifra que presenta como un logro?

Y es que desafortunadamente la presidenta de México heredó de su mentor esa tendencia de esgrimir mentiras y negar la realidad. Para muestra un botón: en su mensaje ante las huestes acarreadas por los líderes y operadores del movimiento, Sheinbaum se atrevió a sostener que los combustibles no han experimentado aumentos. ¿Entonces cómo considera el incremento al IEPS que entró en vigor el 1 de enero de este año y que, por supuesto, incluye a las gasolinas y el diesel?

Y si bien hay aciertos que no se pueden negar, como el incremento histórico al salario mínimo, ¿de qué han servido éstos cuando la inflación en México ha disparado los precios de alimentos y servicios?, ¿de verdad los mexicanos viven mejor con el salario que hoy perciben?. Datos del INEGI reflejan que el costo de la canasta básica, por ejemplo, ha mantenido una tendencia a la alza durante los últimos tres años; lo cual por cierto termina por impactar directamente en el bolsillo del mexicano promedio. 

Lejos de ser un verdadero ejercicio de rendición de cuentas, el acto del domingo responde a la necesidad de inundar la conversación pública con frases engañosas y lugares comunes: “el PRIAN”, el neoliberalismo, primero los pobres, etcétera. Los programas sociales, extendidos, aumentados y constitucionalizados (si me permiten el término) han venido sonando en los discursos de la 4T en todos y cada uno de estos actos de propaganda masiva. Son, como se dice coloquialmente, su carta fuerte en términos electorales. 

La presidenta de México concluyó su mensaje en la plancha del Zócalo hablando de una supuesta autoridad moral sobre la cual se sostiene el llamado movimiento de transformación nacional.  Yo me pregunto ¿esa autoridad moral incluye las numerosas acusaciones de corrupción de líderes, representantes y políticos vinculados a Morena?, ¿la opulencia con la cual viven regidores, diputados locales, federales y funcionarios públicos de la 4T; en contraste con la medianía en la cual vive el pueblo mexicano?, ¿el nepotismo, influyentismo y amiguismo que ha distinguido al anterior y a este gobierno?

Por cierto, la titular del Ejecutivo fue omisa en hablar de dos de los temas más importantes que marcarán su administración en términos reales: seguridad y la relación bilateral con el gobierno de Donald Trump. 



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