Aranceles sí van: Trump confirma aranceles del 25% a México y Canadá a partir de Febrero - LJA Aguascalientes
02/03/2025

Si algo ha dejado claro Donald Trump en su enésima resurrección política, es que la coherencia y el sentido económico son un lujo prescindible cuando de discursos populistas se trata. Con la sutileza de un elefante en una cristalería, el presidente de Estados Unidos anunció su determinación de imponer aranceles del 25% a México y Canadá por una combinación de razones que van desde la migración ilegal hasta el tráfico de fentanilo, pasando por el déficit comercial. ¿Detalles sobre cómo estos impuestos solucionarán esos problemas? Bien, gracias.

El anuncio no fue sorpresivo, pero sí suficiente para hacer tambalear al peso mexicano, que pasó de un modesto avance a una caída del 1.17% en cuestión de minutos. Porque, claro, nada como la volatilidad económica para demostrar liderazgo. Mientras tanto, la Casa Blanca reafirmó que la medida es inminente, salvo que, en un giro de último momento, México y Canadá decidan convertirse en la Patrulla Fronteriza de Trump y la DEA al mismo tiempo.

Migración y fentanilo: Los pretextos de siempre

Entre las múltiples justificaciones que Trump ha sacado de su ya conocido sombrero de trucos está la “horrible” cantidad de personas que ingresan a Estados Unidos. No importa que la migración neta haya disminuido significativamente en los últimos años o que Estados Unidos necesite mano de obra en diversos sectores. Para el mandatario, lo importante es tener un enemigo a quien culpar. Y si de enemigos se trata, el fentanilo es otro de los favoritos en su discurso.

Trump acusa a México de ser el principal responsable del tráfico de esta droga, ignorando convenientemente que los insumos provienen en gran medida de China y que la demanda en Estados Unidos es un problema interno. Pero, en su mundo, todo se arregla con aranceles. Porque, ¿qué mejor manera de frenar el narcotráfico que encarecer los automóviles y los aguacates?

Déficit comercial: La excusa económica que nunca falla

Si todo lo anterior no fuera suficiente, Trump también se escuda en el déficit comercial con México y Canadá, sugiriendo que Estados Unidos está subsidiando a estos países. Curioso argumento, considerando que el comercio no es una caridad sino un intercambio. Pero en la lógica trumpista, un superávit es sinónimo de victoria y un déficit es el resultado de haber sido estafado.

Como si no fuera suficiente con las turbulencias que estas declaraciones han generado en los mercados, Trump no descarta incluir el petróleo en la lista de productos arancelados. Esto, claro, bajo la premisa de que Estados Unidos es un oasis de autosuficiencia energética. “Tenemos todo el petróleo que necesitamos”, aseguró el mandatario, en un comentario que haría sonrojar a cualquier analista serio.

México y Canadá: entre la paciencia y la retaliación

Mientras Trump juega a la ruleta arancelaria, México y Canadá han mantenido una postura de cautela. La presidenta mexicana, Claudia Sheinbaum, ha declarado que cree que la medida no se materializará, pero en caso contrario, su gobierno responderá en consecuencia. Un eufemismo elegante para decir que, si Estados Unidos decide abrir las puertas de la guerra comercial, no será México quien las cierre. Canadá, por su parte, también contempla represalias, lo que podría derivar en un colapso del T-MEC y un retroceso de décadas en las relaciones comerciales trilaterales.

Más de lo mismo, pero con peores consecuencias

Trump ha demostrado una vez más que su política comercial se basa en la amenaza y el chantaje. No importa que los aranceles terminen encareciendo los productos para los propios consumidores estadounidenses o que se genere incertidumbre en los mercados; lo relevante es consolidar su imagen de líder fuerte ante su base de seguidores.


Si la historia nos ha enseñado algo es que este tipo de políticas tienden a ser autodestructivas. En su primer mandato, Trump implementó medidas similares contra China y el resultado fue una guerra comercial que perjudicó a la industria estadounidense tanto como a la asiática. Ahora, parece dispuesto a repetir la historia con sus vecinos.

El problema es que, si sigue por este camino, no solo afectará las economías de México y Canadá, sino que pondrá en riesgo la estabilidad del comercio norteamericano en su conjunto. Mientras tanto, el mundo observa, con una mezcla de asombro e incredulidad, cómo el inquilino de la Casa Blanca sigue jugando a la política internacional como si fuera un episodio de su antiguo reality show.

Vía Tercera Vía


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