Imagina que una animación del partido adversario tenga más reconocimientos que tu carrera política. Mientras la trayectoria de AMLO en formato 3D arrasa con premios, el PRI de Alito Moreno se hunde entre derrotas y desbandadas. Parece que lo único medio parecido que tienen “Amlito” y Alito es el nombre, porque de lo demás ni hablar, uno colecciona reconocimientos y el otro derrotas.
Amlito: del Palacio Nacional al Festival Pantalla de Cristal
La animación que narra la trayectoria política de AMLO no sólo hizo historia en sus conferencias mañaneras, sino también en los premios. El cortometraje, dirigido por María Tabares con música de Eder Villalpando y diseño sonoro de Ricardo Barrera, arrasó en el XXVI Festival Pantalla de Cristal 2024.
Con apenas un minuto y 51 segundos, la producción resumió los momentos clave de López Obrador: desde su desafuero hasta su presidencia y el relevo a Claudia Sheinbaum. ¿El resultado? Cuatro premios:
- Mejor Animación
- Mejor Guion / Concepto Creativo
- Mejor Dirección
- Mejor Anuncio / Spot
Jessica Ramírez, directora de Comunicación Digital de Presidencia, no tardó en presumir el logro, calificándolo como “la historia del político más importante de los últimos tiempos”. Que tampoco es mentir para convivir, pero bueno, se vale celebrar el triunfo. Y mientras “Amlito” cosecha éxitos, alguien más está viendo cómo su barco se hunde.
Alito: promesas rotas y un PRI en ruinas
Al otro lado de la historia está Alito, el líder que prometió “revivir al PRI” pero terminó convirtiéndolo en casi nada. Desde que asumió la dirigencia en 2019, el PRI pasó de gobernar 12 estados a sólo dos. Y lo que alguna vez fue una fuerza política nacional, hoy apenas sobrevive como un mal recuerdo de las glorias pasadas. Sólo fijate en los números, para que te des una idea de lo mal que anda:
- 10 gubernaturas perdidas
- 5 millones menos de militantes
- En las presidenciales de 2024, el PRI aportó apenas 5.7 millones de votos, muy lejos de los casi 19 millones que consiguieron en 2012.
Por si fuera poco, Alito tiene un currículum llenó de escándalos y polémicas (como el caso audiogate o la vez que casi se agarra a golpes con Noroña en pleno Senado), traiciones internas y una desbandada de figuras clave. Todo esto mientras busca perpetuarse en el poder hasta 2032, porque, según él, “al PRI le gusta ganar”. Aunque, a estas alturas, parece que sólo le gusta perder.
El contraste no podría ser más evidente: “Amlito”, una animación que al menos gana premios; mientras Alito deja un partido en ruinas y con pocas esperanzas de resurgir. En política, como en el ring, las victorias cuentan… y vaya que “Amlito” lleva la delantera.