¿Una reforma o un pañuelito blanco pueden acabar con la corrupción?
Hoy decidimos ponernos serios y reflexivos (porque también tenemos días así) tras las declaraciones de la presidenta Claudia Sheinbaum sobre la red de corrupción en el INFONAVIT. Hablar de corrupción en México, al parecer, ya es como hablar del clima: tan cotidiano y predecible que ni vale la pena emocionarse. Es más, la corrupción ya no se ve como un problema real, sino como un ingrediente indispensable del sistema político, como el cilantro en el taco.
A estas alturas, ni los partidos políticos, ni los funcionarios, ni los gobiernos se esfuerzan en aparentar que quieren acabar con la corrupción. No, señor. En lugar de eso, se entretienen en un debate tan útil como discutir cuál café instantáneo sabe menos a agua sucia: ¿quién es más corrupto que quién? Y al entrarle a ese jueguito, lo que hacen es admitir, con todas sus letras, que todos tienen las manos sucias, ¿pero a quién le importa? La respuesta: a casi nadie.
Haga el experimento en su círculo cercano: pregunte qué opinan de los casos de corrupción. Lo más seguro es que le respondan con un encogimiento de hombros y frases como “Eso siempre va a existir”, “Ni modo, así es México” o la joya de las resignaciones nacionales: “Pues sí roban, pero al menos reparten”. ¿Y qué hay de los que ni siquiera reparten? ¡Ah! Esos son los verdaderos villanos, claro está.
Pasando a los detalles de la tragicomedia en cuestión: resulta que el INFONAVIT, en su infinita sabiduría, decidió pagar más de tres mil seiscientos millones de pesos a despachos de cobranza judicial. ¿El resultado? Ni una sola vivienda recuperada. Ni una. Cero. Pero eso sí, lograron despojar a cientos de miles de personas de sus hogares, sin siquiera molestarse en seguir procedimientos legales adecuados. Porque, ya sabe, los derechos humanos son un lujo que no todos se pueden dar.
Por si esto fuera poco, los funcionarios de esa honorable institución contrataron ilegalmente un seguro de vida por más de quinientos cincuenta millones de pesos. ¿Para proteger a quién, exactamente? ¿A las conciencias adoloridas de los que firmaron esos contratos? Ah, y no olvidemos los 12 mil créditos fraudulentos que también encontraron por ahí. Una ganga, ¿no?
En resumen, otro día más en el México donde la corrupción no solo no sorprende, sino que hasta empieza a parecer una línea de carrera para los más “ambiciosos”, ¿Quién dijo que aquí no hay oportunidades?
Defendiendo la reforma al INFONAVIT
Sheinbaum, en su ya clásica rueda de prensa mañanera, se limitó a justificar la reforma afirmando que con ella se acabará con la corrupción que impera en esta institución. Porque claro, si algo hemos aprendido es que un simple cambio de reglas mágicamente elimina años de malas prácticas, ¿verdad? Sin embargo, la realidad pinta diferente: el INFONAVIT deja de ser solo un organismo que administra los fondos de vivienda de los trabajadores para pasar a actuar como una empresa constructora. ¿Qué podría salir mal cuando mezclamos intereses económicos con burocracia y política? Nada, absolutamente nada.
Con tantos intereses en juego, lo más seguro es que, en lugar de acabar con la corrupción, esta encuentre nuevas y creativas maneras de florecer. Además, la Secretaría de Hacienda ahora tendrá el control de las inversiones, lo que suena a un combo perfecto para centralizar aún más el poder y, de paso, tener la sartén por el mango en el mercado de vivienda. Prácticamente, el gobierno empieza, poco a poco, a adueñarse de este sector. Porque, claro, si algo nos hacía falta era más intervención gubernamental.
Y no faltará algún morenista con ansias de reconocimiento que sugiera formalizar lo que ya se está cocinando: convertir al INFONAVIT en una paraestatal. Total, con las nuevas funciones que adquirirá, no sería más que un trámite simbólico. ¿Por qué no aprovechar y ponerle un nombre más adecuado? Algo como “Constructora del Bienestar S.A. de C.V.” suena bastante prometedor.
Esperemos, por el bien de todos, que esta reforma no nos dé una de esas “sorpresitas” tan típicas de la 4T en el mediano plazo. Aunque, siendo sinceros, con ellos todo es posible. Desde un modelo de vivienda revolucionario hasta la invención del ladrillo cuadrado 4.0.
Ya hay paquete económico
Sin mayores sobresaltos -salvo, como de costumbre, los discursos políticos de Morena, que nunca faltan para animar el día-, se aprobó en el Congreso el paquete económico para el estado de Aguascalientes. El presupuesto asciende a cerca de 35 mil millones de pesos, lo que representa un incremento de casi 26% en comparación con el año anterior. Entre los puntos destacados, se incluyen recursos destinados a la operación de la nueva Universidad de la Policía Estatal, una iniciativa que promete formar a los futuros guardianes del orden… o al menos intentarlo, porque con tanta expectativa, más vale que aprendan rápido.
¡Ah! Y Martha Márquez llegó tarde
La sesión para aprobar la Ley de Egresos del municipio de Aguascalientes se apresuró de manera inesperada, dejando a pocos medios de comunicación presentes en la sesión del cabildo de Aguascalientes. El regidor Enrique Sánchez Valdez mencionó nuevamente a Next Energy y otras empresas de electricidad, criticando que los recursos federales se usen para pagar deudas millonarias.
El regidor Abdel Alejandro Luévano Núñez, por su parte, cuestionó el presupuesto destinado a combustible, señalando que los vehículos están en pésimas condiciones y que esto pone en riesgo a los trabajadores. Incluso sacó una cartulina con cifras, pero nadie pudo leer nada porque era ilegible. Desde Morena advirtieron sobre casos en Baja California donde firmantes de contratos con Next Energy ya están en prisión, insinuando que algo similar podría suceder en Aguascalientes. Ah, y Marta Márquez llegó tarde.
Haciéndose bolas a contra reloj
Al Instituto Estatal Electoral se les está haciendo bolas el engrudo, y con razón: recientemente se discutió el presupuesto en el Congreso del Estado, y, lejos de recibir el esperado incremento por aquello de las elecciones, les llegó una reducción. Sí, leyó usted bien, una reducción, un decremento, menos lana, vaya. Así que ahora tendrán que enfrentar la elección con recursos reducidos. Pero bueno, ya sabemos que en tiempos de austeridad hasta la democracia debe apretarse el cinturón, ¿qué podría salir mal?
¿Qué es lo que va a pasar?
¡Muy sencillo! Van a venir recortes presupuestales, lo que implica que hay personal al que respetuosamente se le pedirá que deje la institución… a.k.a. serán despedidos. En la sesión de ayer hubo un tema particularmente debatido: el nombramiento de la nueva secretaria ejecutiva. Las opiniones estuvieron divididas, con argumentos a favor y en contra, en una discusión que se extendió por más de tres horas. El punto central fue decidir por qué optar por una consejera y no por otra, un tira y afloja que dejó claro que, cuando se trata de consenso, todavía queda mucho por aprender.
Tal parece que el mensaje se les manda
A la nueva secretaria ejecutiva le tocará lidiar con el espinoso tema de las elecciones del Poder Judicial, aunque serán unas elecciones claramente castigadas. Por otro lado, Morena no perdió oportunidad para quejarse de la falta de reglamentación previa, señalando, por ejemplo, que algunos jueces que no quedaron en las ternas no pueden siquiera impugnar. Una de las consejeras respondió que los procesos ya están en marcha, pero, lamentablemente, de forma atropellada, con legislaciones locales y federales avanzando a marchas forzadas. Será un desafío importante para la nueva secretaria ejecutiva, quien, en coordinación con los consejeros y el equipo operativo, tendrá que evitar que esto termine siendo una simple elección de trámite.
Preservar la vida partidista y la democracia
El mensaje que los diputados enviaron al Instituto Estatal Electoral fue contundente: no hubo comunicación, no hubo trabajo previo, y ahora tendrán que lidiar con esta elección bajo sus propios términos. Habrá que ver qué resultados salen de este proceso, pero lo que está claro es que la misión del Instituto, esa de contribuir al desarrollo democrático y fortalecer el régimen de partidos, se ve complicada. Especialmente porque ahora hay cuatro nuevos partidos “chiquillos” que mantener: el PRD en su versión local, Movimiento Laborista, Poder y Alternativa Social, y Alianza por la Prosperidad. La señal fue entendida. La presidenta del Instituto se ve preocupada, lo mismo que varios consejeros: algunos votaron a favor del reciente nombramiento, otros en contra, pero todos parecen operar bajo la presión de este contexto. Y el mensaje de fondo es innegable: no hay colaboración entre los poderes.