Donald Trump acaba de anunciar que Ronald Johnson, un veterano de la CIA con más de 40 años de experiencia en operaciones antiterroristas y combate al narcotráfico, será el próximo embajador de Estados Unidos en México.
Perfil de Ronald Johnson
Johnson ha tenido una carrera destacada en el ámbito de la seguridad nacional. En 2019 fue designado embajador en El Salvador durante la primera administración de Trump, y trabajó estrechamente con el presidente salvadoreño Nayib Bukele para reducir la migración y delitos violentos.
De acuerdo con su perfil, habla español y tiene una licenciatura en Ciencias de la Universidad del Estado de Nueva York y una maestría en Ciencias de la Universidad Nacional de Inteligencia.
Entre 1984 y 1998, sirvió en el ejército de los Estados Unidos, más tarde se retiró como coronel de las fuerzas especiales. Asimismo, sirvió en la Guardia Nacional del Ejército de Alabama, donde se enlistó como soldado raso en 1971 y alcanzó el rango de capitán antes de pasar al servicio activo en 1984.
Sin embargo, su enfoque ha sido criticado por ignorar las denuncias internacionales sobre detenciones arbitrarias, abusos policiales y el debilitamiento de las instituciones democráticas en El Salvador.
¿Qué tan buena es esta noticia para México?
Como embajador en México, Johnson tendrá la tarea de frenar los flujos migratorios y el tráfico de fentanilo, lo que podría reforzar un enfoque militarista que prioriza los intereses estadounidenses sobre los derechos humanos y la estabilidad regional.
Además, la designación de Johnson ocurre en un contexto de fuertes tensiones entre México y Estados Unidos. Con el gobierno de Trump presionado a México para que implemente políticas más estrictas contra la migración y el tráfico de drogas, la cosa no parece pintar tan bien.
Para ojos de muchas personas, el nombramiento de Johnson es una advertencia clara de que las prioridades estadounidenses dictarán nuevamente el rumbo de la relación bilateral entre ambos países. Lo cual podría generar desafíos para el gobierno mexicano, que tendrá presiones para implementar políticas, aunque eso implique, como apuntan analistas, que no se alineen con sus propios intereses y valores.